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Boris Becker, a corazón abierto: "La cárcel es un castigo muy severo"

El alemán brindó una entrevista en la que dio detalles de cómo transitó sus días en prisión.

Por Redacción EG ·

04 de abril de 2023

BORIS BECKER conoció tanto la luminosidad de la gloria como la penumbra de las profundidades. El legendario tenista alemán es uno de los 28 jugadores masculinos capaces de alcanzar el puesto número uno del mundo. A lo largo de su brillante carrera ganó nada menos que seis títulos de Grand Slam: Wimbledon (1985, 1986 y 1989), el Abierto de Australia (1991 y 1996) y el US Open (1989).

En el All England se convirtió en el campeón más joven de la historia del torneo: tenía apenas 17 años y ya se había convertido en una estrella en ascenso. El éxito repentino, la presión, la desmedida confianza en sí mismo y demás características lo llevaron a incurrir en excesos que lo terminaron por condenar a varios meses de cárcel.

"La verdad es que cuando gané el torneo de Wimbledon 1985 a los 17 años fue un verdadero shock para todo el mundo, incluido yo mismo. En realidad nadie estaba preparado para eso, pero pienso que mi momento actual es reflejo de esa etapa. Son tantas las cosas que me pasaron a partir de aquel día que probablemente habría sido demasiado para cualquiera. En retrospectiva es posible que hubiera sido más sano ganar mi primer torneo a los 19 o a los 20 años. Pero con el diario del lunes todos somos genios. En el momento uno tiene que jugar con las cartas que le tocan y no las puede cambiar. Por lo que pasó en ese momento, en Inglaterra me llamaban ‘el joven maravilla’, ‘el chico que hace magia’, y la verdad es que no fue nada fácil", reflexionó Becker, en diálogo con La Nación.

En diciembre pasado Becker quedó en libertad luego de haber estado preso durante ocho meses en Londres, en la histórica cárcel de Wandsworth, edificada en el lejano 1851 y con una capacidad para 1500 personas. Había sido condenado a dos años y seis meses de cárcel por cuatro delitos financieros relacionados con su quiebra del año 2017 y cumplía la pena desde abril de 2022.

En principio debía cumplir la mitad de su pena en prisión antes de poder beneficiarse de una libertad condicional, pero fue liberado y fue deportado de inmediato a Alemania por no tener ciudadanía británica.

La paradoja de la vida: Becker cumplía su condena a sólo cuatro kilómetros del All England de Londres, donde tocó el cielo con las manos tres veces en Wimbledon. El tribunal británico lo había encontrado culpable por colocar fondos fuera del alcance de los acreedores de forma "deliberada y deshonesta" para evitar saldar sus deudas, que datan de 2017, año en el que declaró su propia bancarrota.

Imagen La cárcel de Wandsworth, en la que Boris Becker cumplió su condena.
La cárcel de Wandsworth, en la que Boris Becker cumplió su condena.
 
El alemán transfirió cientos de miles de euros cuando, según él mismo, estaba en quiebra. Los envíos fueron hacia las cuentas de su primera mujer Barbara Feltus y las de su segunda ex esposa Sharlely Lilly Kerssenberg. La condena también había sido por no declarar una propiedad en su ciudad natal de Leimen, en Alemania, y ocultar un préstamo bancario de 825 mil euros, además de acciones en una empresa del rubro tecnológico.

El ex entrenador de Novak Djokovic negó todos los cargos y alegó que había colaborado con el proceso de quiebra, instancia en la que ofreció hasta su propio anillo de casamiento. También sostuvo que las ganancias de su carrera se agotaron en su primer divorcio y en los costosos compromisos por su estilo de vida.

En la reciente nota también aclaró: "En primer lugar las cifras que circulan son totalmente falsas. No estoy diciendo que no tuviera dinero, tenía mucho, pero algunas de las cifras que mencionan son escandalosamente falsas. Y, en segundo lugar, creo que después de retirarse muchos deportistas siguen con el mismo estilo de vida y los mismos amigos de cuando jugaban, y eso cuesta caro y sus ingresos ya no son los de antes, así que tarde o temprano empiezan los problemas. Yo me di cuenta del problema demasiado tarde y tal vez también estaba rodeado de la gente equivocada, o estaba encandilado por el éxito y no quería ni enterarme. No perdés todo de la noche a la mañana; en mi caso fue un largo proceso de veinte años, terminé pagando el precio más alto y fui a la prisión, pero pienso que, gracias a eso, a la cárcel, hoy en día soy mejor".

Y amplió: "La cárcel es un castigo muy severo y se supone que así debe ser, y el que diga que la vida en la cárcel es fácil es un mentiroso. La vida ahí es durísima, es la supervivencia del más apto y cada día hay que encontrar la manera de sobrevivir. Eso me enseñó algo que quizás ya sabía pero que nunca había tenido que aplicar en la vida, y todo eso que aprendí me siguió ayudando cuando recuperé la libertad. Lo cierto es que fue muy, muy duro, pero ya hice las paces con esa parte de mi vida, acepté lo que pasó, y realmente espero haber aprendido".