¡Habla memoria!

1955. Los ataques rosarinos

A mediados del siglo pasado, tanto Newell´s como Rosario Central contaban con jugadores de calidad, pero sobre todo en sus atacantes. El fútbol rosarino era eficacia y espectáculo.

Por Redacción EG ·

31 de julio de 2019

Después de ganarle Central a River por 4 a 0 — al River que una semana antes había batido por 3 a 0 a Boca — dije en el comentario de "El Gráfico" que algún día iba a hablar de lo que se ha dado en llamar "fútbol rosarino", cuando ese fútbol es vistoso, de combinaciones y sin goles. Aquí en Rosario nos preguntamos quién hizo ese "descubrimiento". Nos halaga, y les halaga también a los propios jugadores, que se diga que el fútbol que se practica en Rosario es vistoso, grata 5 la vista del espectador. Que no se busca el gol desesperadamente o desde cualquier distancia. Que se prefiere la conquista de un tanto realizada después de varias combinaciones. Los forwards rosarinos no son remisos al gol, y lo que ocurre en cambio es que lo "trabajan" más, tratando de "ablandar" a la defensa contraria. Y si la táctica falla — entiéndase bien esto — no es porque falte disposición para lograr el gol, sino porque la defensa contraria acciona bien y marca con eficiencia. Y si es difícil anotar un gol desde dentro del área, más difícil es convertirlo de lejos, salvo que a éste se una la potencia del spot o una jugada sorpresiva.

Imagen Un terceto de Rosario Central muy recordado. Funett, Rubén Bravo y el Torito Aguirre. Pero la línea memorable de ese club fue la que formaros Cagnottii, Julio Gómez, Guzmán, Potro y el chueco García. Esa también tenía de todo: arte y efectividad.
Un terceto de Rosario Central muy recordado. Funett, Rubén Bravo y el Torito Aguirre. Pero la línea memorable de ese club fue la que formaros Cagnottii, Julio Gómez, Guzmán, Potro y el chueco García. Esa también tenía de todo: arte y efectividad.

Aceptamos que en Rosario el fútbol que más agrada es el de combinaciones, pero sin caer en la negación del gol. Y que las victorias no conforman cuando el equipo no ha jugado también un poco para las tribunas, dando ese espectáculo que los aficionados califican de "baile", "vinillo" o "picnic". Pero todo eso, sin subestimar, sin despreciar el gol, lo que equivaldría a caer en un error futbolístico.

Y esa modalidad de fútbol rosarino — vistoso y efectivo — viene desde los tiempos de Harry Rayes, Gabino Sosa y Atilio Badalini como grandes conductores de ataques, pasando luego por aquella famosa delantera de Rosario Central, de la época moderna, que integraron Cagnoti, Julio Gómez, Guzmán, Potro y García; o las que tuvo posteriormente Newell's, primero con Rúa, Fabrini, Eduardo Gómez, Ballesteros y Giribaldi, y más tardé con Belén, Cantelli, Pontoni, Morosano y Ferreyra.

Ni las delanteras rosarinas de los tiempos viejos, ni las que actuaron desde la implantación del profesionalismo desvirtuaron el fútbol por falta de eficiencia, y surgen en los recuerdos triunfos sensacionales y categóricos. Hay uno de ellos realmente formidable, logrado sobre los uruguayos cuando éstos estaban aún en su apogeo y vinieron a Rosario para jugar un match. nocturno después de haber ganado en 1934 el campeonato sudamericano de Lima. Fue en la cancha de Newell's ganaron los rosarinos por 5 a 2, después de jugar magníficamente bien, y con el ataque formado por Cagnotti, Gómez, Guzmán, Pereyra y García. Ese mismo combinado, con un cambio en la línea de ataque, pues Stagi jugó en lugar de Pereyra, le ganó posteriormente a los porteños por 5 tantos contra 1.

Años después, en Montevideo, otro seleccionado rosarino, con el ataque dirigido por Eduardo Gómez, que tenía a su lado a Vicente de la Mata, que estaba en los comienzos de su brillante campaña, ganó por 4 a 0, anotando todos los goles el mencionado centreforward, que, dicho sea de paso, no es rosarino sino porteño, pues si bien ganó su popularidad en Newell's se había iniciado en San Lorenzo de Almagro. Más reciente, aunque no de tanta eficiencia, fue la actuación de casi todo el quinteto de Newell's en un match entre argentinos y uruguayos, que se jugó en Montevideo, y en el que los nuestros ganaron por 1 a 0, con gol anotado por Cantelli. Fue en 1941, y nuestra delantera formó en esa oportunidad con Muñoz, de River, y cuatro hombres de Newell's: Cantelli, Pontoni, Morosano y Ferreyra.

Imagen Eduardo Gómez, que siendo porteño jugó de centro por Newell's Old Boys, marcó cuatro goles en un partido internacional entre Uruguayos y rosarinos, y el único caso de un jugador de estos lares que haya realizado tal hazaña en la vecina orilla. Los otros casos se registraron en campos argentinos.
Eduardo Gómez, que siendo porteño jugó de centro por Newell's Old Boys, marcó cuatro goles en un partido internacional entre Uruguayos y rosarinos, y el único caso de un jugador de estos lares que haya realizado tal hazaña en la vecina orilla. Los otros casos se registraron en campos argentinos.

Ya he dicho que el fútbol sin goles es la negación del fútbol, e insisto en afirmar que los rosarinos no tuvieron, ni tienen aún en este tiempo, esa característica, y, por el contrario, se unen a las referencias ya mencionadas, sin precisión de fechas, otros recuerdos significativos que así lo confirman. Desde los tiempos de Pinoto Viale — el wing izquierdo de Newell's de la llamada época de oro, a quien quisieron llevar los ingleses para hacerlo profesional en su país — el fútbol rosarino remarcó sus bondades por su acción práctica.

Harry Hayes y su hermano Ennis, ambos internacionales, se destacaron no sólo por la habilidad en el dominio de la pelota, sino también porque sabían ser certeros y oportunos en los remates. Atilio Badalini, centreforward de Newell's, que siguió los pasos de Harry y fue varias veces integrante de seleccionados argentinos, era un director de ataque orar de juego, a la par que de notable visión del gol, y los lograba desde cualquier distancia, ya que, pese a su escasa estatura, poseía un fuerte short. Más o menos en ese tiempo surgieron también Ernesto Celli y Osvaldo Goicoechea, y ambos se alternaban en la plaza de insider izquierdo en los combinados de la desaparecida Asociación Argentina. Goicoechea, que pertenecía al Club Belgrano junto con Florindo Bearzotti, no era goleador sino organizador de juego, pero en cambio Ernesto, hermano del "Alemán" Celli, era hombre efectivo y peligroso dentro del área. Ya labia integrado también, entre otros elementos rosarinos, los seleccionados argentinos el diminuto Juan Francia —el ¨Mono¨ Francia, puntero izquierdo de singular eficiencia, — mientras que junto a Gabazo Sosa, en Central Córdoba, surgía la figura de Vicente Aguirre, el "Chueco", nada tenía que ver con el posterior "Torito" Aguirre — también de Central Córdoba, —que por su notable precisión en los remates mereció la distinción de integrar en varias oportunidades seleccionados nacionales.

Y qué diríamos de Julio — wing o insider derecho, según las circunstancias. — que fue el goleador del equipo argentino que ganó por primera vez el campeonato sudamericano en el año 1921, y que posteriormente, incorporado al fútbol italiano, mantuvo su característica de juego ordenado, vistoso y efectivo.

Con toda seguridad que en este comentario no van a estar todos los nombres de los grandes forwards rosarinos que se lucieron por su juego y eficacia en el fútbol amateur y profesional. Corresponde mencionar a Vicente de la Mata, internacional a los 17 años y autor de los dos goles que definieron un campeonato sudamericano jugado en Buenos Aires, en recordada final contra los brasileños, ambos convertidos en el tiempo suplementario. Y José Zorrillo, el wing internacional que tuvo Independiente. Y Rubén Bravo, que jugó en Racingay aún lo sigue haciendo actualmente en Francia. Y Evaristo Barrera, el famoso ¨Tanque¨, que vino de Córdoba, pero que nació en Rosario y se consagró en el Club Argentino. Y Enrique Marabú, que fue de Tiro Federal. Y Rinaldo Martino, que surgió a la fama pasando a San Lorenzo de Almagro del muy modesto C. A. Belgrano, el viejo club de Bearzotti y Goicoechea.

Imagen Cantelli, Pontoni y Morosano y los punteros Gayol y Ferreyra. Esa línea de Newell's, con Muñoz en la punta derecha, fue internacional y actuó en un match en Montevideo en que los argentinos vencieron por 1 a 0 con gol de Cantelli.
Cantelli, Pontoni y Morosano y los punteros Gayol y Ferreyra. Esa línea de Newell's, con Muñoz en la punta derecha, fue internacional y actuó en un match en Montevideo en que los argentinos vencieron por 1 a 0 con gol de Cantelli.

Volviendo a la época anterior, recordaré aquel quinteto rosarino que formaron hace ya casi 30 años, Peruch, Humberto Libonatti, Sosa, Miguel y Rafael García, y que en un partido jugado en Rosario contra el Deportivo Español del "Divino" Zamora alardearon de buen fútbol, y en poco más de 30 minutos le hicieron tres goles al famoso guardaylla español, en cuya oportunidad el endiablado juego del primero provocó el desesperad& grito de Zamora de "¡cuida al pequeñín!

Y recordaré también en esta crónica, sin fechas precisas, los cuatro goles que Luis Indaco le marcó al Barcelona la tarde en que el equipo catalán se presentó en el estadio de Newell's frente a la combinación rosarina perdiendo por 4 a 0. Y en líneas generales señalo que en aquellos años equipo extranjero que venía a la Argentina y jugaba en Rosario era casi infaliblemente vencido por los combinados de la entonces denominada Liga Rosarina de Fútbol.

Algunos dirán... sí, pero... ¿y en la época actual...? Y refirmarán su apreciación, su opinión concreta de que el fútbol rosarino ha perdido eficiencia y prefiere las combinaciones con exceso a la conquista del gol, tomando como base para ello el hecho real de las campañas poco satisfactorias que en los unimos años han cumplido tanto Newell's como Central en los torneos mayores de la A. F. A. Pero surge, por otra parte, el sistema de marcación estricta, ordenada, superior a las tácticas ofensivas que han adoptado todos los equipos, hasta los más modestos, dentro del fútbol profesional argentino. En los últimos años, salvo excepciones que podrían ser — y lo son — River Plate, Independiente, Vélez Sársfield — los equipos argentinos han jugado al fútbol defendiéndose. Y han ganado partidos y campeonatos con grandes defensas, como en el caso reciente de Boca Juniors.

Imagen Alberto Indaco fue un magnifico forward y muy efectivo. Porque el fútbol rosarino tuvo de toda clase de delanteros, desde los más habilidosos hasta los más goleadores, y algunos con las dos virtudes, como el mencionado.
Alberto Indaco fue un magnifico forward y muy efectivo. Porque el fútbol rosarino tuvo de toda clase de delanteros, desde los más habilidosos hasta los más goleadores, y algunos con las dos virtudes, como el mencionado.

Creo, sin pretensión de que sea ésta la última palabra, que el fútbol rosarino representado por Central y Newell's en el campeonato profesional ha incurrido en errores de tácticas ofensivas, pero sin caer siempre, irremisiblemente, en la modalidad del juego sin remates y sin anglas de goles. El fútbol rosarino ganó una aureola por la notable capacidad de sus forwards, que trajo como consecuencia la adopción de tácticas defensivas apropiadas a cargo de todos sus rivales, en las que no han dejado de aparecer los recursos fuertes y que son, por cierto, los que más ¨frenan¨ a una delantera combinadora.

 

 

Por Juan Pascual.

Fotos: Archivo El Gráfico.