¡Habla memoria!

Anecdotario: Orsi, Gardel y el Stradivarius

Esta divertida historia sucedió en París, después de la final de los JJOO de 1928, Carlos Gardel reunió a las selecciones de Uruguay y Argentina para limar asperezas y se armó una batahola épica.

Por Redacción EG ·

03 de abril de 2019

Raimundo "Mumo" Orsi fue uno de los más grandes jugadores argentinos. Puntero izquierdo de Independiente —integró lo que entonces se llamaba un ala con Manuel Seoane—, veloz, hábil, goleador. Participó en los Juegos Olímpicos de Amsterdam en 1928 y asombró a los críticos y los dirigentes europeos, a tal punto que de inmediato fue contratado por Juventus de Italia. De allí pasó a la Selección de Italia y hasta hoy es el "oriundo" que más veces la defendió: 35. Con la "Azzurra" alcanzó la gloria definitiva en 1934, consagrándose campeón del mundo.

 

Imagen Raimundo "Mumo" Orsi con la casaca de Independiente.
Raimundo "Mumo" Orsi con la casaca de Independiente.
 

Orsi, además de sus virtudes futbolísticas, sabía tocar muy bien el violín. Integró varios conjuntos típicos y hasta llegó a formar parte de la orquesta de Francisco Canaro, la más popular en aquellos años. En esos Juegos Olímpicos de 1928, Argentina perdió el título en un desempate contra Uruguay por 2-1. Al día siguiente de este partido, las dos delegaciones viajaron en tren, en vagones distintos, a París. El partido había sido duro y quedaban resquemores. Cuando llegaron a París, cada delegación se dirigió a su hotel. A la tardecita, cayó Carlos Gardel a visitar a los argentinos. Los invitó a cenar esa noche en el cabaret El Garrón, que era propiedad de otro argentino —Pizarro, bandoneonista y director de orquesta—. Fueron todos, pero al llegar los sorprendió la presencia, en el local, de los jugadores uruguayos. Gardel también los había invitado. Además, con la mejor intención, dispuso ubicarlos en la mesa intercalados: un argentino, un uruguayo...
 

Imagen 1930. Una reliquia: Gardel cantando en la concentración de Argentina dos días antes de la final del mundial. Orsi esta sentado a la derecha del "Mudo".
1930. Una reliquia: Gardel cantando en la concentración de Argentina dos días antes de la final del mundial. Orsi esta sentado a la derecha del "Mudo".
 

A Orsi le tocó sentarse al lado del negro Rodríguez Andrade. Hicieron algunos chistes y la tensión se ablandó bastante. De vez en cuando, el uruguayo se ponía serio y lo miraba a Orsi con cara de pocos amigos. Había razones para ello. Cansado de los golpes de Rodríguez Andrade, Orsi durante el encuentro le había pegado desde atrás y, ya en el suelo, lo pisó... En la sobremesa, el uruguayo le preguntó:

—Mumito, ¿por qué me pisaste en la cancha?

Orsi buscó excusas, trató de convencerlo, pero no lo consiguió...

—Estoy rengo por culpa tuya. Siempre tengo mala suerte contra los argentinos, pero algún día me voy a vengar.

De repente, Gardel pidió silencio:

—Les voy a cantar a los campeones sudamericanos... —dijo para no quedar mal con nadie. Y enseguida agregó:

—Mumo, ¿por qué no me acompaña con el violín?

 

Imagen Orsi en la selección nacional.
Orsi en la selección nacional.
 

Orsi, obviamente, no tenía violín pero en el cabaret estaba un músico del Olimpia de París, la orquesta sinfónica de Francia, y le ofreció su Stradivarius. Gardel dijo:

Vamos a hacer 'La Cieguita'...

Mumo estaba emocionado a dos puntas: por acompañar nada menos que a Gardel y por hacerlo con un Stradivarius, el sueño de cualquier violinista.

En la mesa, mientras tanto, alguien había empezado a tirar una miguita, después un pan, un poco de vino... En segundos se armó la batahola. Gardel dejó de cantar y se corrió a un costado. Orsi, con el violín en la mano, vio que un rengo se subía y se le venía encima. Ni lo pensó: cuando estuvo cerca, le pegó con el violín en la cabeza. Lo rompió. Dejó el Stradivarius en el suelo y salió corriendo. Al día siguiente, la policía lo buscaba: el músico de la sinfónica había hecho la denuncia. Se salvó porque ya estaban embarcados en L´Havre... Pasados los 70 años de edad, Mumo Orsi recordaba el episodio con una sonrisa:

—iMenos mal que no me agarraron porque si no todavía tendría que estar jugando para pagar ese Stradivarius...

EL GRÁFICO (1996)