¡Habla memoria!

1967. Pastoriza: un tipo de mucha suerte

Por Osvaldo Ardizzone. Jugador, empresario, terrateniente, ganadero, comerciante y dirigente de Agremiados. Múltiples facetas de este “caudillo” de Independiente, en una entrevista imperdible.

Por Redacción EG ·

24 de septiembre de 2019

 

Imagen El pato en la redacción de “El Gráfico”, recordando acciones de juego.
El pato en la redacción de “El Gráfico”, recordando acciones de juego.
 

Este es el "Pato" de ahora. Este que ahora vive en el tercer piso de este elegante y moderno edificio de departamentos de la calle Pueyrredón al setecientos... Este es el Pastoriza de ahora... Hombre de empresa, comerciante, ganadero, terrateniente, y además dirigente de Agremiados... Es éste, el que en este living moderno ensaya todo tipo de muecas y de gestos para calmar el llanto de la pequeña Karina, que despertó de la siesta malhumorada... Esta es la vida de ahora... Su mujer, Karina, este flamante departamento, el fútbol y todo ese montón de ocupaciones que le exige su inquietante dinámica de hombre progresista y emprendedor... Yo lo conozco a Omar de antes... Desde hace como siete años, cuando recién había llegado a Racing... Cuando era un muchacho casi desconocido que sólo había calado hondo en los ojos de "Pipo" Rossi... Cuando los tiempos de la bohemia irresponsable, de la broma eterna, de la carcajada ruidosa... Cuando la pensión pobre de la calle Lima, que al menos aseguraba una cama tibia y el par de comidas diarias... Allí recalaban todos los rosarinos que intentaban la suerte en la capital... Aquel Palmentieri, Pablito Pagani, Galván, Crevelli... Los tiempos en que se juntaban los bolsillos para fundirlos en uno solo, cuando unos pocos pesos traían una noche prolongada y "la mishiadura" frecuente el gran placer de buscar la cama bien temprano... Pero Omar fue siempre "el busca", siempre fue el inquieto emprendedor de quimeras, de negocios a veces inalcanzables, de inversiones cargadas de esperanzado futuro... Veinte años y ganas de vivir, de triunfar en el fútbol, de "romper la calle con un bote bacán que obligara a girar la cabeza".

 

Imagen Pastoriza en Familia, jugando con su pequeña hija en su habitación repleta de juguetes.
Pastoriza en Familia, jugando con su pequeña hija en su habitación repleta de juguetes.
 

Y entre este AHORA y aquel ANTES, el fundamento ganador de su temperamento inquieto, de su carcajada ruidosa, de su contagiosa personalidad, de sus ganas de vivir, de su irresponsabilidad para ir adelante, para jugarse en "la parada" imposible... Pero sin la seriedad solemne y preocupada... En todos los objetivos que acometió siempre puso un cincuenta por ciento de realidad y otro cincuenta de azar... "Siempre fui un tipo de suerte" —me dice sonriendo... "Muchas de las cosas que conseguí me vinieron a buscar a mí y no yo a ellas... ¿De dónde me sale esto de la ganadería...? La vida, la casualidad, los amigos, las relaciones que me trajo este laburo fenómeno que es el fútbol, pero ¿yo iba a pensar en esas cosas...? Es que en la sangre hay un andaluz... En el alma está la herencia de ese cascabel sevillano que repica en la carcajada, que juguetea en la broma, que se desliza en esa "filosofía" para vivir cantando, para ponerle la cara a la contrariedad, para "aguantarle la bronca a la malaria..." Ese es el "Pato" de ahora y de antes... Capaz "de reventar" el bolsillo en una noche amanecida en los tiempos duros y capaz de comprar cien hectáreas de tierra y poner ganado adentro, aunque para entonces apenas si conocía la alfalfa y las vacas...

 

Imagen El golazo frente a Carrizo en el 67. Ahora "agarró" toda la cancha. Pero sigue marcando goles... Pastoriza en el final de su zambullida. Después de gran jugada, Artime proyectó un centro corto desde la izquierda. El Frentazo de Pastoriza supera las manos de Carrizo, que alcanzó a tocar.
El golazo frente a Carrizo en el 67. Ahora "agarró" toda la cancha. Pero sigue marcando goles... Pastoriza en el final de su zambullida. Después de gran jugada, Artime proyectó un centro corto desde la izquierda. El Frentazo de Pastoriza supera las manos de Carrizo, que alcanzó a tocar.
 

"¿Dónde nací? En Rosario, usted lo sabe... A dos cuadras de la casa donde vivía la abuela de mi mujer... ¡Mire si hace tiempo que la conozco...! Y al final ¿cómo podía terminar de otra manera que no sea el casorio...? Y ya de purrete, a los ocho años, conocí la primera desgracia de mi vida... Perdí a mi vieja... Pero ¡qué se yo! le confieso que casi ni me di cuenta... Apenas si me quedó un recuerdo medio borroso de la pobre vieja... que apenas llegué a conocer... Éramos mi hermano «Bobby», yo y mi viejo... Mi hermano, uno de los atorrantes más entradores que conocí... Ese sí que era andaluz, andaluz para todo... Vivo, buen jugador de fútbol, hasta llegó a jugar en la primera de Central en los tiempos de Ducca, Minni, ¿se acuerda?... Pero no le gustaba laburar, no quería saber nada con el entrenamiento y con la obligación... Jugaba porque le gustaba, por diversión y, si podía, para ganar algún mango... Y nos fuimos los tres a vivir con los abuelos, sí, los matemos... Le voy a hacer una confesión... Yo perdí a mi vieja de purrete, pero le aseguro que encontré la casa más linda del mundo... Esos eran los andaluces... Mi abuela, chiquita, arrugada... ¡Doña María!

 

Imagen Pastoriza jugando para Racing. Ejecutando un tiro libre y tratando de eludir la barrera Millonaria.
Pastoriza jugando para Racing. Ejecutando un tiro libre y tratando de eludir la barrera Millonaria.
 

¡Si la habremos levantado en los brazos con mi hermano, cuando ya éramos grandes!... Y mi abuelo... ¿Para qué le voy a contar? Ese sí que era andaluz hasta la médula... Cantaor de cantejondo, guitarrero, medio actor de teatro, recitador, siempre lleno de refranes... ¡Qué mesa era la de Navidad...! Cuando ya conseguíamos algún mango con mi hermano y lo podíamos poner en el bolsillo de la abuela... Todos los amigos allí, toda la gente que quisiera venir... Y la abuela en la cocina preparando todas las confituras de su tierra y la mesa larga, mi abuelo cantando a bailando hasta que amaneciera... Era siempre el mismo clima de broma, de chiste que va y chiste que viene... Sólo una cosa era sagrada para al pobre viejo: el ferrocarril... Que no le hablaran mal del Mitre porque se peleaba, hasta insultaba... Es que toda su vida la había pasado en los talleres de la empresa, enamorado de su trabajo... Era uno de esos jubilados de unos cuantos cientos de pesos, pero que todavía sentía la nostalgia... Por eso, en cuanto tuve trece años, ya me mandó a trabajar al «ferro» de aprendiz... De noche al Colegio Industrial, a la mañana al laburo y a la tarde al fútbol... Para él mi porvenir estaba ahí, en el Mitre, lo mismo que el de mi hermano, «Bobby», que también había entrado un par de años antes que yo..."

 

Imagen Encuentro entre River e Independiente. Pastoriza avanza y elude rivales.
Encuentro entre River e Independiente. Pastoriza avanza y elude rivales.
 

EL FUTBOL

A Central lo llevó el hermano, "Bobby"... Y fue, como van todos los pibes... Sin pensar en nada serio, nada más que para jugar... Cumplía entonces los catorce años... Y como "Bobby" jugaba con el cinco, el "Pato" también fue cinco... Y al poco tiempo empezó la influencia de "Pipo" Rossi, cuando vio a aquel River allá en Rosario... Era el berretín de la pisada, del túnel... No era fútbol. Eran las ganas de sentir la pelota siempre en el pie, de gastarla aunque los otros tiren la bronca... Llegó a la tercera, también a la reserva, junto con Boveri, con Manfredi, con Storti... Ya andaba por los dieciocho y con lo que "arrancaba" del "ferro" alcanzaba... ¡Total si en Central no pagaban nada...! Y largó. Abandonó el fútbol, ya decidido a "ganársela" en los talleres... "Hasta que un día me vienen a buscar de Colón, de parte de... Un partido contra unos veteranos donde jugaba Labruna, Colman y unos cuantos más... Me dijeron que me arreglaban con dos mil mangos... ¡Dos mil mangos por un partido!... Casi me pongo a hacer chilenas de contento... Y así entré en Colón... Pagaron el pase a Central en cincuenta mil pesos y se arregló mi contrato en ochenta mil... Eso era en el cincuenta y nueve y para mí era un montón de guita... No lo pensé ni una vez. Hablé con el abuelo y chau... «Viejo, en el 'ferro' me pagan setecientos mangos por mes y tengo que laburar de seis de la mañana a dos de la tarde...

 

Imagen 7 de mayo de 1967. El Pato haciendo jueguitos con el balón antes del partido.
7 de mayo de 1967. El Pato haciendo jueguitos con el balón antes del partido.
 

Aquí me dan ochenta lucas, en la mano... ¿qué voy a esperar? Yo sé que al pobre le dolía que abandonara el ferrocarril, pero, ¡si además a mí me gustaba jugar...! Listo... Cazo la guita y enseguida me compro un jeep medio cachuzo y un terrenito que había por ahí... Ya le digo... Siempre me gustaron esas cosas de comprar, de invertir, de buscar negocios, de tratar de hacer plata. Después "la reventaba", pero me gustaba tenerla... Y ahí anduve más o menos... Alguna veces bien, otras mal... Hasta que tengo un problema y me paro... De todos modos, estuve como cuatro años en Colón... Hasta que viene lo de Racing… fue en el mes de diciembre del sesenta y dos… Yo estaba en Mar del Plata…Yo estaba en Mar del Plata, de gran fiesta, y me avisan de mi casa que había ido el «Flaco» Rossi a buscarme para llevarme a Racing... Al otro día estaba en Buenos Aires... Ese mismo día firmé para Racing... El pibe Sivina y yo por un millón y medio de pesos... Hablé con «Pipo», con los dirigentes, y firmé por doscientos cincuenta mil… Hombre salvado... Otra vez venía la suerte a buscarme a mí... Estaba para seguir haciendo chilenas.

 

Imagen 23 de agosto de 1964. El pato gana el balón de cabeza en el encuentro entre Racing y Huracán. La Academia triunfó por 2 a 1.
23 de agosto de 1964. El pato gana el balón de cabeza en el encuentro entre Racing y Huracán. La Academia triunfó por 2 a 1.
 

"Hacer chilenas" es la frase más común en Omar. Es la manera como pretende expresar su mejor estado de ánimo... Allí es cuando recala en la pensión de la calle Lima al 100... Cuando se hace fuerte su gran amistad con el flaco Sacchi. Cuando las mesas de café en un bar de la calle Brasil y Salta... No había mucha plata, pero se vivía con comodidad y hasta con algún lujo en la ropa y en las diversiones... Pero las cosas no andan muy bien en el fútbol... Hasta que "Pipo" se va...

"Es cuando empieza la malaria... Cuando ya no están ni los siete mil mangos para la pensión... Cuando mil pesos los veía salteado... En el club no había plata... El equipo no ganaba... Viene Gutiérrez con García Pérez... Hasta que llega Pizzuti... Y ahí arranca todo lo de Racing... Basile de seis, Roberto de dos, el «Panadero»... Empezamos más o menos... Seguimos mejor... El equipo se embala... Y en ese año sesenta yo agarro los primeros 17 partidos de la racha de los 39 sin perder... Pero cuando empezaba el 66 se hablaba de que necesitaban vender un jugador... que el asunto estaba entre Roberto y yo... Y me tocó a mí... ¡Mire lo que pasó después...! "Campeones, la Copa de América, la del Mundo...", ahí pensé que la suerte me había abandonado, pero no era así... A mí no me va a abandonar nunca... ¡qué se yo por qué! Agarré bien en Independiente hasta para normalizar todas mis cosas y para mejor me toca jugar la Copa de América a principios del 66...

 

Imagen Una salida en familia.
Una salida en familia.
 

Hasta que nos elimina River en la cancha de San Lorenzo ¿se acuerda? Un partidazo... Y allí empecé a normalizarme porque en Independiente gané... Campeones del 67... La Copa otra vez... Y la gran satisfacción de ir al Mundial de Inglaterra, aunque nunca pude jugar y aunque en ese momento me pasó la segunda gran desgracia de mi vida de la que pensaba que nunca más iba a recuperarme... ¿Cuánto faltamos esa vez? Dos meses entre la gira y el mundial... En esos dos meses se fueron los dos abuelos y yo allá sin saber nada... Llegué a Ezeiza, me estaba esperando mi hermano, «Bobby»... No me dijo ni una palabra delante de nadie... Llegamos con el auto a la puerta de mi casa y me dijo que tenía que darme una noticia... Y eran dos. Y las dos fuleras... Me contó primero que se fue el viejo. Y como la pobre vieja no podía quedarse sola, lo acompañó a los diez días... Ni me cambié. Cacé el auto y así como estaba me fui para allá... Ya estaba la casa vacía. No quedaba nada de lo de antes, de aquellas noches cuando los dos me esperaban levantados cada domingo que yo volvía de la Capital para que les contara todo lo que me había pasado, cómo vivía, cómo me iba, si comía, si me trataban bien... En el sesenta me casé. Me casé con aquella piba que yo conocía de purrete, aunque nos hicimos novios dos años antes de casarnos... Ahora está Karina... Y, ¡qué laucha! Sigo pensando que la vida es un fenómeno, que me habrá robado cosas pero me dio un bagayo de otras para compensadas y para pasar al frente... ¡Qué se yo! Yo no puedo estar chivo contra nada ni contra nadie, aunque a veces hay que salir para adelante, a jugársela... Una vez se lo dije a usted... A mí no me gusta llevarme los balurdos a la catrera... Prefiero liquidarlos para dormir tranquilo... Aunque muchas veces la gente confunda e invente macanas... Yo hasta tuve suerte con los amigos que encontré... Nunca me pasaron, nunca trataron de ganarme mal... Será suerte, como me dicen algunos... Siempre digo que la tengo a mi favor... Hasta para comprar un campo allá en Santa Fe con tres amigos y a los pocos meses el gobierno larga un decreto declarando el lugar zona de turismo...

 

Imagen Con Independiente fue cuando más apuró la suerte. Campeón del año 1967.
Con Independiente fue cuando más apuró la suerte. Campeón del año 1967.
 

¿Sabe cuánto vale ahora? De las cien hectáreas loteamos unas diez e hicimos un montón de plata que ni estaba en los cálculos... Pero, eso es asunto aparte, lo mismo que la pizzería, donde está Pablito Pagani... ¿ve? Yo tengo amigos como ése... Que es amigo de purrete, de los tiempos malos, de aquella pensión de Lima que usted recuerda... Como te digo, eso de los negocios nace de mis berrafines, de la mayor responsabilidad que trae la casa, la mujer, la piba, el futuro... Pero quiero jugar al fútbol, cada vez más... Sobre todo ahora que lo veo mejor, que ya no soy el otario de antes que las quería todas, que corría detrás de la pelota para tenerla un cacho más... ¿usted me pregunta si evolucioné? Y..., es la vida, son los años. Se agranda el panorama, se ven las cosas de otra manera, hasta parece que son más fáciles de resolver... Y además el fútbol es lindo por la gente que uno encuentra... «Pipo», Ferreiro, Artime, Brandao, todos estos que están ahora en Independiente, como el pibe Adorno, Yazalde, Bernao... Y me faltaba conocer a este fenómeno que es Adolfo, que siempre le da algo aunque se ponga serio..."

 

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Este es el "Pato" de AHORA... Empresario, comerciante, agrícola ganadero, terrateniente, dueño de esta familia que cumple unos pocos años de vida... Del ayer a hoy sólo está el cascabeleo de una carcajada plena de salud, de esa que está adentro y que está afuera... "Un hombre de suerte" —como dice Omar, cuando le busca la razón a su historia... "Siempre la tuve a mi lado, hasta cuando andaba en la malaria...". Lo que duele es ese golpe que todavía le cuesta curar... Aquella andaluza pequeña que en las navidades que ya se fueron llenaba la vieja casa con el aroma de todos los dulces de su tierra... De aquel andaluz fuerte que entonaba cantejondo y rasgueaba el encordado de su antigua guitarra cargada de nostalgias sevillanas... "El día que nací yo... ¿qué planeta reinaría? Que dondequiera que voy la mala suerte me guía..." Eso sólo era en la copla... El abuelo creía en la otra... Creía en "la buena", en esa que le transmitió a Omar para que lo acompañara en esa alegre carcajada de toda la vida...

La pequeña Karina ya dejó de llorar... Los cómicos visajes de Omar ya dieron resultado... Ahora sonríe como su padre...

 

 

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