Las Entrevistas de El Gráfico

1940. Leónidas: el diamante negro

Leónidas da Silva fue un baluarte de la lucha contra la discriminación en el fútbol, fue figura de la década del 30 en el fútbol brasilero y un goleador legendario. El Gráfico tuvo la oportunidad de entrevistarlo.

Por Redacción EG ·

05 de febrero de 2020

—¿Así que diste el gusto de jugar bien?

—Parece... No estoy muy seguro porque uno poco puede verse a sí mismo, pero hice un cachito más que la vez pasada. Siquiera sea para borrar un recuerdo malo por otro mejor. Es que nunca pude jugar en buen estado contra los argentinos. Cuando vine vez pasada con el combinado Flamengo-Fluminense, había hecho sólo un match, en Río después de una operación de apendicitis. Ni jugué bien ni podía entenderme con mis compañeros. Ahora, yo no iba a actuar porque el match se hacía en San Pablo. Igual concurrí porque se me consiguió el permiso. Había parado mi entrenamiento. Después, vine a Buenos Aires a último momento. En fin: dirán que jugué bien. Quizás pude hacer un poquito más de haber confiado en mí mismo, pero cuando se está medio fuera de forma hay cierto temor en las jugadas. De cualquier manera, si conseguí no defraudar a quienes me elogiaron, me alegro mucho. Es amable dejar un buen recuerdo en todos lados y, especialmente, en esta ciudad cuya superioridad futbolística es evidente.

Así me decía el negro Leónidas con su conversación fácil y más en castellano que en portugués. Después, agregó:

—Siempre los argentinos me trataron bien. Jamás sufrí un disgusto con ninguno. Hasta tengo amigos muy buenos, como el "sinvergüenza" del "chueco"...

—No lo cargues así que te llevó a cenar...

—Por eso lo digo... porque él sabía que ese plato formidable que me comí me iba a dejar de cama... 

Leónidas se ríe de la broma. La verdad es que es muy amigo con el "chueco" y por eso puede permitirse un chiste... aunque lo de la cena es cierto. Pasada la broma, me dice:

—Tenía ganas de verlo jugar bien al "chueco"... No quiero decirte con esto que tenía deseos de que ganaran los argentinos... ¡Eso no!... Pero me gusta ver jugar lindo a los amigos aunque sean rivales... Y esa noche del primer match por la Roca, me dí ese gusto. Lamenté profundamente la derrota y más por lo abultada, pero esa noche vi a un "chueco" superior al de otras veces... y se lo agradezco. Ahora tengo una opinión más firme de su juego.

—¿Te gustaría jugar con él?

—Y con otros argentinos también, sin despreciar a mis compatriotas, a quienes quiero entrañablemente. Y, de paso, te voy a contar algo importante. Como no jugué el primer match por la Roca, por estar lesionado, circularon una serie de versiones que me perjudican, que me amargaron. Hasta recibí, desde mi país, una carta de un pibecito que todo dolorido me decía no creer en los rumores que circulaban por. Brasil de que no había querido jugan por razones ajenas a mi situación física. Yo soy brasileño y pienso que cada uno debe pregonar su nacionalidad con sincero respeto y con un gran sentimiento. Quizás, llegado el momento, no fuera yo muy valiente como para agarrar un fusil y defender a mi patria,' porque no puede uno saberlo hasta el momento de encontrarse en la situación, pero cada vez que entré a un campo de juego a defender el fútbol de mi país, lo arriesgué todo: mis piernas, mi porvenir, lo que fuera. Si alguna vez hice poco es porque no pude hacer más, pero la popularidad que da por un lado quita por otro. Me dió una situación económica que procuraré vaya en aumento para asegurar mi futuro. De un origen opaco llegué a gustar grandes satisfacciones, a viajar, a educarme un poco. Si cuando uno se inicia sueña con llegar a mucho y he llegado a algo, es lógico que me sienta satisfecho, pero a veces se me critica duramen-te, se me exige lo que humanamente no puedo dar. Es el pro y la contra de la popularidad. A mí me gusta el fútbol, lo llevo dentro de mí y cuando pueda dejar el profesionalismo, jugaré como amateur, sin compromisos. El día que quiero, juego; el día que se me ocurre ir a pasear con mi familia, voy. Si erro un gol, nadie me dirá nada. La publicidad me levantó y agradezco a todos los que me ayudaron, pero también he tragado mis amarguras solito. Volví del Campeonato Mundial efectuado en París con una aureola. Llegué a mí casa y esperé el nacimiento de un pibe. Vino el chico, pero murió de inmediato. El doctor dijo que mi esposa había sufrido mucho en mi ausencia. Ya ves: acaso, de no haber sido crack... hoy tendría un pibe...

 

Imagen Leónidas bien cerca de la gente.
Leónidas bien cerca de la gente.
 

 

EXTRAÑA SU CIUDAD

Leónidas se entristece ante el recuerdo. Conviene cambiar de tema.

—¿No vendrás a jugar aquí?

—Parece que no. Tengo una situación allá por la cual no puedo ausentarme del país. Además, Flamengo no me acordaría el pase. Quizás me dejara a préstamo un año. Tampoco podría comprometerme yo a jugar más tiempo. Tengo miedo de extrañar. Un mes, dos..., los paso bien fuera de Río, pero luego empiezan fuerte las saudades Y me quiero ír. Estuve en Paris. Te parecerá raro lo que te voy a contar, pero esa maravillosa ciudad estaba para mí dormida. Venía siempre un argentino muy amable a buscarme para ir de paseo. Su apellido es Martín y es presidente de Huracán de Rosario.

—Lo conozco mucho.

—Fue muy gentil conmigo y me hacía olvidar mis nostalgias. Bueno: corno te decía, extraño profundamente mi ciudad. Durante el año 1933 jugué en Montevideo por Peñarol. El verano lo pasé bien, pero cuando llegó el invierno sentí terriblemente. Eramos cuatro o cinco brasileños los que estábamos; sin embargo, ni esa compañía me consolaba. Vivía en el café mirando a la calle; iba a las prácticas, a los partidos y otra vez al café a aburrirme. Un año aquí, quizás lo jugara; a más no puedo comprometerme. Por otro lado, tengo proyectos que llevar a la práctica. Mi mayor anhelo consiste en asegurar mi futuro. He tirado mucho dinero; ahora, después de algunos ejemplos muy tristes, comencé a comprender. Es probable que Flamengo me dé un laburo bueno. Ya con esa seguridad, miraré el mañana más tranquilo.

Ahora saben ustedes Porqué Leónidas habla mucho en castellano y por qué hasta emplea palabras de nuestro lenguaje callejero. El ario que pasó en Montevideo le facilitaron el aprendizaje del idioma.

 

SUS COMIENZOS

—¿Nunca practicaste otro deporte?

—Sí; jugué al basket en el club Sirio Libanés, en donde podría decir que me inicié oficialmente. Como era un club pobre y para estar considera-do como los grandes debía practicar varios deportes, jugábamos basket y hasta llegamos a ser campeones de segunda. En ese club entré a jugar fútbol en tercera división Y en seis meses llegué a Primera. Era un niño. Pasé a Bonssuceso, en donde actué dos años y fui seleccionado para jugar la Copa Rio Branco contra los uruguayos. Concurrí a Montevideo y me contrataron Para el año siguiente.

—Aún no habías llegado a ser primera figura.

—Y no sé si llegué...

—No te achiques que no sos un traje barato...

—Lo que me ocurrió en Montevideo es que andaba mal de una rodilla y se habló de operarme. No quise. En Río, en la playa, con el sol y el mar, se me fue curando y nunca más sentí dolores. Después, en 1934, luí a Europa a jugar el Campeonato que se disputó en Italia. Perdimos frente a un gran team español. El score fue de tres a uno en contra nuestra y lo curioso es que quienes marcamos todos los goles del partido, estamos en estos momentos en Buenos Aires, porque Lángara hizo dos, Iraragorri uno y yo el del team brasileño.

—¿De quién eras hincha cuando pibe?

—De San Cristóbal... y no pude jugar por ese club. Cuando me llevaron a él, no me dieron corte. Casi me trataron de inservible. Después, cuando me llamaron, no quise ir.

Imagen Leónidas, el gran centre forward brasileño que admira muchos jugadores argentinos de los cuales es amigo. La noche del match disputado en San Lorenzo y en el cual Leónidas no actuó, tuvo la oportunidad de ver jugar muy bien al "chueco" García.
Leónidas, el gran centre forward brasileño que admira muchos jugadores argentinos de los cuales es amigo. La noche del match disputado en San Lorenzo y en el cual Leónidas no actuó, tuvo la oportunidad de ver jugar muy bien al "chueco" García.
 

 

POR COSSO ES CENTRE FORWARD

—¿Qué puesto preferís?

—Ya me acostumbré a jugar de centre forward. Era insider, tanto a la izquierda como a la derecha, pero cuando jugué de compañero con Cosso, este amigo estaba un poco pesado y me pidieron a mí que ocupara el centro de la línea para explotar mí velocidad. Aconteció que. Cosso fue un macanudo insider izquierdo y yo me defendí en el centro. Cambiamos los puestos para beneficio de ambos. Así que a un argentino le debo el ser centre forward. Ahora, hasta el año pasado, tenía en Flamengo a dos laderos argentinos: Valido y Alfredo González. Este es un gran jugador y Valido el mejor winger derecho que tenemos por allá, pero jugando de insider, si no rinde tanto, tiene en cambio un corazón fenómeno, algo extraordinario.

—¿A quién le hiciste el gol más lindo?

—Que no se enoje Bello... Yo marqué varios goles de "chilena" hacia atrás, pero el que le hice a Independiente cuando estuvo por Río y jugó contra el Flamengo, fue el más lindo de todos.

—¿Qué recuerdos tenés de tus actuaciones en Europa?

—En general me fue muy bien. En el último Campeonato Mundial disputado en París me tumbaron varias veces. Allá se pone el cuerpo y a ese juego yo no estaba acostumbrado. Al final yo también metía el mío, que es más bajito, pero que no se achica mucho... A mí me gusta el juego limpio y que cada uno emplee lo mejor posible su inteligencia y su habilidad. Cuando me juegan así, yo respondo de la misma manera, pero si me pegan yo pegó. No sé pegar, no tengo habilidad para eso, pero yo pego en la cabeza, en los riñones, en donde caiga... No hay derecho a que cualquier bruto te lleve por delante, ¿no es cierto?

—Ya te dije que vos no eras un traje barato...

Estamos charlando antes de realizarse el tercer match por la Copa Roca. Ignoramos, pues, cuál será el score y si Leónidas jugará de acuerdo a sus méritos y a sus deseos. Es por eso que le pregunto:

—¿Qué pálpito tenés?

—No se pueden tener pálpitos. Lo que yo tengo es respeto por el fútbol argentino. Aquí hay cantidad de buenos jugadores. Me acuerdo cuando vinimos Flamengo y Fluminense. En una misma tarde jugaron dos combinados aquí, uno en Paraguay, otro en no sé dónde, y en los cuatro matches ganaron los argentinos. Es una prueba de poderío innegable.

—Fuera del "chueco" García, ¿quiénes te gustan?

—Es difícil nombrarlos a todos, pero, eligiendo dos, nombraré a Guaico y a Sastre... y creo que dije algo dentro del fútbol... Llegó la horade marchar para la cancha. Le dí la mano fuertemente diciéndole:

—No te voy a que ganen los argentinos, pero que juegues lindo.

—Que ganemos los brasileños y que los argentinos jueguen lindo, especialmente mis amigos — me respondió.

 

 

Por Borocotó (1940).

Mirá también