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Jugadores que no abren la boca

En el día del odontólogo, un breve recorrido por situaciones de emergencia dental relacionadas al fútbol.

Por Martín Mazur ·

03 de octubre de 2012
Hay equipos que parecen sólidos en defensa, pero basta con darles un golpecito para demostrar que tienen filtraciones. Son defensas cariadas. Hay otros equipos cuyas líneas quedan muy separadas. La solución recomendada en esos casos, es el uso de brackets.

Los problemas de marca del 4 no siempre son culpa de él, sino de que ni el delantero ni el volante cierran los espacios y contienen a los que atacan por ese sector. En esos caso no queda otra que sellar el callejón del 4 con un tratamiento de conducto. Pero el riesgo es que la zona quede debilitada y no quede otra cosa que hacer un cambio: perno y corona a la cancha.

Hay momentos en que los jugadores que aparecen de las inferiores no son lo que uno espera: salen torcidos o se quedan escondidos, presionando indirectamente a otros jugadores que ya están en el plantel. Y entonces hay que hacer una extracción o directamente una cirugía.

Y si hay espacios imposibles de llenar, la única solución posible para no quedar desbalanceado es ir al mercado de pases y conseguir un implante.

¿Metáforas demasiado dentales? Sí. Para celebrar el día del odontólogo. Hoy, 3 de octubre.

Los dentistas aún no están incluidos en los cuerpos técnicos, aunque tienen una incidencia fundamental que muchas veces pasa inadvertida: el correcto o incorrecto cuidado de la boca puede influir en la vida deportiva de los jugadores, así como influye en las vidas de cualquier otra persona. En algunos casos, una consulta a tiempo puede marcar la diferencia.

Algunos ejemplos:

El año pasado, Patricio Toranzo sorprendió con una confesión que puso a más de uno alerta sobre su situación bucal: “Estuve al borde de la muerte por la infección de la muela, pero los médicos me salvaron la vida por minutos. Venía con una infección debajo de la muela, pero como me dolía de vez en cuando fui demorando el tratamiento. El tiempo fue pasando y yo no encontraba el momento de sacarme esa muela. Dejé la concentración el martes pasado para operarme el miércoles, pero no lo pudieron hacer por la infección que tenía en la garganta. Por eso los médicos decidieron operarme el viernes, día en el que medicaron para bajar la infección. El jueves me dieron una inyección cerca de las tres de la tarde y el viernes seguía con tanto dolor que me aplicaron otra. Tenía que operarme el viernes a las nueve de la mañana pero a las siete me fui al sanatorio de La Sagrada Familia. Casi no podía respirar por la infección y la inflamación que tenía en la garganta. Hasta que un día me levanté con mucho mareo, respiraba muy poco. Agarré el auto y me fui al hospital, sabía que algo grave me estaba pasando. Pase un momento muy feo. Ese fue el momento en el que los médicos me salvaron la vida . Me inyectaron decadrón más otro medicamento porque me vieron muy delicado. Si hasta me pusieron el respirador artificial”.

En 2009, Robin van Persie admitió que los diagnósticos por sus recurrentes lesiones musculares habían sugerido que podía tener algo que ver con sus cuatro muelas de juicio. “Tengo miedo de tener que tomar sopa con un sorbete por mucho tiempo. Mis osteópatas creen que puede haber una relación entre las lesiones que sufrí y los dientes, aunque es difícil de comprobar. Pero si la operación hace al menos un uno por ciento de diferencia, valdrá la pena. Al menos puede influir positivamente en el tiempo que mi cuerpo necesita para curarse de cada lesión”. RVP se operó durante el verano de 2009 y mejoró notablemente, hasta transformarse en el goleador de la Premier League y tener un pase récord al Manchester United.

Y también tenemos el caso de Almeyda y su pubialgia, según lo que cuenta en el libro Alma y Vida: “En la Lazio ya no sabían qué hacer para curarme. Un médico llegó a decirme que, por mi manera de morder, mi físico movía 5 kilos más de una pierna que de la otra, y al estar desequilibrado me tiraban los tendones de la cadera, y entonces me mandó a sacar un par de muelas. Llegué a jugar con un protector para estar equilibrado al correr. Me agarraron dolores de espalda y entonces empezaron con una sesión de inyecciones de aceite de ballena o algo así, no me acuerdo qué mierda. Cada día una inyección en un lugar distinto”.

Los que sufren del pánico al odontólogo no tendrán otra que hacerse de valentía y, como dijo el Cholo Simeone, ir con el cuchillo entre los dientes.

Dedicado a mi team de profesionales amigos: Esteban Platas (Estudiantes), un polifuncional con el talento de la escuela de City Bell y un futuro europeo; Marcelo Papavero (River) coronado rey de las coronas; Gonzalo Fernández (Boca), conductos e implantes para la posteridad; Carlos Trupkin (River), con su emulación de la Mano de Dios en cada cirugía.