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Pelé: "Yo soy mejor de la cabeza que Maradona"

Cerca de cumplir 70 años, acaparó la atención periodística en la previa de la final de la Libertadores. Afirma que Messi y Kaká son los mejores técnicamente pero que no lo demostraron en el Mundial, dice que Brasil del 70 era defensivo, asegura que todos los meses le llegan propuestas para ser DT y no se olvida de Diego.

Por Redacción EG ·

18 de octubre de 2010
Nota publicada en la edición septiembre 2010 de la revista El Gráfico.




Imagen PELE en diálogo con El Gráfico.
PELE en diálogo con El Gráfico.




UN VISIONARIO. Tentado por el destino, Joao Ramos do Nascimento, Dondinho, intuyó que su hijo sería una luz y brillaría en el fútbol profesional como no había podido conseguirlo él mismo por su rodilla malograda prematuramente. Admirador de Thomas Alva Edison, el inventor de la lamparita incandescente entre otros mil descubrimientos, eligió ese nombre para su hijo. El encargado de registrar la partida de nacimiento no sólo se comió la “i” sino que le puso 23 de octubre de 1940 como fecha de nacimiento en vez del 21 real. Y le cambió el sello de origen por partida doble a quien sería una de las máximas estrellas del fútbol mundial.

Edson Arantes do Nascimento, el Pelé en cuestión, ahora se toma unos minutos para dejar en claro estos asuntos en apariencia menores pero a la vez esenciales, ante la consulta periodística, mientras un alto directivo del Banco Santander intenta llevárselo del brazo porque debe compartir una charla-comida con 150 clientes de la entidad, en un aperitivo ideal rumbo a la final de la Libertadores que disputarán más tarde el Internacional de Porto Alegre y las Chivas de Guadalajara.

Pelé acaba de renovar por tres años su vínculo como embajador de Santander, patrocinador oficial de la Copa Libertadores desde 2008, “porque ha sido un arquitecto y un impulsor de esta competencia en los años 60 con el Santos”, según destacan en la conferencia de prensa que lo ha tenido como protagonista excluyente unas horas antes. Allí apareció con un saco rojo que no se sacó en todo el día, desde que arrancó en la conferencia hasta que terminó entregando la Copa al Inter campeón. Observando cómo se mueve, cómo despierta admiración a cada paso, cómo se entusiasma al hablar de fútbol, cómo se ha transformado en una figura venerada que viaja por el mundo, y aunque la intención no sea igualarlos porque son distintos en alma y espíritu, la pregunta surge instantánea: ¿Por qué Diego no podría hacer lo mismo? Con su estilo, claro. ¡Qué desperdicio!

Pelé asoma su estampa impecable en uno de los salones del Banco ante unos 15 periodistas de España, Argentina, Colombia, México, Uruguay y Chile e impresiona con su prestancia. De ninguna manera aparenta los 70 años que está por cumplir en unos meses. La cabellera negra está igual que en las fotos que todos hemos visto alguna vez. Las de México 70, las del Mundial del 66, las de siempre. No hace falta ser ningún experto en recuperación capilar para darse cuenta de que O’Rei no necesitó hacer ninguna consulta en Hair Recovery. Aunque la advertencia inicial es que la reunión sólo se extenderá por diez minutos y no se tratará de una rueda de prensa convencional, sino una ocasión para charlar informalmente y tomarse unas fotos con él, Pelé mostrará que el fútbol guía sus actos. “Ustedes pregunten lo que quieran, hasta de cocina si quieren, porque soy un buen cocinero”, avisa de entrada, entre sonrisas, antes de duplicar la duración inicial de la charla, respondiendo a todo con entusiasmo, lejos de esos compromisos en que el invitado de turno concurre sólo para cumplir con su esponsor.

Una de las grandes revelaciones surge al final del encuentro. Y no hay error en las palabras, porque recalca el concepto ante la incredulidad general. “La gente dice que la selección de Brasil del 70 era ofensiva, que atacaba. Para mí fue la más defensiva que tuvimos en la historia de Brasil. Allí jugaban adelante solamente Tostao y Jairzinho. Todos los partidos salíamos jugando desde atrás, y muy rápido, con Carlos Alberto que iba e iba, pero la gente olvida, esa selección tenía contrataque y salían los goles, pero siempre jugábamos atrás”. ¡A quemar los libros, señores!

Del Mundial 2010 destaca que le agradó el fútbol que practicó España, que por supuesto le hubiera encantado integrar ese equipo, pero que de ningún modo mostró un nuevo modelo de juego. Valoró al Brasil de Dunga, elogió la actitud de Chile y fustigó a Holanda por haber salido a defenderse en la final. Y si unos cuantos pensábamos que Pelé sólo responde para quedar bien y hacerse amigo del interlocutor de ocasión, con una respuesta contundente bajó de un hondazo a un periodista chileno, que intentó buscar puntos de contacto entre la Roja de Bielsa y Brasil del 70: “Encuentro que su comparación no es pertinente, no hay nada que comparar”.

Si al estar en un Mundial no se tienta con sentarse en un banco de suplentes o rehúye el desafío para no poner en juego su mito, era una consulta inevitable. “No quiero. Juro que todos los meses, y no les digo todas las semanas para no exagerar, recibo invitaciones para ser entrenador en Africa, Asia, Japón, Brasil y Europa, pero no tengo interés, nunca pensé en ser entrenador porque es difícil que el equipo juegue como tú quieres. Siempre el técnico es culpado”.

Al momento de elegir al mejor futbolista del mundo, le aflora el nacionalismo y la rivalidad con su querido vecino. Y no regala nada: “Técnicamente, Messi y Kaká son los mejores, pero no lucieron en el Mundial, donde el mejor fue Forlán”. Puesto contra la pared para entronar al mejor de la historia, no se autopostula directamente, aunque la deja picando, con la fórmula maradoniana de la primera persona: “La primera comparación que hacían con Pelé era con Di Stéfano, después con Sívori, más tarde con Maradona y ahora con Messi. Siempre hay comparación con otro jugador. Yo creo que para ser considerado el mejor del mundo hace falta meter goles. Si haces goles, sos el mejor del mundo”. Y luego nombra a un goleador notable como Puskas, sin olvidar ni un minuto que él ha convertido 1.281. Más que ninguno.

La pregunta da el pie, y en un breve ida y vuelta con El Gráfico, Pelé abre la sonrisa bien ancha y no esquiva el bulto.

-¿Le molesta cuando le preguntan por Maradona?
-No, lo contrario, Maradona me ama, me adora (risas)...

-¿Por qué, entonces, siempre hay declaraciones cruzadas?
-El problema es de él, yo no tengo ningún problema. Siempre que Maradona me pidió algo, yo atendí y estuve con él.
-¿Cuándo?
-En su primer programa de TV me llamó y fui, a su despedida en cancha de Boca me llamó y fui; cuando lo invitaron para ir a Dubái, lo mismo.

-¿Cuál es el problema, entonces, por qué declara así?
-Y... no hay una razón...  quizás porque yo soy mejor en la cabeza que él, ja, ja... (Y tal vez dándose cuenta de que había sido demasiado hostil, bajó un cambio). Mejor de la cabeza, he metido muchos goles de cabeza, tal vez por eso lo hace.

Por Diego Borinsky, enviado especial a Porto Alegre, Brasil.