¡Habla memoria!

20 de mayo del 66': El día que River pecó de confiado.

En 1966, tras una extensa y dura Copa Libertadores, River sufrió uno de los traspiés mas comentados de su historia.

Por Redacción EG ·

20 de mayo de 2020
Todo preparado para el comienzo del partido. El chileno Claudio Vicuña habla con los capitanes.

En 1966, la Copa Libertadores era otra copa. Se jugaba de manera diferente. Se clasificaban el campeón y el subcampeón de cada federación, y a todos ellos se sumaba el campeón anterior. Por Argentina ese derecho se lo habían ganado River y Boca, además de Independiente, que como dueño vigente del trofeo ingresaba en la segunda fase.

En la primera ronda, después de 10 partidos, River terminó primero con 17 puntos, a pesar de haber perdido el superclásico con Boca, que quedó como escolta.

Y en la segunda, otra vez River terminó por encima de todos, después de ganarle un desempate a Independiente por 2-1. Así, a lo grande, aquel equipo llegó a la final.

Lo esperaba un experimentado Peñarol, de Uruguay, finalista sin el desgaste de un partido desempate.

Imagen Por acá no pasas: Abbadie choca contra Amadeo,
Por acá no pasas: Abbadie choca contra Amadeo,

En el Centenario de Montevideo fue el primer choque. Ganaron los locales, 2 a 1.
En el Monumental de Buenos Aires fue la vuelta. Ganó River, 3 a 2.
Por aquellos tiempos, no había que hacer cuentas con los goles conseguidos de visitante. El duelo de definiría mano a mano y en campo neutral.
Y así se llegó a la fecha, por supuesto histórica: 20 de mayo, estadio Nacional de Santiago, Chile.

Imagen Amadeo cortando un avance de Peñarol.
Amadeo cortando un avance de Peñarol.

En el primer tiempo, River impuso su juego. Y lo refrendó en el resultado. Con goles de Onega y Jorge Solari, ganaba 2 a 0.
Fue entonces que el gran Renato Cesarini, entonces el DT, tomó una decisión polémica. En busca de un tercer gol para definir el partido, hizo un cambio ofensivo: sacó al lateral Sáinz y puso al delantero Lallana. Lejos de lograrlo, RIver se desequilibró. Y Peñarol aprovechó: empató 2-2 en los 90 minutos y en el alargue convirtió dos tantos más.
Para siempre, quedó la imagen de Amadeo Carrizo parando la pelota con el pecho, cuando River todavía estaba arriba en el resultado. El histórico arquero lo hacía siempre, pero una foto tenía que sintetizar aquella tarde fatídica para River.