¡Habla memoria!

2000. Un tal Sánchez

El 9 de enero de 2000 se efectúa en Roma la primera “Carrera de Miguel” para homenajear y salvar del olvido al atleta tucumano Miguel Benancio Sánchez, desaparecido durante la dictadura militar.

Por Redacción EG ·

24 de marzo de 2019
Imagen 25.5.75 Foto de El Gráfico de Miguel Sánchez durante la tradicional competencia Fiestas Mayas.
25.5.75 Foto de El Gráfico de Miguel Sánchez durante la tradicional competencia Fiestas Mayas.

 

 

 

Su intención jamás fue trascender. Tímido, solidario, poeta y amante del atletismo, Miguel Benancio Sánchez era simplemente un trabajador tucumano más en la Buenos Aires que prometía bienestar en la década del ’70. Su vida circulaba alrededor de su familia, conseguir el dinero necesario para vivir, escribir poesías basadas en situaciones cotidianas y correr, correr y correr. Pero un día el hombre que había logrado federarse y competir en dos ocasiones en el tradicional maratón de San Silvestre se quedó sin futuro y pasó a formar parte de la larga lista de desaparecidos escrita por la dictadura militar que se inició en 1976.

Sin embargo, a veintidós años de aquella tragedia, su nombre salió del anonimato y volvió a la luz con la misma fuerza con la que se entrenaba y se autoexigía. Su historia trascendió nuestro país y en Italia se le efectuó un homenaje al primer atleta federado asesinado por los militares. Al hombre, al poeta. Para que no haya olvido.

Miles de italianos comulgaron con Miguel y recorrieron el domingo 9 de enero las calles romanas con pasión y devoción hacia un hombre que no conocieron. En sus pechos, la imagen de “El Tucu” guiaba su camino. Mientras que en sus espaldas llevaban grabados el último poema escrito por Miguel: “Para vos, atleta”, la Biblia de los corredores callejeros argentinos que les daba la fuerza para que no bajaran los brazos.

El ideólogo de este maratón, denominado “La carrera de Miguel”, fue Valerio Piccioni, periodista del diario La Gazzetta dello Sport, quien tomó conocimiento de esta historia que lo atrapó a punto tal que en seis meses editará un libro. Lo sedujeron el poder de lucha de Sánchez, sus poesías realistas, su dramático e inentendible final.

Nacido el 6 de enero de 1952, Miguel era el décimo hermano de una familia pobre de Bella Vista, un pueblito a 25 kilómetros al sur de San Miguel de Tucumán. A los 18 años decidió seguir los pasos de unos familiares y se instaló en Villa España, Berazategui. Tras un fugaz paso por Gimnasia y Esgrima de La Plata, donde probó suerte en el fútbol, se dio cuenta de que su velocidad le rendiría mejor en el atletismo, disciplina a la que s
e abrazó.

Imagen Joseph Saturlino, el ganador, recibe el trofeo de manos de Elvira, hermana de Miguel.
Joseph Saturlino, el ganador, recibe el trofeo de manos de Elvira, hermana de Miguel.


Todos los días a las seis de la mañana, antes de ingresar a su trabajo como ordenanza en el Club Banco Provincia, se entrenaba en el campo de golf de Ranelagh siguiendo las indicaciones de su coach, el mítico Osvaldo Suárez. Su objetivo era correr la San Silvestre como su técnico, ganador allí en tres ocasiones. Fue así que gracias a una colecta realizada por sus amigos cumplió su sueño el 31 de diciembre de 1976, que volvería a vivir al año siguiente, en lo que sería su última carrera.
Imagen La remera con la imagen del argentino.
La remera con la imagen del argentino.


“El Correcaminos” fue secuestrado por un grupo de militares vestidos con ropa deportiva a las tres de la mañana del 8 de enero de 1978 ante la desesperación de su madre, que vio cómo despertaron a golpes a su hijo, lo vendaron y lo introdujeron en un Ford Falcon gris. “La última vez que lo vi fue el día que partió para San Pablo. Me dijo adiós mientras me estaba duchando, pero algo me hizo reaccionar y salí rápido de la ducha para abrazarlo. Después no lo vi nunca más”, contó su hermana Elvira, quien fue invitada para presenciar la competencia que se reeditará el año que viene en Roma, Tucumán (donde además una plazoleta llevará su nombre) y Buenos Aires en forma simultánea.

Para vos que sabés de frío y de calor, de triunfos y derrotas... Para vos que tenés el cuerpo sano, el alma ancha y el corazón grande... Para vos atleta que recorriste pueblos y ciudades uniendo estados con tu andar. Para vos atleta que desprecias la guerra y ansías la paz”, escribió alguna vez. Para vos Miguel, amante de la literatura, la vida y el deporte.

El Gráfico (2000)