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Cuando Morquio convivió con la muerte: "Estuve tres días desaparecido"

"Los rusos me secuestraron", contó el ex defensor uruguayo, que jugó hace 20 años atrás en Uralan Elista.

Por Redacción EG ·

12 de mayo de 2023

SEBASTIÁN MORQUIO, un trotamundos del fútbol, tiene un cúmulo de historias para contar, sobre todo porque jugó en varios clubes y, además, tuvo momentos de apremio en su vida personal.

Parte fundamental de aquel recordado equipo de Huracán que ascendió en 2000, el ex defensor uruguayo, quien incluso llegó a estar preso durante un mes -en 2021 pidió trabajo a través de las redes sociales-, debutó en Nacional de Montevideo en 1996 y construyó un derrotero que incluyó varios clubes clubes del ascenso y otros de Rusia, de Ecuador, de Perú y de Chile.

El ex marcador central rememoró una historia muy particular que tuvo lugar justamente durante su corta estadía en Rusia, en 2003, cuando vistió la camiseta de Uralan Elista.

"¿Sabés cuántas veces vi un fierro en la cabeza? Si los rusos me secuestraron; estuve tres días desaparecido y me gatillaron en la cabeza", recordó Patota Morquio durante su visita al ciclo El loco y el cuerdo, conducido por el periodista Flavio Azzaro y el ex dirigente Andrés Ducatenzeiler.

"Les faltaba un palo verde, yo había sido convocado a la Selección de Uruguay y me quería ir", contó quien había sido citado para los dos primeros partidos de la Celeste, dirigida entonces por Juan Ramón Carrasco, en las eliminatorias rumbo al Mundial de Alemania 2006.

El entrenador uruguayo pretendía tener a los jugadores para entrenarse en el país, pero los rusos no querían dejar salir a Morquio porque en la previa no había Fecha FIFA. "Yo me quería ir, era la Selección, no me importaba nada. Dejé dos años y medio de contrato", dijo Patota.

Y ahí comenzó el relato: "Un día cayeron dos autos a las doce de la noche. Me dijeron que agarrara los bolsos, me pusieron los rrofie (sic) en la cabeza, pegué un grito para que le avisaran a mi vieja y que llamara al cónsul. Me llevaron y estuve tres días desaparecido".

Y siguió: "Fueron tres días en el auto. Me daban una caja de cigarros, me ponían arriba del volante y me gatillaban con una 38. La primera vez era un bebé. La segunda... ufff. Y la tercera ya le dije: 'Poné la bala, ya está'. Fueron tres días. Fueron casi dos mil kilómetros hasta llegar a Moscú".

¿Cuál era la razón del secuestro? Morquio lo narró: "Les faltaba un palo verde, pensaban que lo tenía yo y me estaba yendo. Pusieron un palo verde para comprarme y si yo me iba querían el palo verde de vuelta. Y yo no lo tenía. Estaba cómodo en Rusia: ganaba bien, había buenos premios. Cuando me chupó el cónsul le pregunté en qué hotel paraba. Y me dijo: '¡A mi casa! Te quieren limpiar'. Con seguridad me acompañó hasta adentro del avión".

Pasó el tiempo, Morquio fue varios meses a jugar a Alianza Lima de Perú y luego volvió a la Argentina, ya en 2004, para vestir la camiseta de El Porvenir. "Los rusos no se olvidan. Me llamaron en 2004 y me dijeron que estaban en el Sheraton. Me citaron, me acompañó el Loco Montenegro que venía haciendo una movida para que yo me fuera a Ecuador. Cuando llegamos estaba el segundo entrenador, que era el entrenador de la Selección de Rusia. Imaginate los chanchullos", contó.

Y la historia terminó de este modo: "Cuando llegamos me dijeron: 'Te queremos pedir disculpas. Te seguimos durante un año y vos la plata no la tenés; te manejás muy bien. Con vos terminó: quedate tranquilo que no te va a pasar nada'. Y me pidieron que los llevara a ver a Boca, a ver a Huracán...".

¿Y quién tenía la plata?: "Parece que la tenía el segundo entrenador. Tuvo problemas y no lo volvieron a ver. Menos pregunta Dios y perdona, pa".

 

La historia, en primera persona

 

Cuando Patota Morquio coqueteó con la muerte en Rusia.
 

 

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