Argentinos en el exterior

Gabriel Iribarren: "Quiero volver a Lanús".

Seguimos descubriendo futbolistas argentinos que nos representan en diferentes puntos del planeta.

Por Redacción EG ·

06 de julio de 2009
Gabriel Iribarren juega en la Jupiler League, la primera división de Bélgica. El campeonato terminó hace un mes y el volante de 27 años ya piensa en su futuro. Aunque dice estar contento con el Dender -un equipo que en menos de dos años ascendió desde la Tercera división hasta la Primera- asegura que le gustaría cambiar de aires.

-¿Cómo describirías al fútbol belga?
-Obviamente, que en lo técnico no es tan fuerte como el de la Argentina. Aquí, es muy fisico. El nivel no es malo a pesar de que los jugadores no son tan buenos. En algunos clubes, el nivel no es tan pobre pero deja bastante que desear si comparamos con el fútbol de allá. En los entrenamientos trabajamos mucho con la pelota, casi no hacemos trabajo de gimnasio. Acá interesa que corras; por eso ejercitamos la velocidad, lo que pide el fútbol europeo. A los entrenadores les interesa que tengamos precisión en velocidad que es lo que más cuesta.
Compilado de Gabriel Iribarren (Parte 1).


-Antes de irte a Bélgica, se había dado por hecho que te ibas a Deportivo Cali, ¿qué pasó?
-Fue algo rarísimo. Mi papá comenzó las negociaciones con el presidente del club porque yo estaba en Italia. Y llegamos a un acuerdo, me compraron el pasaje. Desde ese momento, me contactaron desde un montón de medios colombianos. Di varias notas. El presidente habló de mi llegada al equipo que justo estaba siendo dirigido por Omar Labruna. Un día antes de viajar, me mandaron el ticket electrónico para volar y esa misma noche me dicen que un jugador del equipo había firmado con Newell’s y necesitaban cubrir ese puesto. Entonces, lo mío se frustró instantáneamente.

-¿Te volvieron a contactar en algún momento?
-Sí, justo cuando yo ya tenía contrato acá. Me habían perdido el rastro y cuando me encontraron me ofrecieron volver pero yo ya estaba en el Dender.

-¿Cómo te llegó la propuesta?
-Justo cuando mi papá negociaba con el presidente de Deportivo Cali, yo estaba en Italia donde conocí a unos managers a los que les deje mi dvd. Ellos se lo mostraron al entrenador del Dender, que mandó a un representante a verme cuando estaba jugando Gimnasia Esgrima de Jujuy. Después, quedé libre y me hicieron la propuesta que me vino como anillo al dedo.

-¿Cómo son los compañeros y los hinchas?
-Por suerte, me llevo muy bien con los chicos, a pesar de que manejamos diferentes idiomas. La gente sigue mucho a los equipos grandes, pero también nos vienen a ver a nosotros que tenemos un estadio nuevo para nueve mil personas y se juega casi siempre a a cancha llena. Algo que me llamó mucho la atención de este lugar es lo chicos que son los estadios exceptuando los dos equipos grandes, en el resto no entran más de 10 mil personas.
Imagen Iribarren en acción con la camiseta del Dender.
Iribarren en acción con la camiseta del Dender.

-¿Te costó la adaptación?
-Muchísimo. Sobre todo por el tema del idioma. Aquí tienen un nivel de educación increíble, dominan el francés, el holandés (flamenco) y el inglés. Son muy cultos. Por suerte estudie francés durante unos meses y me puedo comunicar tranquilamente. Además, me ayuda mucho mi novia belga, a quien conocí cuatro meses después de haber llegado. Es muy difícil estar solo, yo soy muy familiero. Tuve mucha suerte de haberla conocido. Pero al principio fue terrible, sentía desesperación porque no me podía comunicar con mis compañeros. Erwin Lemmens -que fue arquero durante seis años del Espanyol de Barcelona- también me dio una mano gigante. Me guiaba para que pudiera comprender lo que se decía en los entrenamientos y en las charlas.

-¿Qué otras complicaciones pasaste?
-Acá hay muy mal clima. En invierno hace muchísimo frío. ¡Diez grados bajo cero! Horrible. Una vez, nos tocó entrenar con 14 grados bajo cero. Lo peor es la previa al entrenamiento, cuando no tenés el cuerpo caliente. Con las piernas congeladas, no podés hacer nada. Después, cuando empezás a correr ya está. Pero entrenar y jugar con nieve es lo peor. Lo más chistoso es jugar con botines de papi fútbol. Acá tengo mil anécdotas.

-Contanos alguna.
-Apenas llegué me quedaba en Internet hablando con mi familia y con mis amigos, después salía y no quedaba ningún local abierto. Acá cierran todo a las seis de la tarde, me fui a dormir varias veces sin comer. También comí spaghetti por mucho tiempo, era la única comida que pedía y me entendían sin problemas.
Otras actuaciones del ex volante de Lanús.
-Después de dos años, ¿cómo da el balance?
-Estoy bien, jugando… pero quisiera cambiar de equipo. Este club tiene problemas de organización porque está en Primera hace muy poco tiempo. Cuando ascendieron, me llamaron para integrar el equipo. Ahora tengo ganas de pasar a un club un poco más grande.

-¿Tenés alguna propuesta?
-Me hablaron de un club en Noruega, pero todavía no hay nada en concreto.

-Hace poco estuviste por Lanús, ¿no te dieron ganas de volver?
-Sí. Quiero volver a Lanús. El club es mi segunda casa; además, me crié en el barrio. Nunca tuve ningún problema con los dirigentes, pero tampoco llegué a hablar sobre un posible regreso. Ahora, que juegan la Copa Sudamericana y la Libertadores, me dan todavía más ganas de volver.

Alejandra Altamirano Halle