Argentina campeón: un cuento de Eduardo Sacheri en primera persona
Imperdible relato del escritor sobre cómo atravesó la definición por penales en la dramática final contra Francia en su Castelar natal.
EN EL MARCO DEL LANZAMIENTO DE "El camino a la gloria", el libro oficial de la AFA editado por El Gráfico para conmemorar la Copa del Mundo Qatar 2022, se llevó a cabo una charla en la Feria del Libro moderada por Juan Pablo Varsky de la cual participaron figuras como Daniel Arcucci, Leonardo De Pinto, Gastón Edul, Enrique Macaya Márquez y Eduardo Sacheri.
En “Cuando el periodismo deportivo y la literatura traducen en palabras nuestra pasión”, Eduardo Sacheri, escritor, profesor, guionista e hincha de Independiente, fue consultado sobre cómo vivió la definición cinematgráfica de la conquista de Argentina en Qatar.
"Cuando vos escribís una historia de ficción, la verosimilitud es clave. Lo que nunca tiene que pasar, ni cuando estás leyendo un libro, ni cuando ves una película, es que vos, lector, espectador, pongas esta cara (tira la cabeza hacia atrás y hace una mueca).... Si vos llegás a ese punto, se arruinó. Se arruinó el pacto entre la película o el libro y vos. Es totalmente inverosímil". respondió en primera instancia Sacheri.
Lo que comenzó como una anécdota personal resultó un cuento que merece ser transcripto de manera casi literal.
"Sufría como un condenado, básicamente. Mirá, los penales no los vi. Como con Holanda, que me había sentido casi igual de impotente porque esa era la sensación.
Con Holanda yo sentí que estaba mal que se hubieran jugado 100 minutos los que se jugaron. Estaba mal que nos hubieran empatado. Estaba mal moralmente, no sé si me comprendan. Cuando vos perdés, y perdés bien, te da bronca, pero no te indigna. O a mí al menos me pasa eso. Si me ganan bien, yo no me indigno. Yo sentía, al final del partido con Holanda, que me hubiera indignado quedarnos afuera, porque estaba mal. Mal porque habíamos sido mejores.
No los vi a los penales, bajé a una plaza, lo estaba viendo en lo de mi hijo. Lo peor es que yo bajo del departamento de mi hijo y escucho un grito. Cuando sos futbolero te das cuenta: atajó el Dibu, no es un grito de gol. Sigo caminando y vuelvo a escuchar lo mismo. Digo, no puede haber atajado dos, pero claramente sí. Después escucho un largo silencio y digo, esto se empiojó. Es el de Enzo. Y entonces después escucho el grito.
Pero cuando es con Francia, termina esa cosa descomunal del alargue, 3 a 2, 3 a 3, la de Dibu a los 123, les digo a mis hijos y a mi mujer, bueno, yo voy bajando. Me meto en el auto. Digo, no quiero estar en la calle por si malinterpreto las señales. Me acordé de un gran cuento de Soriano que se llama la observación de los pájaros. Si no lo leyeron, léanlo. Tiene que ver con esto de seguir un clásico Central-Newell's recorriendo Rosario. Es un cuentazo. Digo, mirá si yo me creo que salimos campeones y no salimos campeones. Era gravísimo.
Me meto en el auto, pongo música a todo lo que da, yo soy de Castelar, domingo 3 de la tarde nunca hay nadie, imagínense en esa situación. Me pongo a andar con el auto, el auto vibrando por la música porque no quiero escuchar nada, faltaban los fardos de pasto dando vuelta, era el único que estaba en 100 km de la redonda. Pero entro a mirar los minutos, claro, ¿cómo calculas una definición por penal? Son 5, esta fueron 8 minutos, las vi después mil veces, pero digo, che, no sale nadie.
Hasta que en una calle del barrio veo un flaco, sale de una casa, jardín delantero, reja, bandera anudada, pero está cara el flaco (sin expresión). Paro el auto, pero digo, 'no, tengo que saberlo'. Paro el auto, bajo la ventanilla... ...Y le hago así, le hago el gesto (da un movimiento de cabeza hacia arriba). Y el flaco me hace... (responde con el mismo gesto). Digo, ¿cómo salimos? Ah, ¿no te enteraste?
Yo creo que el hijo de puta me conocía, me odiaba y por eso... Me mete la mano por la ventanilla y dice... Somos campeones del mundo.
Respondiéndote... Ves que para contártelo te lo tengo que bajar a una nimidad mía. No te puedo hablar del partido. No hay manera de narrarlo. Vos fijate como tenés que bajar a la pequeñez de la vida común de cualquiera de nosotros, porque en lo grande vos decís... Nah".
FOTO DE PORTADA: GONZALO COLINI