Copa América 2011

Messi y Argentina transformaron la noche en un festival: 3-0 y a cuartos de final

Ante Costa Rica, la Selección mejoró notablemente los déficit de los primeros partidos, provocó no menos de 20 situaciones claras y Leo la rompió. Dos de Agüero y uno de Di María, para pasar de ronda.

Por Redacción EG ·

11 de julio de 2011
Imagen MESSI TUVO UNA actuación sobresaliente. Fue el gran líder que el equipo necesitaba. (AFP)
MESSI TUVO UNA actuación sobresaliente. Fue el gran líder que el equipo necesitaba. (AFP)
CORDOBA (Enviado especial).- Fue la fiesta tan esperada. El arranque de un equipo que pedía a gritos ensamblarse. Fue la noche en la que Argentina, por fin, puso play. Como esa bandera que lo reclamaba. Y la Selección se terminó floreando, 3-0 y a cuartos de final. El rival fue una Costa Rica aguerrida, que se le plantó bien pero le resistió sólo un tiempo.

@ContRelI@La Selección tuvo al menos 20 situaciones claras de gol. Por momentos fue una aplanadora. Hay mucho mérito en el revitalizado ataque argentino, con Higuain y con Agüero. Pero el que tomó la posta fue Messi, que jugó un partido soberbio, partiendo desde la derecha pero muchas veces arrancando también por el medio.

En la primera media hora, cuando al equipo todavía el partido le costaba, Gago tocó y recuperó, empujó y buscó los espacios. Las situaciones comenzaron a llegar: necesitó 12 chances Argentina hasta poder marcar el 1-0. Fue precisamente ante un disparo de Gago que sorprendió al arquero Moreira, quien atinó a atajar a contrapierna. La pelota le cayó a Agüero, que sólo tuvo que tocar al gol con el arco libre. Fue el gol del alivio en el momento justo. Un entretiempo 0-0 habría sido difícil de manejar.

En el segundo tiempo, todo se convirtió en un recital a capella de Messi. Toda acción ofensiva pasó por sus pies, toda acción ofensiva terminó bien hilvanada, gracias a un manejo perfecto del timing para el pase filoso y las asistencias justas. Leo dejó media docena a sus compañeros de cara al gol. Y así, precisamente, llegaron los otros dos del equipo. Primero con Agüero, tocando con toda la tranquilidad que no había tenido en el primer tiempo; después con Di María, en una de sus pocas escaladas hasta el área rival, por la zona que más conoce y con el zurdazo arriba al primer palo.

Los cuatro cambios de Batista funcionaron. De todos, el que más sorprendió es el de Di María, que jugó prácticamente de enganche, detrás de los tres delanteros. Higuain demostró tener gran presencia en el área, aunque estuvo cruzado para la definición y se perdió media docena de situaciones. Agüero también se insertó con todo lo bueno que había amagado en aquel ingreso ante Bolivia y volvió a demostrar que es el que más y mejor se entiende con Leo. 

El equipo de Batista mejoró en casi todas sus falencias mostradas en los primeros dos partidos. Aún quedan por resolver algunas distracciones de Milito, el único que jugó el partido por debajo de los seis puntos.

Acaso sólo haya faltado el gol de Lionel, como para terminar con esa estadística que pesa: 15 partidos por competiciones oficiales sin hacer un gol. Pero jugando como esta noche, el gol de Messi será sólo un detalle dentro de una mesa en la que nunca faltará el fútbol.

Ahora, la Selección deberá saber que empieza otra Copa, olvidarse de la traumática primera fase y comenzar a construir desde esta actuación, sólida y convincente, contra un rival contra el que en los papeles no se permitía otro resultado, es cierto. Claro que hay formas y formas de conseguir una goleada. Y Argentina hoy salió airosa en el camino más difícil. Es, también, el que más ilusiones genera.

Martín Mazur