Conmebol Libertadores

RIVERTADORES DE AMÉRICA

El conjunto de Marcelo Gallardo es el único equipo argentino con vida en la Copa Libertadores. Desde su llegada el entrenador convirtió al equipo de Núñez en el más “copero” de la Argentina. Repasamos el antes y el después.

Por Pablo Bomarito ·

22 de julio de 2021

El campeón local

Durante mucho tiempo River Plate acodó su grandeza en los éxitos locales. Tanto Independiente como Estudiantes de la Plata gobernaron gran parte de las décadas del 60 y 70 en el concierto internacional, sumado a Boca Juniors que ganó las ediciones de 1977 y 1978.
El ingenio popular de esos tiempos graficaba la situación con el famoso “cruza la General Paz y pierde”, hasta que un día la cruzó de la mano de Héctor Veira y la ganó: en 1986 River Plate conquistaba su primera Copa Libertadores y su única Intercontinental.

El caudillo riojano

Corría el año 1996 y River Plate lograba lo que tanto tiempo buscó, su segunda Copa Libertadores. Con Ramón Díaz como estratega y con un equipo de figuras (Burgos, Almeyda, Ortega, Francescoli y Crespo, entre otros) se coronó en el Monumental ante el América de Cali, que tenía entre sus filas a Óscar Córdoba y Jorge Bermúdez.
Más allá de no poder sumar su segunda Intercontinental ante Juventus, había logrado empatar el palmarés de su némesis: 2 Copas Libertadores cada uno.

Los azules y dorados años 2000

Boca Juniors sacó una gran ventaja con 4 Copas Libertadores en 7 años, sumadas a 2 Intercontinentales y un par de finales perdidas.
El legado de Carlos Bianchi y, en menor medida, de Miguel Russo convenció a una generación de que la Libertadores era una obligación. La séptima, para alcanzar el reinado de Independiente (que no la gana desde 1984), se hizo esquiva desde 2007 hasta ahora.

El “muñeco” bendito

Marcelo Gallardo hizo su debut como entrenador en la Copa Libertadores el 19 de febrero de 2015 con una derrota ante San José de Oruro por 2 a 0 en Bolivia. Después de ese partido empató los cuatro siguientes (Tigres de México y Juan Aurich de Perú), le ganó en la última fecha del grupo a Juan Aurich de local y logró una sufrida clasificación a octavos de final. El rival no era cualquiera: Boca Juniors, con la historia del “muletazo” de Martín Palemo en el recuerdo y su estirpe copera, lo esperaba.
El 7 de mayo de 2015 fue victoria en el Monumental por 1 a 0 con gol de Carlos Sánchez de penal; la vuelta, una semana después, fue la noche del infame “Panadero” y el gas pimienta. Marcelo Gallardo dejaba en el camino al rival de toda la vida, partido que tendría más valor aún cuando levantó la Libertadores ese año antes Tigres de México.

Los años coperos

Marcelo Gallardo impuso una palabra en el nuevo glosario del fútbol de estas épocas: competir. Quizas sea una de las más simples de entender y pronunciar, pero una de las más complejas de honrar.
En la Copa de 2016 llegó hasta octavos de final, instancia en la que quedó eliminado por el incómodo Independiente del Valle, en un partido inolvidable por la actuación del arquero visitante, el gran responsable de que River quedara fuera de competencia.

En 2017 llegó hasta la semifinal. Esta vez el verdugo fue Lanús, en otra serie difícil de digerir y con el VAR como gran protagonista.

La copa de los sueños

Como nunca Marcelo Gallardo honró la palabra “competir”. La Copa Libertadores de 2018 será recordada como una patriada difícil de superar. Tuvo todo lo que tiene que tener un campeón: juego, coraje, suerte y temple.
En octavos de final eliminó a Racing, en cuartos a Independiente, en semis Gremio de Porto Alegre y llegó a la final ante el rival de toda la vida. Empate en la Bombonera y victoria en Madrid. Si la Copa de 2015 había sido especial por eliminar en octavos al rival de toda la vida, arrebatarle una final de las manos era tocar el cielo con las manos.

Acá no hay revanchas

La Copa Libertadores de 2019 volvió a enfrentarlos con Boca Juniors, esta vez en semifinales. Gallardo lo hizo de nuevo y dejó en el camino al Xeneize, pero en la final frente a Flamengo el destino le fue esquivo y en un par de minutos Gabigol le arrebató el premio mayor de las manos.

En el año 2020 el Palmeiras lo sorprendió en semifinales en Avellaneda (donde hacía de local) con una goleada por 3 a 0. En la vuelta en Brasil, más allá del dominio abrumador, se quedó a un gol de lograr el milagro.

El último Argentino vivo

Después de una pésima jornada de octavos en la que se quedaron afuera Boca Juniors, Vélez Sarsfield, Racing Club y Argentinos Juniors, equipo al que dejó en el camino, River Plate logró ser el último argentino que sigue en pie.

Desde su llegada Marcelo Gallardo cambió la vida del club, le dio otros objetivos y le insufló una manera de lograrlos. Más allá de las estadísticas y de los números, lo convirtió en un equipo copero, que compite, que llega a instancias finales y que ostenta el dominio continental de un tiempo a esta parte. Es el turno del equipo de Núñez, como alguna vez lo fue de Estudiantes, Independiente y Boca. Ahora le toca a River Plate y no hace falta decir que lo hace muy bien.