¡Habla memoria!

Atilio García, el argentino más grande en Uruguay

Un artículo sobre el caso extraordinario de Atilio García. Después de un paso discreto por Platense y Boca, lo compra Nacional de Montevideo y se convierte en una leyenda, convirtiendo casi 500 goles.

Por Redacción EG ·

03 de octubre de 2018
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Malherido en su orgullo por los cuatro títulos consecutivos ganados por Peñarol del '35 al '38, Nacional lanzó una guerra de reconquista a fines de los '30 que comenzó por rastrear el gol en Buenos Aires.

Imagen Uno de los 34 goles que le hizo Atilio García a Peñarol.
Uno de los 34 goles que le hizo Atilio García a Peñarol.
El doctor Afilio Narancio, prominente dirigente tricolor, llegó a la sede de Boca procurando un centro delantero cuyo pase se le negó, Providente, quien curiosamente quedó en la historia de la entidad por no llegar. Con cortesía entregaron a Narancio una lista de desahuciados profesionales que nada le decían, pero entre los que encontró a uno que tenía algo diferente. "Bueno, por lo menos aquí hay alguien que debe ser bueno, se llama Atilio como yo..." El elegido, cuando se enteró que debla venir a Montevideo "a probarse", no quena saber otra cosa que regresar a Junín, donde naciera el 26 de agosto de 1914. Había pasado casi sin dejar huellas por Platense y vagaba por La Boca. Años después Atilio García recordaba el argumento que lo decidió: "Pensá que podés aprovechar para pasar unos días en las playas, te van a gustar, total, no perdés nada..." Un sábado de enero del '38 madrugó, fue a la Dársena Sur para embarcar hacia Colonia y llegó a Montevideo en un ómnibus de la desaparecida empresa ONDA, que en aquellos años lentos y gentiles repartía los pasajeros puerta a puerta. Lo dejaron en el Parque Central sin conocer a nadie y sin conocer a nadie llegó esa noche al vestuario del Estadio Centenario. Nacional jugaba un amistoso ante Chacarita Juniors el mismo sábado 15 de enero: hizo el primero en un entrevero del área e iban igualados en dos cuando "volvió a sacudir la red", como escribe un diario de la época... "Transcurrían 38' del segundo half time, cuando el novel piloto albo volvió a sacudir la red adversaria al conseguir el goal del triunfo.. “
Imagen A Atilio lo apodaban los hermanos uruguayos, con justicia,  "Bigote".
A Atilio lo apodaban los hermanos uruguayos, con justicia, "Bigote".


Devolvieron el pasaje de regreso que habían reservado y le entregaron 100 pesos, mas de 100 dólares, "para gastos”. A la semana vinieron presentaciones de otro nivel. Un rioplatense nocturno que reunió a la flor y nata Nacional, Peñarol, Boca,  River, San Lorenzo, Racing, Independiente, Estudiantes, Newell s y Rosario Central jugando en Montevideo, Buenos Aires, Rosario y La Plata. Con la única incorporación de aquel anónimo, un Nacional humillado por cuatro años de derrotas se alzó con un título inesperado y espectacular. Desde entonces el “gol de Atilio" pasó a ser el bendito lugar común para los suyos y la maldición de los adversarios, sobre todo aurinegros.

 Desde Buenos Aires por Colonia y al Parque Central en ómnibus, sin nadie que lo conociera ni esperara, había llegado El Mesías mimetizado de hombre común. Era alguien a descartar y resultó el mayor goleador clásico de la historia del fútbol uruguayo, no necesitó conocer a ningún compañero para llegar y vencer. Jamás remato un penal ni un tiro libre, sus goles los ganó en el área en pelotas divididas con los defensas. Pero aun sin aquellos aditivos es el goleador récord: durante ocho temporadas, 1938, 39, 40. 41, 42. 43, 44 y 46 dominó el milagro del gol.  Pero sobre todo quedó en la histona grande como el mayor goleador clásico de todos los tiempos: ¡le convirtió 34 a Peñarol! Y no conforme en una sola tarde le hizo 4, hazaña sin par en el clásico del 8 de diciembre de 1940.

Y no es todo: es el mayor goleador del historial tricolor, con 464 tantos en 435 partidos del '38 al ’50 , jugo 12 partidos en la selección celeste y convirtió 10 goles.

(Franklin Morales (1993)