Tenis

GASTÓN BRIANO, UN TROTAMUNDOS DEL TENIS: "PODOROSKA NOS DARÁ OTRA ALEGRÍA A TODOS LOS ARGENTINOS"

Trabajó con innumerables argentinos, quedó atrapado en Estados Unidos por la pandemia y entrenó a la rosarina, a la campeona olímpica Monica Puig y a las hermanas Naomi y Mari Osaka. De buena relación con la legendaria Chris Evert, está a punto de integrar el staff de su academia en Boca Ratón. Las mejores anécdotas y la salud mental en el tenis.

Por Pablo Amalfitano ·

23 de septiembre de 2021

GASTÓN BRIANO nació en 1988 y es un trabajador del tenis. Como toda persona que vive del deporte de la raqueta, claro, es un trotamundos con mil experiencias encima a lo largo y a lo ancho del planeta. Entrenador de alto rendimiento, trabajó con innumerables cantidad de jugadores argentinos como Diego Schwartzman (15°), Juan Ignacio Londero (160°; ex 50°), Andrea Collarini, Andrés Molteni (62° de ATP en dobles; ex jugador de Copa Davis), Guido Andreozzi (258° en singles; ex 70°), Renzo Olivo (202°; ex 78° y campeón de la Davis) y Juan Pablo Ficovich (236°), entre otros.

Desde 2018, sin embargo, su relación con el tenis argentino es esporádica. "Después de cinco años como coach de Ficovich me fui de la Argentina y a entrenar a José Hernández Fernández (480°; ex 179°) a República Dominicana. Por un tema de pasaporte suyo nos fuimos a vivir a Alicante y, cinco meses después, empecé a trabajar en la academia donde se entrena Nadia Podoroska", le contó a El Gráfico.

En Alicante, en la academia Tenis Positivo, de los entrenadores Juan Pablo Guzmán y Emiliano Redondi -coaches de la rosarina-, empezó su nueva vida. Desde allí hacía base de operaciones para viajar con Andreozzi y Molteni y, mientras no etsaba en torneos afuera, trabajaba en la academia. De haber salido de la Argentina jamás se imaginó que el devenir de su trayectoria estaría afectado por la irrupción de una pandemia. 

 

Imagen Gastón Briano, junto con Molteni y Andreozzi.
Gastón Briano, junto con Molteni y Andreozzi.
 

Briano sabe muy bien por qué el mundo considera de muy buena manera a los entrenadores argentinos: "Nos ven con actitud aguerrida y trabajadora. Por momentos les parecemos muy agrandados y por eso a veces no caemos bien, pero eso es lo que nos hace tener tantos entrenadores y jugadores en lo mas alto del circuito. Si uno no se la cree es muy difícil llegar a un nivel tan alto".

Quizá por eso haya llegado a trabajar con tenistas de talla internacional. Durante su estadía en Alicante acompañó a Podoroska en algunos torneos de la primera gira antes de su explosión definitiva en Roland Garros 2020, cuando llegó a las semifinales desde la qualy. A principios de ese año viajó con ella y, juntos, festejaron dos títulos ITF de 25 mil dólares, en Malibu y Petit Bourg, y una semifinal en el Challenger de Newport Beach.

Hoy, ya sin verla de cerca, analiza su presente: "La veo muy asentada entre las primeras 50 jugadoras del mundo. Es muy difícil que salga de ese lote. Estoy convencido de que, con el talento que tiene y lo trabajadora que es, en cualquier momento nos vuelve a dar una alegria a todos los argentinos".

Imagen Gastón Briano y Nadia Podoroska, en una gira que compartieron juntos.
Gastón Briano y Nadia Podoroska, en una gira que compartieron juntos.
 
El rumbo de su vida, después, cambiaría por completo."Un tiempo después me fui de la academia y empecé a trabajar con Mari Osaka, la hermana mayor de Naomi. Su head coach era Damián Patriarca (NdR: entrenador argentino, ex 253° de ATP) y me llamó para que formáramos equipo", narró. Gracias a ese trabajo, que duró hasta bien entrado el año 2020, pudo conocer a Naomi Osaka, la ex número uno del mundo y ganadora de cuatro Grand Slams. Y se sorprendió: "Compartimos muchos entrenamientos con ella, trabajamos juntos. Lo que más me llamó la atención fue su humildad: siempre agradecida, respetuosa, le juntaba las pelotas a su hermana y le hacía de sparring".

¿Cómo lo encontró la pandemia? "Estoy viviendo en Boca Ratón porque me quedé atrapado por el coronavirus. Tengo todas mis valijas y mi ropa en Alicante desde hace más de un año. Estábamos en un torneo en Irapuato, me volví con Mari para Miami y, cuando mvolvimos, apareció la pandemia y no había más vuelos. Entonces me quedé acá con ella: trabajamos un año y y ahí, como el circuito estaba parado, fue cuando la entrené a Naomi durante varias semanas", relató sobre el brusco giro que dio su carrera.

Conocidos los problemas de salud mental que atraviesa Naomi desde que ganara su primer Grand Slam en el US Open 2018, aunque recrudecieran en los últimos tiempos, Briano tiene un análisis personal por haberla conocido de cerca: "Hay varias personas que atraviesan problemas similares. El tenis te expone constantemente a situaciones límite en las que hay que tomar decisiones en microsegundos, sumado al esfuerzo físico y mental que requiere. Esa exposicion es tan grande se vuelve mucho más notoria para un tenista de elite, que en definitiva es el único responsable de las decisiones que toma, cosa que no suele pasar en los deportes colectivos"

Imagen Gastón Briano, junto con Mari Osaka, hermana de Naomi, en la Academia de Chris Evert.
Gastón Briano, junto con Mari Osaka, hermana de Naomi, en la Academia de Chris Evert.
 

En la segunda parte de 2020, cuando regresó el circuito, Mari Osaka ya estaba retirada y Briano, en otra gran oportunidad que se le presentó, entrenó durante varios torneos, incluido el US Open, a la puertorriqueña Mónica Puig, nada menos que la campeona olímpica en los Juegos de Río 2016, a quien ya había empezado a entrenar apenas antes de la pandemia en las instalaciones de la Chris Evert Academy, en Boca Ratón. Junto a ella compartió el equipo de trabajo con el entrenador Juan Ignacion Todero y con Claudio Galasso, ex preparador físico de David Nalbandian.

Briano define la etapa con Puig como muy linda y triste. "Por un lado estuvo muy buena porque pude aprender mucho del tenis femenino y logré tener una relación muy buena con Mónica, una gran persona y una gran jugaora. La parte triste es que venía de una operacion muy compleja en su codo; luego de muchos meses afuera de las canchas pudo jugar algún que otro torneo pero las lesiones volvieron a aparecer y la tuvieron que operar del hombro dos veces. Por eso no pudimos continuar con el proyecto", expresó el coach de 32 años.

Incluso de esa manera tiene un recuerdo fabuloso con Puig: "En el Ultimo torneo que viajamos juntos Mónica estaba en un monento personal no muy bueno y decidió ir con su perrito de cuatro meses, que le hacía compañía y le daba una inyección emocional. Al segundo día de haber llegado a Macon (NdR: Estado de Georgia, cerca de Atlanta) el cachorro empezo a vomitar como loco. Estaba muy mal. Decidimos llevarlo a una clínica y, en el camino, dejó respirar. Nos agarró un ataque de nervios y pensamos lo peor; fueron los peores 20 minutos de mi vida. Por suerte llegamos a tiempo. Después de eso Mónica me regaló una valija que me gustaba por haberla acompañado. Es una persona muy agradecida".

 

Imagen Briano, y el equipo de trabajo, junto con Mónica Puig.
Briano, y el equipo de trabajo, junto con Mónica Puig.