Conmebol Sudamericana

Cusco FC: el oro oculto del fútbol peruano que un argentino quiere hacer brillar ante Boca y River

Miguel Rondelli, entrenador de pasado en las inferiores de Vélez y en el fútbol ecuatoriano, se clasificó a la Sudamericana con los Dorados. En diálogo con El Gráfico, relata su carrera y traza objetivos.

Por Pedro Basla ·

30 de diciembre de 2024

La temporada en Perú finalizó a principios de noviembre: Universitario, uno de los clubes con más tradición en el fútbol incaico, se adueñó del Apertura y el Clausura, por lo que fue el campeón del año. En el quinto lugar, clasificado a la Sudamericana, finalizó Cusco FC, equipo conducido por Miguel Rondelli, quien hace casi cinco años dejó las inferiores de Vélez y se fue a iniciar su carrera en primera división lejos de Argentina, casi como un mochilero del deporte.

Su promisoria carrera como DT no es casualidad: siempre tuvo bien en claro que, por más que no llegara a la máxima categoría, el fútbol no se terminaba ahí y podría desarrollarse en actividades paralelas relacionadas. “No termina en ser jugador o no, para eso hay que estar tocado por la varita mágica; hay un montón de aristas que te pueden llevar, sabía que no tenía demasiadas virtudes, pero siempre me destacaban que era muy táctico, que entendía bien el juego. Como juvenil, pasé de Vélez a All Boys y después a General Lamadrid, ahí dije 'esto no es para mí'”, explica.

Terminó el secundario y fue a anotarse a la escuela de técnicos en AFA, pero no pudo por ser menor de 25 años. Para complementar su futura profesión, estudió el profesorado de informática. “Se veía que el fútbol se orientaba a esos programas, era una herramienta que me podía aportar cosas que no tenía. Dar clases me sirvió para pararme delante de un grupo y planificar ciertas tareas. El curso de técnico en Argentina es muy bueno, pero creo que se le da poco interés a la pedagogía y didáctica. Como formadores tenemos que generar que a los chicos les encante jugar al fútbol y guiarlos como personas”, subraya.

Imagen Universidad Católica, el club en el que comenzó su carrera como entrenador de profesionales.
Universidad Católica, el club en el que comenzó su carrera como entrenador de profesionales.
 
En 2019, el conjunto de Liniers hizo una reestructuración en divisiones juveniles y recaló en el departamento de metodología, aunque él quería dirigir. De repente, llegó el llamado de Marcelo Romano para dirigir la Reserva, Sub 18 y Sub 16 de Universidad Católica de Ecuador, club en el que se profesionalizó mucho el trabajo en inferiores. “Cuando nosotros llegamos, el modelo de formación era no apostar; sólo lo hacía Independiente del Valle y Liga, y los que no firmaban primer contrato caían ahí. Se vivía de las sobras y se ahorraba mucha plata. La competencia constante es lo que hace fuerte al fútbol argentino para formar, es lo que hace que el jugador crezca. Si hay dos o tres equipos que apuestan, se enfrentan entre sí dos o tres veces al año, es muy poco. Que varios equipos en Ecuador hayan comenzado a destinar fondos a los chicos engendró esta generación dorada”, observa.

El deseo primario fue formarse como entrenador solamente para dirigir divisiones formativas y pasó a conducir planteles profesionales en Universidad Católica casi sin proponérselo. “El entrenador renunció de sorpresa y me pidieron una mano para dirigir los últimos cuatro partidos del año. Como ganamos tres partidos y empatamos uno, clasificamos a la Libertadores 2022 y nos propusieron continuar para llevar adelante un recambio de jugadores”, revela.

 

Imagen Emelec fue el club más grande que dirigió, pese a que su etapa no fue buena por la crisis dirigencial que atraviesa.
Emelec fue el club más grande que dirigió, pese a que su etapa no fue buena por la crisis dirigencial que atraviesa.
 
Después de hacer una campaña histórica, en la que el conjunto de Quito finalizó segundo en la tabla anual, saltó a Emelec en 2023, uno de los más grandes del país. A dos años de esa experiencia, la recuerda con honores: “Fue como hacer un máster, no nos fue bien, pero tengo sensaciones encontradas. Con jugadores consagrados tuvimos un gran trato. Me dejó la enseñanza de siempre ver cuál es el proyecto deportivo al que voy a trabajar, porque estaba en un período de recambio dirigencial en ese momento y cada vez está peor. Nos dejamos llevar por el nombre. Nos pasó que apareció un jugador en un entrenamiento que no sabíamos quién era y después nos notificaron que lo habían incorporado sin consultar”.

A principios de año se hizo cargo de Cusco FC (NdR: ex Real Garcilaso, cambió de nombre y de colores de camiseta). “Llegué acá por recomendación de Jorge Célico. Cuando hablé con la directiva, me dijeron los otros dos nombres que eran alternativas a mí y no tenían nada que ver con mi manera de jugar, habían llegado por representantes en común. Había que establecer las líneas del club. Tanto esta institución como Universidad Católica no se parecen en nada a los clubes del fútbol argentino. Tienen dueño, no presidente, son clubes chicos, no tienen socios que voten”, diferencia.

Aún con la buena campaña en territorio incaico, que le permitió soñar en algún momento con ganar la segunda etapa y superó todas las expectativas, remarca las desemejanzas de la Liga 1 con la Primera División argentina: “Termina el año y todos los planteles se desarman. Salvo los grandes, no tienen continuidad los planteles, por lo que si querés aspirar a algo es complicado”.

Vasto conocedor de la situación de las formativas en tres de los países destacados de Sudamérica, critica el modelo que se usan muchas instituciones del fútbol peruano: “A nosotros nos toca estar en Cusco y la competencia no es buena, juegan todas escuelitas de fútbol. Después pasan cosas como que Unión Comercio licenció a todo el plantel, ya descendido, y se comió 12 con Sporting Cristal y siete con Cienciano. Yo sé que si juega la reserva de Vélez contra la primera de Boca va a perder, pero no se va a comer 12 goles. Hay equipos que no cumplen con la infraestructura ni proyecto, pero contratan jugadores y viven año a año. No se preocupan por formar”.

 

Imagen Clasificó a la Sudamericana con Cusco FC y desea quedarse más tiempo en el club.
Clasificó a la Sudamericana con Cusco FC y desea quedarse más tiempo en el club.
 
Con la ilusión a cuestas de probarse en el plano internacional, no se desespera y sabe que es clave ir de a poco, sin quemar las etapas que requieren las copas. “Al club no le convenía jugar la Libertadores, no sólo porque haya que pasar varias fases para llegar a los grupos, también por la poca experiencia de la mayoría del plantel. El proyecto tiene que ser paso a paso, no podés ir a la universidad sin haber pasado por la secundaria. Me gustaría enfrentar a Boca y River, este año uno jugó la Sudamericana, pero es difícil que vuelva a pasar. Quiero dirigir en escenarios como el Monumental, la Bombonera y el Maracaná”, afirma.

Con 46 años, disfruta su presente en Perú, donde continuará más tiempo: ya renovó hasta fines de 2026 y se siente a gusto. Para el futuro, sabe en los clubes que le gustaría entrenar. “Quiero dirigir Vélez o Huracán, soy del Globo pero ver al Fortín con todos los jugadores que van surgiendo, que conozco de chicos, me gusta. Me gusta el fútbol bien jugado; me identifico con Menotti, Cappa y Heinze. Cuando uno juega mejor, tiene más chances de ganar. Mi liderazgo parte desde el conocimiento: cuando el jugador cree en vos, entrega todo. A mí me gusta convencer y explicar los porqué”, asegura.

Imagen de Portada: Edición (Cusco FC)