Qué le pidió Maradona a Del Potro tras la final de la Copa Davis
El recuerdo de la histórica celebración luego de la conquista de la ansiada ensaladera en noviembre de 2016, con Diego como hincha número uno.
DIEGO MARADONA está en todos lados y por eso no sorprendió que se haya colado en uno de los grandes recuerdos que trajo a la actualidad Juan Martín Del Potro, en medio de su presencia en el Masters 1000 de Madrid.
El tandilense, que jugó su último partido oficial el 8 de febrero de 2022, cuando cayó con su amigo Federico Delbonis en la primera ronda del ATP de Buenos Aires, se dedicó esta semana a pasear por Madrid y a disfrutar del torneo en el que llegara a las semifinales en la edición del polémico polvo de ladrillo azul.
En aquel momento comunicó que pondría una pausa en su carrera, al menos hasta que pudiera solucionar los problemas en su rodilla derecha que le trajeron dolores incluso en la vida cotidiana. En aquel momento decidió no utilizar la palabra "retiro".
Ahora, más amigado con su realidad, se dedicó este año a asistir a algunos torneos como el de Miami y, esta semana, el de Madrid. En la capital española se sentó a hablar en profundidad sobre su carrera y algunos recuerdos en el podcast oficial del certamen.
En esa conversación rememoró la conquista de la Copa Davis 2016, la única de la historia de la Argentina, en la que se erigió como una pieza clave. Y recordó, sobre todo, la presencia de Maradona como hincha número uno en el Arena Zagreb durante la serie ante Croacia.
"Diego fue un gran amante del deporte argentino: siempre que podía con cada deporte y con cada atleta, estaba presente. Apoyaba mucho y le gustaba estar cerca del deportista, en el vestuario, en el hotel, en las cenas. Tenía acceso a lugares que otra gente no y, obviamente por ser Diego, para nosotros era súper bienvenido", contó Del Potro.
Y revivió los momentos que pasaron tras las jornadas de entrenamiento y de los partidos: "Diego se fue a Croacia, a la final de la Copa Davis; sabía que Argentina nunca la habpia conseguido y que habíamos perdido finales. Pero estuvo ahí, todos los días. Fue súper respetuoso: sabía que el momento de encuentro era al final de los partidos, ya en el hotel un ratito para saludarnos, pero cuando ganamos se metió al vestuario con nosotros".
Una vez consumada la victoria por 3-2 ante los croatas, Diego se metió en el vestuario para celebrar el título mundial de la Argentina y le hizo un pedido especial a Del Potro.
"En medio del festejo en el vestuario Diego me felicitó y yo le di mi camiseta, con la que había ganado, para que la tuviera porque juntaba cosas de todos los deportistas. La recibió y me dijo: 'Gracias, Delpo, la voy a guardar en un lugar muy especial, pero dame la raqueta'. Entonces se llevó la camiseta y la raqueta; todo lo que Diego quería había que entregarlo. Ya éramos campeones y estábamos felices", recordó el ex número tres del mundo.
El año pasado, en un evento ante la presencia de este medio, Del Potro había revelado detalles de aquella conquista en Croacia y de las vivencias en la Copa Davis, que no siempre habían sido felices.
“Hay que aprender a sufrir para después disfrutar del logro. En Argentina con la Davis se generaba algo muy especial. Cualquier chico del mundo te dice que quiere ganar Wimbledon, ganar el US Open o ser número uno; no menciona la Copa Davis. Nosotros, como buenos argentinos, queríamos lo que no teníamos. Yo estaba top 5, tenía medallas, pero no alcanzaba porque no teníamos esa copa. La trayectoria en la Copa Davis me había dolido muchísimo, porque también había perdido dos finales y me habían pasado cosas no muy lindas. Pero tenía que poner en la cancha lo que había aprendido de los errores del pasado: aprender del entorno, escuchar a mis compañeros, aprender del capitán”, contó.
Y sentenció: “Nosotros convivimos todo el año con nuestro propio equipo y, de repente, vamos una semana a la Copa Davis y tenemos que entrenarnos cuando el otro no quiere o comer cuando dice el capitán. Es atípico. En la Copa Davis el capitán tenía que lidiar con un montón de egos, de problemas, de temas de programación, de viajes. Pero Orsanic, que fue nuestro gran capitán, tuvo ese plus de inteligencia y capacidad para saber escuchar. Supo ponerse en ese lugar y decir: ‘Ellos necesitan a su equipo, no me necesitan a mí. Yo acompaño, yo sumo, no impongo reglas’. También tuve grandes compañeros: yo les pude contar malas experiencias que había tenido para poner la copa, lo deportivo, por delante de todo. Todo era con buena cara, con alegría: nuestro objetivo era volver con la copa. Por eso la logramos”.