Las Entrevistas de El Gráfico

2002. Trotta: “Ramón Díaz solamente puede dirigir en River”

En plena crisis de la Selección Argentina, surgían nombres como el de Ramón Díaz para dirigir al combinado nacional, pero Roberto Trotta no consideraba que el riojano fuese una buena opción.

Por Redacción EG ·

09 de octubre de 2019

-¿En Mé­xi­co los ár­bi­tros ya te tie­nen fi­cha­do?

–Y… yo jue­go igual en to­dos la­dos. Aun­que acá vi po­cas ro­jas. En es­te fút­bol no se pue­de pro­tes­tar, y yo soy de ha­blar­le al ár­bi­tro du­ran­te to­do el par­ti­do. Los jue­ces sa­ben que soy di­fí­cil, en eso no cam­bié. Ju­gar acá es bár­ba­ro. El fút­bol se to­ma de otra ma­ne­ra, con más tran­qui­li­dad. La gen­te que va a la can­cha es muy agra­da­ble y siem­pre apo­ya al equi­po. Aun­que pier­das, siem­pre te­nés hin­chas en la puer­ta pi­dién­do­te au­tó­gra­fos.

–Ba­bing­ton con­fe­só que re­ci­bió una in­cen­ti­va­ción cuando Hu­ra­cán le arrui­nó el cam­peo­na­to a Ri­ver. Vos es­tu­vis­te en el pri­me­ro…

–No me sor­pren­de pa­ra na­da. In­cen­ti­va­ción hu­bo siem­pre y, has­ta que no se in­ves­ti­gue, va a seguir exi­si­tiendo. En la Ar­gen­ti­na se de­nun­cian las co­sas pe­ro nun­ca se in­ves­ti­gan. Ba­bing­ton lo úni­co que hi­zo fue de­cir pú­bli­ca­men­te al­go que to­dos sa­be­mos y que na­die quie­re re­sol­ver.

Imagen Tras este gol a Newell’s, en el Clausura 97, ¨Francescoli me corrió a mí, por única vez¨.
Tras este gol a Newell’s, en el Clausura 97, ¨Francescoli me corrió a mí, por única vez¨.

–¿Qué sen­tís cuan­do te nom­bran a Chi­la­vert?

–Na­da, no sien­to na­da. El nom­bre de Chi­la­vert só­lo me trae a la ca­be­za dos re­cuer­dos: fue un gran ar­que­ro y, al mis­mo tiem­po, al que le hi­ce el me­jor gol de pe­nal de mi vi­da, por el Clau­su­ra 2000, en Li­niers, cuan­do lo tu­ve que pa­tear dos ve­ces y en la se­gun­da se la pi­qué. Na­da más. Fue un gran ar­que­ro.

–Pa­se­mos a Ri­ver. El equi­po vie­ne de tres sub­cam­peo­na­tos se­gui­dos, ¿por qué creés que se da?

–Por­que me fui yo… No, en se­rio, creo que Ri­ver su­frió el des­gas­te de lu­char en el cam­peo­na­to y en la Co­pa y eso lo per­ju­di­có. Siem­pre es­tu­vo en la lu­cha, pe­ro no se pu­do man­te­ner. Es­te año, por suer­te, se le va a dar... por­que tie­ne ex­ce­len­tes ju­ga­do­res.

–¿Y el téc­ni­co?

–Tie­ne mu­chí­si­ma suer­te. Ramón Díaz só­lo pue­de di­ri­gir en Ri­ver por los ju­ga­do­res que hay. Es el téc­ni­co de los me­jo­res ju­ga­do­res del país, no le bus­que­mos otra ex­pli­ca­ción. Qui­sie­ra ver­lo en un equi­po co­mo Chi­ca­go o Es­tu­dian­tes.

–En estos días se lo nombra como posible sucesor de Bielsa en la Selección. ¿Cómo lo ves?

–Noooo (risas), pará, en serio, no lo veo para nada. Sólo dirigió en River y le falta experiencia. Para mí, el técnico de la Selección tendría que ser Bianchi.­

–¿Có­mo era tu re­la­ción con Ramón?

–Al prin­ci­pio, nor­mal. Nun­ca fue de char­lar con los ju­ga­do­res. Des­pués, la co­sa se trans­for­mó en una re­la­ción tí­pi­ca de una per­so­na que quie­re ju­gar y al­guien que no lo de­ja. Yo ten­go mi tem­pe­ra­men­to y si ha­go las co­sas bien co­mo pa­ra que me pon­gan y no lo ha­cen, me fas­ti­dio. No me gus­tan las in­jus­ti­cias y me­nos si vie­nen de una per­so­na co­mo él.

Imagen La fiereza en el rostro. Siempre con los dientes apretados, el capitán Trotta, en el Atlante.
La fiereza en el rostro. Siempre con los dientes apretados, el capitán Trotta, en el Atlante.

–¿Te fuiste de Ri­ver por­que eras un lí­der ne­ga­ti­vo?

–Es­tu­ve dos años y me­dio, y en el úl­ti­mo cam­peo­na­to fui el ca­pi­tán. Lí­der ne­ga­ti­vo o no, fui un re­fe­ren­te en el plan­tel. Qui­zás a al­gu­nos di­ri­gen­tes eso no les gus­tó y ha­bla­ron de más. In­ven­ta­ron co­sas so­bre mí o in­ten­ta­ron en­su­ciar mi nom­bre. Cuan­do lle­gué a Mé­xi­co, en vez de pre­gun­tar­me so­bre mi jue­go, la pren­sa apun­ta­ba a mi ca­rác­ter y a los pro­ble­mas que ha­bía te­ni­do en la Ar­gen­ti­na. Igual­ pu­de re­ver­tir esa ima­gen y con­se­guí una muy bue­na re­pu­ta­ción.

–De Ri­ver te fuis­te mal, con muchas ex­pul­sio­nes. ¿Creés que te pa­sa­ron la fac­tu­ra por eso?

–No creo, por­que no le de­bía na­da a na­die. Yo ten­go mi es­ti­lo, jue­go siem­pre al lí­mi­te. A ve­ces ten­go la ma­la suer­te de ser ex­pul­sa­do y eso coin­ci­dió con mi sa­li­da del club. Va­rios di­ri­gen­tes se aga­rra­ron de mí pa­ra sal­var­se en un mo­men­to jo­di­do de Ri­ver, des­pués de per­der varias veces con Bo­ca.

–¿Las crí­ti­cas te res­ba­lan o te ayu­dan a me­jo­rar?

–Lo que di­gan de mí no me mue­ve un pe­lo, me da exac­ta­men­te lo mis­mo. Siem­pre tu­ve una for­ma de ser y na­die me va a cam­biar. Cualquiera pue­de co­men­tar lo que quie­ra, pero yo no les doy bo­la.

–¿Qué opi­nás de la si­tua­ción ac­tual de Car­det­ti?

–Es tí­pi­co de la Ar­gen­ti­na. Cuan­do un ju­ga­dor no pue­de arre­glar su con­tra­to lo man­dan a en­tre­narse con la Quin­ta. Mar­tín no es un ju­ga­dor co­mo pa­ra man­dar a las in­fe­rio­res, fue el go­lea­dor del cam­peo­na­to pa­sa­do. Igual­men­te, no creo que Ra­món lo quie­ra en el equi­po. Eso me sue­na co­no­ci­do, ¿no?

–¿Qué ha­rías si te to­ca vi­vir una si­tua­ción así?

–Ya me hu­bie­ra ido. No po­dría en­tre­nar con pi­bes de quin­ce años y es­tar en un club don­de sé que no voy a ju­gar. Car­det­ti es­tá vi­vien­do lo mis­mo que vi­ví yo: Ra­món Díaz no lo quie­re y no lo va a po­ner, arre­gle el con­tra­to o no.

–Ca­si to­dos los ju­ga­do­res que se fue­ron de Ri­ver ha­bla­ron mal de él. ¿Por qué tan­ta bron­ca?

–Una de dos: o es un ti­po jo­di­do o to­dos los que tu­vi­mos pro­ble­mas con él es­ta­mos mal de la ca­be­za. Si va­rios lo cri­ti­can es por­que de­ben te­ner ra­zón. Es más, has­ta se po­dría ar­mar un equi­po de on­ce: “Los Bo­rra­dos por Ra­món”. ¿Qué tal?

–Una vez di­jis­te que no dis­fru­ta­bas en una can­cha de fút­bol. ¿Cam­bió al­go de eso?

–Lo di­je cuan­do me pre­gun­ta­ron si me to­ma­ba el fút­bol co­mo una di­ver­sión, co­sa que no ha­go. Tra­to de en­trar a la can­cha lo más con­cen­tra­do po­si­ble y no hay lu­gar pa­ra di­ver­tir­se. Pri­me­ro in­ten­to ha­cer lo que me pi­de el téc­ni­co, que es ga­nar. Ga­nar a cual­quier pre­cio. Y si el par­ti­do va 3 a 0... qui­zás se me es­ca­pa al­gu­na son­ri­sa.

–Vas en un bar­co y es­tán Chi­la­vert, Ga­lle­go y Ra­món en el agua. ¿A quién le das la ma­no y a quién le ti­rás el úni­co sal­va­vi­das que hay?

–Le doy la ma­no a Ga­lle­go.

–¿Y el  sal­va­vi­das?

–Mmmmmm… Se lo ti­ro a Chi­la­vert.

Imagen Ramón Díaz fue un gloria de River, como jugador y también como director técnico
Ramón Díaz fue un gloria de River, como jugador y también como director técnico

–¿Y Ra­món?

–(Piensa) Que se aga­rre de Chi­la. Y si no lle­ga, que em­pie­ce a na­dar. Mal no le ven­dría.

 

 

Por Tomas Ohanian (2002).