2007. Más Ramón que nunca
Ramón Ángel Díaz volvía a dirigir en el fútbol argentino y para sorpresa de muchos no fue en River. San Lorenzo fue su nueva casa. En esta nota habla de Macri, Aguilar y de sus aspiraciones como nuevo DT del Ciclón.
Esta igual y distinto.
Igual por la chispa, por las ironías, por la carcajada pícara que tanto añoraba el fútbol argentino, por seguir siendo ese personaje tan singular que fue atracción turística de esta temporada en Mar del Plata al mismo nivel que los lobos marinos de la Bristol. Distinto porque a veces esquiva las indirectas y va al hueso de su blanco de turno, sea Passarella, Omar Labruna o Aguilar, porque es una máquina de tirar títulos, porque le da un toque de distinción italiano a ciertos pensamientos que parecen salidos de un lúcido pensador contemporáneo, por los rollitos que deja traslucir su remera de seda gris.
Ramón Angel Díaz ha decidido al fin volver de su exilio futbolero. A los 47 años, y cuando su período de abstinencia laboral ya superaba a su ciclo real como entrenador (ver recuadro), el primer riojano más famoso (¿quién se atreve a quitarle el título en tiempos kirchneristas?) bajó del palco en el que los buenos son cada vez más buenos, los intocables más intocables, para dar pelea desde el cruel escenario de los mortales, desde el día a día que tritura figuras sin pedir documentos ni pergaminos.
Está igual y distinto. “No va a haber problemas con la entrevista, se las va a dar, está muy tranquilo y relajado, en una nueva etapa”, nos explicaba Osvaldo Menéndez, eficiente jefe de prensa de San Lorenzo, ante la solicitud de El Gráfico. Al día siguiente, el mensaje de Ramón era otro: “A Borinsky no lo puedo ni ver, que venga el otro periodista solo”. No tan distinto al fin...
–Ramón, ¿cómo fue el reencuentro con el mundo del fútbol?
–De lo mejor, a pesar de que hace rato no dirigía, la gente está entendiendo el mensaje. ¿Cuál es mi mensaje? Que hay que desdramatizar el fútbol, decirle no a la violencia y que para conseguir un resultado se tiene que jugar bien. Le tengo que agradecer al presidente de San Lorenzo por confiar en mi gente, en el equipo de trabajo excelente que formamos. Sabemos bien lo que tenemos que hacer.
–¿Qué tenés que hacer?
–Pelear el campeonato. Acá hay que armar un equipo, una estructura, una base sólida para hoy y para el futuro, que no sea sólo un castillo de arena. Acá hay un montón de jugadores que necesitan una enseñanza, con estar en Primera División no alcanza. Y lo estamos consiguiendo.
–¿Sos un buen maestro?
–No sé si soy un buen maestro, sí que estoy convencido de lo que hago y qué es lo que quiero, de eso no me cabe ninguna duda.
–¿Te animarías a afirmar que San Lorenzo va a terminar arriba de Boca y de River?
–Vamos a pelear el campeonato, y no sólo con River y Boca, también están Estudiantes, Lanús, que tiene un lindo equipo. El campeonato en la Argentina es durísimo, no es fácil como antes. Pero ahora San Lorenzo está entendiendo cómo soy yo, y eso es importante. Es lo más importante.
–¿Y cómo sos vos?
–Yo quiero ganar, no vine para perder tiempo.
–¿Tomás esta etapa como un desafío personal también? Demostrar que podés ganar afuera de River.
–Creo que ya demostramos cómo somos, hablá con los jugadores. Por eso el apoyo, la ovación del otro día contra River, el cariño de la gente. La gente se da cuenta de que vinimos para hacer un gran laburo.
–Si triunfás en San Lorenzo, ¿se termina esa historia de que sólo ganabas por los jugadores?
–Muchos pensaban que con un gran plantel, venía cualquier técnico y lo sacaba campeón. Y no es así. No es tan fácil como creen, no es tan fácil ganar.
–¿Te subestimaron?
–No, yo demostré que tengo categoría, que tengo nivel, que tengo prestigio, todo lo que necesita tener un entrenador.
–¿Por qué estuviste tanto tiempo sin trabajar, entonces?
–Hay entrenadores que se toman su tiempo, que no tienen problemas. Mirá Bielsa, ¿hace cuánto que no trabaja? O Bianchi, ¿hace cuánto que no trabaja? Bueno... Bianchi está bien: le siguen pagando, je, je... Es piola Carlitos, je, je, je...
–¿Por qué estuviste sin dirigir: vos no querías o no había ofertas?
–(Pone cara de “qué me estás preguntando”.) Tuve un montón de llamados...
–Decime dos.
–Cruz Azul y Tigres de México. Pero son momentos, hoy me pareció el momento justo. Y sin campaña de nadie, porque viste cómo es esto, ¿no? ¿Vos conocés el ambiente, no? Bueno, sin campaña de nadie, le dije al presidente: “Yo soy así, trabajo de esta manera, y se puede hacer esto y esto”. Todo pasó por la credibilidad. Le expliqué que económicamente no iba a haber problemas. Por ahí pensó que Ramón Díaz era inalcanzable y le demostré que cuando yo quiero algo, lo consigo.
–¿Te considerás un tipo creíble?
–Fundamental, se nota por lo que uno hace. Si no sos creíble, no podés transmitir lo que hicimos en este poco tiempo en San Lorenzo.
–¿Cuál es tu tiempo?
–Lo mío es inmediato, pero necesito armar una estructura. El tiempo lo dirá, la gente se dará cuenta si estamos armando algo importante. Yo creo que me tienen confianza. Después, cada entrenador pone su límite, tenés que ponerte un límite, porque ésta es una profesión para conseguir cosas, resultados. A mí, dame resultados.
–¿Extrañabas estar en el fútbol o no tanto?
–Sí, si toda mi vida hice esto.
–¿Te gustaba más ser jugador o técnico?
–Es más lindo ser entrenador, te da más satisfacciones. Siendo jugador uno es un poco egoísta, te preocupás sólo por vos y yo me di cuenta de que tengo capacidad de tipo organizativo, capacidad para convencer a los pibes cómo tienen que jugar, para enseñarles.
–¡Sos un maestro, entonces!
–Y... no se puede ganar siete campeonatos si no sos un buen maestro.
“EL POLVO MAS LINDO...”
El miércoles 17 de enero, Ramón enfrentó por primera vez en su vida a River. Los hinchas del Millo le cantaron el agradecimiento al DT más ganador de su historia, en el comienzo del partido y del segundo tiempo, con un “Ramón, Ramón” y otro “a Ramón Díaz no lo vamos a olvidar”. No hubo banderas ni abrazo con Passarella. El único audaz que se atrevió a saludarlo y darle un beso fue Víctor Zapata, casualmente o no tanto, suplente contra Boca en el primer clásico del año.
¿Le hubiera gritado Ramón un gol a River? La incógnita se prolongará hasta la fecha 14 del Clausura, porque en Mar del Plata terminaron 0-0. Sí se pudo ver a un Ramón que le protestó ciertos fallos al juez y que se lamentó por un par de ocasiones perdidas por los suyos.
–¿Por qué creés que Aguilar no te renovó el contrato en el 2002?
–Porque no quiso. Ya lo dije: se perdió de seguir ganando, pensó que ganar era muy fácil... Y se ve que es bastaaaante, bastaaaante, bastante difícil.
–Aguilar te subestimó, entonces.
–Yo no creo que se pueda subestimar a un tipo que te había ganado seis campeonatos y después ganó uno más. Creo que fue poco inteligente, él sabía de mi capacidad.
–¿Qué te dijo en ese momento?
–Nada, yo ya sabía que el contrato no iba a ser renovado, fijate que fue el único campeonato que no se festejó mucho. Yo sí lo festejé, y lo festejé a lo grande, porque lo ganamos en contra de todos. Fue el polvo más grande...
–Perdón...
–Sí, sí, je, je –Ramón lanza lo que será la carcajada más estruendosa de toda la entrevista...–, sí, ése fue el polvo más lindo que me eché. Y quedó en la historia. Las cosas están escritas, por supuesto que si me quedaba yo, River hubiera seguido ganando. Olvidate.
–¿Por qué estás más cerca de Macri que de Aguilar?
–Porque Macri está lejos de Aguilar, muy lejos, en calidad está lejos, lo pasa por arriba. Se nota, es otro nivel.
–¿Te gustaría que Macri fuera tu presidente?
–No va a pasar eso, porque a Boca yo no iría. A mí me gusta el estilo de Mauricio, la rivalidad, el otro día, con apenas 15 minutos que estuvimos en Estudio Fútbol terminamos haciendo el programa más visto del verano, te juego lo que quieras. Por ahí si estuviéramos en el mismo club, juntos, sería diferente y discutiríamos a muerte, pero así es otra cosa. Veo que Mauricio es un empresario y hay pibes a los que hay que manejarlos empresarialmente para que sigan creciendo. Si vos analizás este último período, Boca ganó todo y encima se quedó con todos los ídolos; en cambio River se quedó sin ídolos, con Ortega solo.
–¿Cómo viviste lo que pasó con Ortega?
–Yo soy muy amigo de Ariel, mis hijos también, tenemos una gran relación, vino a mi casa mil veces. Es un gran jugador, una gran persona, no hay que juzgarlo. Y por supuesto no hay que abandonarlo un minuto. Es un grande y tiene que terminar jugando. La gente de River espera que se vaya con un triunfo, con un buen partido, que haga tres goles, la gente espera eso de los ídolos.
–¿Festejaste el título que perdió Boca?
–(Silencio).... Estaba en Barcelona y lo primero que pensé fue: “Pobre Macri, ¿dónde estará escondido?”.
–¿Festejaste o no?
–Y... un champagne me tomé... –gran carcajada, segunda del risómetro– Nadie pensó que Boca podía perder ese campeonato.
–¿El hincha cuervo tiene más pica con River o con Boca?
–Con Boca, olvidate...
–¿Y si vos tuvieras que elegir uno para ganarle: River o Boca?
–Boca, siempre le quiero ganar a Boca.
–Ruggeri, Alfaro y Veira, tus tres antecesores con esta conducción, se tuvieron que ir antes de tiempo, ¿no te preocupa?
–Cada uno tiene su estilo y su forma de trabajar. Yo prefiero mirar para adelante.
–¿Si salís campeón en San Lorenzo vas a la Selección?
–(Piensa) Tan lejos no miro, ahora el tema no me importa, yo le agradezco a la gente de San Lorenzo: no es fácil llegar y que te transmitan tanto cariño inmediatamente. Espero ganar un montón con San Lorenzo, todos tenemos esas expectativas. A nivel local e internacional, todo. Vamos a andar bien. En estos partidos del verano ya demostramos cosas. Boca venía de meternos siete, River cinco, y ahora fue de igual a igual, la gran satisfacción es que ahora el jugador se da cuenta de que tiene potencial para competir con estos equipos. Si antes no lo tenía, ahora se lo estamos dando.
–Dijiste hace poco: “Los títulos no son tan fáciles de borrar”. ¿Por qué?
–Lo único que no se puede borrar son los títulos, los podés tapar un ratito y nada más. Las victorias de los grandes equipos quedan marcadas, por ahí hay gente que quisiera que no estés en la historia, pero no se puede.
–¿Vos vas a quedar en la historia de San Lorenzo?
–Más bien.
–O sea que dentro de 20 años, cuando estés jubilado, te van a abrir las puertas de la platea con honores.
–Por supuesto que sí, eso está claro. La frase sería así: “Vengo para quedar en la historia de San Lorenzo”.
“DANIEL ME DEBE MAS A MI QUE YO A ÉL”
–¿Quién te recomendó para que fueras a jugar a la Fiorentina?
–Trapattoni, ¿por qué? ¿Vos tenías otro?
–¿Y al Inter quién te recomendó?
–Soy muy amigo del director deportivo.
–¿Quién te llevó a River como DT, en el 95?
–¿Passarella? –Ramón se da cuenta por dónde viene la mano.
–Te pregunto a vos.
–Davicce, él me conocía como jugador.
–Passarella dice que él te recomendó a la Fiorentina, al Inter y que le dio tu nombre a Davicce para que te contratara como DT.
–No, je, je –risas–. Es difícil que te recomienden, conociéndolo a Daniel, él quería que yo me fuera para poder dirigir a River, je, je.
–¿Por eso dijo que en la vida había que ser agradecido?
–No, al contrario, si él me debe más a mí que yo a él. Pero no vale la pena seguir, la gente conoce muy bien quién es Passarella y quién es Ramón Díaz.
–Si estuvieran en “Gran Hermano”, vos y él, ¿a quién votaría la gente de River?
–No sé, la gente me tiene mucho cariño, a Daniel también lo quieren. La diferencia es que él es hincha de Boca y yo de River, je, je. Igual hay gente de Boca que también me quiere a mí y me votaría, si me piden autógrafos por la calle.
–¿Vos te enojaste con él cuando te sacó varios jugadores para la Selección para ir a La Quiaca antes de un clásico, en el 97?
–A mí lo que más me molestó en ese momento es que se llevó a Escudero, que era clave para nosotros, y ni lo puso, ni lo usó, nada. En general, el entrenador sabe si va a usar a un jugador. Entonces, si no lo necesitás, ¿para qué citarlo? En ese momento nos perjudicó un montón.
–¿Vos creés que hubo celos, que él jamás imaginó que vos podías ganar tanto como DT en River?
–Como jugador, yo era introvertido, no hablaba, me fui joven a Europa, pero la experiencia italiana me hizo crecer como hombre y como jugador. Esto de las frases picantes lo aprendí ahí. Al principio no entendía el juego, pero después entendí que con esas cosas los estadios se llenaban, se generaba una expectativa importante. Crecí en Italia y el único que se dio cuenta en ese momento fue el Flaco Menotti, nos encontramos en Nápoles y vio que yo era otro tipo. Son las virtudes del Flaco, por eso es uno de los más grandes del fútbol argentino.
–¿Qué tomaste de Passarella como técnico?
–El temperamento, la agresividad... Pero ojo, yo también quiero que mi equipo gane jugando, demostrando que es el mejor, no teniendo excusas, porque las excusas, cuando perdés, no sirven para nada. Si te equivocaste vos, reconocelo.
–No queda claro por qué te distanciaste de Passarella.
–Cada uno tiene sus cosas, los dos somos entrenadores y existe la competencia. No es que ahora todos nos vamos a hacer las niñas bonitas, porque la competencia existe: quién ganó más, quién está, quién quiere ser mejor. La competencia existe entre jugadores, dirigentes, periodistas, y entrenadores también. La gente habla, pero cuando yo llegué a River en el 95 tenía un equipo desastroso, sin armar, que venía de un fracaso increíble. En un momento perdimos con Estudiantes en La Plata y pasamos un momento crítico. Entonces tomamos una decisión y puntamos –sic, por “apuntamos”– a un objetivo, que era la Copa, y la ganamos. Siempre digo en el plantel: “Es mejor morir como un león que como una pécora (oveja)”. Hay que morir como un león, prefiero eso a morir como una oveja. Es lo que les transmito a los jugadores.
–¿Maradona te invitó a su programa de TV?
–Sí.
–¿Y por qué no fuiste?
–No sé, si hace otro programa voy. Diego fue el mejor, lejos. En el juvenil del 79 competíamos para ver quién salía goleador. Y no me olvido de que puse mi granito de arena para que fuera al Napoli. Me preguntaron por él y dije lo que era. Después llamé a Diego y le dije: “Vení acá que vas a ser el Rey de Nápoles”. Diego todavía se acuerda de esa frase.
“EL PERRO ME MORDIO LA MANO”
–¿Con Lavezzi sin venderse, se puede decir: Ramón 1 - River 0?
–Lavezzi es oro en polvo y yo dije que el River de Aguilar no estaba en condiciones económicas de comprarlo. Lavezzi es un jugador bárbaro, tiene talento, juego, manejo de pelota, es guapo, este año va a hacer 15 goles. Con Silvera son los dos mejores delanteros del fútbol argentino.
–¿Se reforzó bien River?
–(Silencio)... A mí me gusta Zapata, quisiera tenerlo en mi equipo, es un jugador con dinámica, ritmo, de los que no abundan en el fútbol argentino.
–¿Por qué Rambert como ayudante y no Comizzo, que parecía fija?
–A Sebastián lo conozco bien como persona, es joven, tiene muy buena relación con los jugadores, estaba en un proceso importantísimo con jóvenes y es queridísimo en todo el ambiente. Son elecciones, dejé a Horacio (Rodríguez) y lo elegí a él.
–¿Y con Omar Labruna nunca más?
–(Piensa) Cuando dicen “yo soy tu amigo” y fallan los códigos, no te sirve. Vos le das de comer al perro y después resulta que el perro te muerde. Nunca hay que morderle la mano al que te da de comer.
–¿Cómo te sentaron el azul y rojo? Es raro verte con esos colores...
–Siempre les digo a mis chicos que la virtud de los grandes hombres es adaptarse al momento, a lo que te toca vivir. Ahora queremos que San Lorenzo gane todo, a nivel local e internacional. Este club no tiene techo...
–¿Te gusta asumir el protagonismo, quitarles presión a los jugadores?
–Es parte de nuestra función de entrenadores, pero más bien que me gusta asumir ese rol.
–¿Volviste más Ramón que nunca?
–(Se ríe) Déjenme, estuve tanto tiempo afuera...
–¿Sos el número uno?
–Yo creo que a la gente le gustó que volviera a dirigir, y en un equipo que es competitivo. Por supuesto que hay que darles la mentalidad que le puedo transmitir yo.
–¿Sos el número uno?
–Por títulos, el número uno es Bianchi, que ganó todo. Hoy también lo es Basile. Yo tengo unos cuantos títulos, para alcanzarme van a tener que remar bastante, eh.
–¿Y de los 20 que arrancan el campeonato, quién es el uno?
–Simeone, porque viene de ganar el campeonato, todos los otros tienen que luchar. Russo debe demostrar por qué fue a Boca, Passarella debe revertir porque en River lleva dos años y medio o uno y medio sin ganar (N. de la R: uno con Daniel de DT), La Volpe debe recomponer lo que hizo... Estamos todos ahí, pero el uno, hoy, es Simeone: hizo jugar muy bien a Estudiantes y ganó partidos increíbles.
–Ramón, ¿sos un agrandado?
–No. Tener convencimiento no es ser agrandado y yo estoy muy convencido de lo que hago.
“Tengo un Diaz especial”. La calcomanía que publicita la concesionaria de autos está adherida en la combi Renault Master blanca, patente FNB 154, que fue todos los días desde el centro de Mar del Plata a la cancha de San Lorenzo de Mar del Plata, donde practicó en la pretemporada su homónimo de Almagro.
¿Quién viajó ahí todos los días junto a su cuerpo técnico? Sí, acertó. Ramón Angel, y valga una pequeña corrección: “el” Díaz más especial.
A LOS BESOS CON MACRI
La afinidad entre el técnico de San Lorenzo y el presidente de Boca va en aumento. Crece sustentada en el humor, el respeto y la admiración mutua.
Y la fortifica un adversario en común: José María Aguilar.
Nada es casual: cuanto Ramón más se aleja de Aguilar, más se acerca a Macri, justo en un momento en que los popes de River y Boca se tiran a matar. Después del River-San Lorenzo, el Pelado había prometido su presencia en Estudio Fútbol para el día siguiente (jueves 18). Al final no fue y avisó que iría el viernes. Sin embargo, el jueves a la noche se comunicó con Luciana Rubinska, la productora de la nota, para avisarle que otra vez no podría ir. Que no me podés fallar de nuevo, que no puedo ir, que pim, que pum, hasta que la periodista se jugó la última carta: “Pero mirá que viene Macri”. No terminó de pronunciar “cri”, que Ramón le decía “entonces voy”. Y claro que fue.
Llegó al piso y saludó con un beso a cada uno de los panelistas: Palacios, Fabbri e incluso Recondo, con quien estaba enfrentado. Y arrancó. “No podés comprar una Ferrari por dos pesos”, comentó mientras se acomodaba el micrófono, al confirmarse que Lavezzi no iba a River. Con el presidente de Boca se chicanearon con la mejor onda. “Es la primera vez que te veo sin camisa, Mauricio, quedate tranquilo que te voy a votar igual”, lo recibió. “Suerte, Ramón, te prometo que te vamos a hacer menos de siete”, siguió Macri, y le dio un abrazo de amigo.
“¡Qué bueno que volviste al fútbol, Ramón!”, repitió una y otra vez Macri, al aire y en off también. Y aprovechó para pegarle a Aguilar: “Ramón está en la historia grande de River; Boca no tiene la suerte de contar con un grande como Ramón, un referente como jugador que luego sea entrenador. Es una cuenta pendiente que ojalá podamos saldar”.
Y cuando el riojano ya se había ido, Macri siguió elogiándolo fuera de cámara: “Este tipo es un fenómeno, lo que genera es increíble”.
Ya en la salida, todos pugnaban por una foto. “Idolo, Ramón, enseñale un poquito de picardía a Aguilar”, le gritó un hincha, sin identificación de colores.
A LOS TIROS CON AGUILAR
Ramón aún no digiere que el presidente de River lo haya despedido luego de usarlo políticamente para ganar las elecciones. Y está dispuesto a darle batalla desde San Lorenzo para que pague cara esa actitud.
“A Aguilar lo voy a hundir, lo voy a hacer mierda”, le comentó hace poco Ramón a un allegado riverplatense en un bar de la calle Costa Rica, en Palermo.
Aunque durante un par de años no le apuntó a la frente, ahora ya no disimula el rencor que le guarda al presidente de River. ¿Por qué Aguilar lo limpió en el 2002 y jamás lo tuvo en cuenta? “Conoce bien a Ramón de la gestión de Davicce y Pintado, cuando era secretario –describe un amigo de Aguilar–, y tiene claro que es inmanejable. Pide y pide jugadores, te aprieta a través de la prensa como hizo con Davicce, que fue el tipo que lo inició en esto; no deja entrar a nadie al vestuario y no encajaba con el River solidario y de puertas abiertas que imaginaba Aguilar para su gobierno. Quiere tener el poder él solo. Además, nunca creyó en su capacidad de liderazgo y menos en sus conocimientos de fútbol y se imaginó que con los jugadores que había, cualquier DT lo podía sacar campeón”.
Ramón todavía no puede tragar que lo hayan usado políticamente: el mismo Aguilar que fue a buscarlo a mediados del 2001, para despegarse del oficialismo de Davicce y ganar las elecciones, lo terminó despachando un año después.
Fito Cuiña, histórico amigo de Ramón, hoy integrante del Consejo de Fútbol de River, le manda un mensaje al técnico cuervo, en su mismo tono irónico: “Que Ramón se preocupe por su equipo y no hable más de River, sino los hinchas de San Lorenzo se van a dar cuenta de que lo que quiere es volver a River. Es como que está diciendo todo el tiempo: quiero volver a River, quiero volver a River”.
Como en las historietas, “continuará...”
SE HIZO DESEAR
5 años, 4 meses y 29 dias
El tiempo que sumaba Ramón dirigiendo desde sus inicios como DT hasta su llegada a San Lorenzo. Del 11/7/1995 al 11/2/2000 (4 años y 7 meses) y del 22/7/01 al 20/5/02 (9 meses, 29 días), ambos ciclos en River.
6 años y 17 dias
El tiempo de Ramón sin dirigir, entre sus dos ciclos de inactividad. El primero, desde el 11/2/2000 al 22/7/01 (1 año, 5 meses y 11 días) y el más reciente, desde el 20/5/2002 al 26/12/06, día de su asunción oficial (4 años, 7 meses y 6 días).
EL BOOM RAMON
El magnetismo de Ramón se puede medir con diferentes parámetros. Cacho Laudonio, el Loco Banderita de la Bombonera, no dudó en sacarse una foto junto a él en el Balneario 12 de Punta Mogotes, como tantos otros hinchas de Boca. El diario Olé lo puso en la tapa en 4 de 5 días al momento de asumir (24, 26, 27 y 29 de diciembre). A la secretaría de prensa del club llegaron pedidos de entrevista de revistas que habitualmente no invaden las canchas de fútbol, como Maxim y Gabo. “Los hinchas llaman preguntando cuándo se juega tal o cual partido, la llegada de Ramón levantó el ánimo de la gente, aún sin que se produjera ninguna contratación”, explica Marcela Nicolau, encargada de prensa y comunicación del club. Y agrega: “En los más de 15 años que vengo al club, nunca vi la sala de conferencias como el día que se hizo la presentación de Ramón, no se podía ingresar por la puerta principal”. Y Osvaldo Menéndez, responsable de prensa del plantel profesional, que estuvo con la delegación en Mar del Plata y siguió a Carlos Menem por todo el país en la década del noventa para Radio Mitre, compara: “Después de Menem, Ramón es el tipo más carismático que vi en mi vida, no se puede creer lo que generó en estos días”.
LA PELEA CON PASSARELLA
El inexistente saludo en el River-San Lorenzo del verano es apenas la punta del iceberg. El cortocircuito entre Ramón y el Kaiser viene de tiempo atrás y nada hace presumir que se solucionará de la noche a la mañana.
Ramon lanzo la primera piedra. “Espero que él me venga a saludar”, afirmó cuando le preguntaron por el hipotético cruce con Passarella en el partido contra River, dando a entender que se siente superior al Kaiser. Y enseguida agregó “saludo, nada de abrazo”, confirmando que están distanciados.
Después de ignorarse olímpicamente en la cancha, Ramón subió la apuesta: “Tendría que haberlo ido yo a saludar, si él es más grande... de edad”.
Passarella tragó saliva y le contestó cortito: “En la vida hay que ser agradecido”. ¿A qué se refería? Lo contó en El Gráfico de marzo del 2006: “Con Ramón fuimos muy amigos, yo lo llevaba a la Avenida Centenario para que hiciera el novio con la que es hoy su mujer, Mirta. Ella trabajaba ahí y yo lo esperaba afuera con el auto. Cuando me fui a Italia, hablé con los dirigentes de la Fiorentina para que lo llevaran. Después hice lo mismo con los dirigentes del Inter. Y lo llevaron. En el 91 lo fui a buscar a Montecarlo para que jugara otra vez en River. Y cuando volvió de Japón, en el 95, yo había hablado con el hermano de Davicce para que fuera entrenador de River. Lo llamé a Ramón a la casa y no estaba. Hablé con Mirta y me dijo que Ramón quería seguir jugando. Yo le contesté que se dejara de joder, que ya no podía hacerlo. A los tres días me llamó Ramón y me dijo que quería agarrar. Nos juntamos, le expliqué cómo pensaban los dirigentes, todo lo que tenía que saber. Le pregunté si tenía cuerpo técnico y qué iba a hacer con los muchachos que quedaban en el club. El me dijo que los dejaba a todos. Y después los echó. Podría haberme dicho que iba a cambiar todo y listo. No me lo dijo. Y desde ahí no hablamos nunca más”.
La versión del Pelado se desarrolla en la entrevista. Da a entender que todo pasa por una cuestión de celos (él ganó más que Passarella) y que le molestaron algunas convocatorias de jugadores de River a la Selección.
Por Diego Borinsky y Maximiliano Nobili
Fotos: Jorge Dominelli