1964. Los cracks de los sábados
Cuatro figuras que realzan el torneo de los sábados de la Primera B: Parenti (Lanús), Rzotkiewicz (Almagro), Guzmán (Platense) y Bilardo (Deportivo Español). Cuatro aspirantes a jugar los domingos en 1965...
Fernando David Parenti (LANÚS)
Nació en Quilmes el 4 de febrero de 1941. A los 13 años ingresó en. Arsenal de Llavallol y en 1960 pasó a River Plate. Jugó de cinco y de seis, con preferencia. Fue incluido como piloto en la reserva el mismo día que Alfredo Rojas debutó en los "millonarios" tras su pasaje por España. A comienzos de 1963 pasó a Lanús. Desde hace dieciséis partidos actúa como ocho en el primer equipo. Casado, con dos hijos (Fernando y Sandra), trabaja en el almacén que su padre posee en la estación Bosques, camino de La Plata. 71 kilos y 1.76 de estatura.
Un caso de retorno difícil, aunque se trate de un jugador de 23 años. Parenti se había "desahuciado" futbolísticamente. En River no se pudo afianzar... y en Lanús jugó en la reserva durante 1963. ¿Qué hacer? El almacén paterno llamaba con la seguridad de un pre-supuesto cubierto lejos del fútbol. Pero volvió: Avalos, marcador de punta de Lanús, lo impulsó a seguir peleando posibilidades. La incorporación de Francisco Freire a la dirección técnica lo afianzó en el primer equipo y la figura del "Pelado" se hizo importante en el juvenil ataque granate. Trabajando atrás, para asegurar el transporte, Y también arriba en el instante de definir, para sumarse al ímpetu de Acosta y al toque fino de Silva. Y Parenti es titular inamovible el mismo año en que pensó dejar las canchas. Dice que Chicago ha sido el rival más fuerte; que no hay arquero como su compañero Irusta y que Bilardo es el mejor ocho de la división. Contra Italiano tuvo la sorpresa inesperada de ver a su hijito de 3 años en la primera fila de la tribuna. Y aquel día ganó Lanús. Doble halago.
Luis Rzotkiewicz (ALMAGRO)
Nació en la Boca el 9 de octubre de 1934. En 1950 ingresó en las inferiores de Boca Juniors y tres años después integró el equipo de tercera (Pérsico, Suárez, Boreni, Marinovich), que perdió el campeonato por gol average. Más tarde pasó a Barracas Central, después a San Telmo (campeón de ascenso a primera B en 1962) y, por último, a Almagro, donde actúa desde la temporada anterior. Casado, sin hijos, trabaja en un bazar de la calle Balcarce... y sigue viviendo en la Boca, a media cuadra de Suárez y Necochea. 1.83 de talla y 81 kilos.
El hombre fuerte de Almagro. El "pelado" más famoso de la división. El apellido más complicado en la historia del fútbol argentino. El caso de un golondrinero que quiere hacerse sedentario en su nuevo club. El valor más regular de la defensa de René Pontoni y el más temido por delanteros adversarios. Rzotkiewicz juega dando lo que tiene, haciendo sentir el peso de sus piernas, tirándole al puntero de turno todas las consagraciones de su apellido. Desprolijo en la entrega, pero impasable en el mano a mano. Su lentitud ha sido obviada por la experiencia. Importante encimando, en el clásico "hombre a hombre" que sustenta el director técnico del equipo, pero más valioso en la espera y en la seguridad de sus cierres. La fama de malo no le preocupa ni está a tono con la actitud cordial del vendedor de "loza de Primera". Admirador de Navarro... en una línea dura que sólo tiene un objetivo: que el puntero no juegue. Respeta a Deportivo Español y en su puesto no vacila en descubrir la calva ante la calidad excepcional de Silvio Marzolini.
Olindo Guzmán (PLATENSE)
Nació en el barrio de San Fernando, Córdoba, el 29 de mayo de 1944. Se inició en el equipo de la fábrica en que trabajaba (asientos para autos) y simultáneamente defendió el club Las Flores, de la primera B cordobesa. En 1962 se clasificó goleador (25) en un torneo nocturno para equipos libres. Al año siguiente llegó a River Plate y no convenció en las prácticas realizadas. Regresó a Córdoba y a comienzos de la actual temporada fue traído a Platense por Boero, ex zaguero del club de Núñez, con una opción de 500.000 pesos para el pase definitivo. 1.70 de talla y 70 kilos. Soltero.
Una carta de último momento. Un jugador confirmado titular en la rueda decisiva del ascenso. Un diez de veinte años que en 1963, según propia confesión, fue descartado por Carlos Peucelle, "ya que en River había muchos delanteros". Y Guzmán, hincha de River, encontró su oportunidad en Platense. Hombre de confianza del director técnico ("va a dar mucho"), le miente al número en la espalda. Se tira a las puntas y allí hace valer su pique, su posibilidad de arrastrar gente. Le da con las dos, pero mejor con la derecha. El "Ratón" cordobés, vecino de Willington y amigo de Mario Griguol, confiesa que se mira en el espejo de Ermindo Onega para seguir aprendiendo; que Español es el rival más armado de todos los que vio; que enfrentando a Rzotkiewicz podrá pasar la pelota, pero nunca el jugador, aun-que descarte la mala intención; que Faldutti le ha abierto una nueva visión del fútbol. Vive en la sede del club y agrega que lo ha favorecido el cambio de posición: en Córdoba jugaba atrás y ahora lo hace arriba pensando en el gol. El sumiso Guzmán aclara "que los jugadores estamos para cumplir funciones...". Y cumple bien.
Carlos Salvador Bilardo (DEPORTIVO ESPAÑOL)
Nació en la Paternal, Capital Federal, el 16 de marzo de 1938. Se inició en las inferiores de San Lorenzo de Almagro en 1952. Debutó oficialmente en primera en 1958, en La Plata, frente a Estudiantes, y obtuvo el único gol de su equipo, que perdió 2-1. Formó en el juvenil que actuó en los Juegos Olímpicos de Roma (Bilardo, Zarich, Desiderio, Oleniak y Pérez) y desde hace cuatro temporadas defiende al Deportivo Español. Le faltan dos exámenes para recibirse de médico. Soltero. 1.75 de talla y 67 kilos. Vive a cuatro cuadras de la cancha de Argentinos Juniors.
Melena casi romántica para un jugador de pierna fuerte. Estampa soñadora para un trabajador a destajo, que puede sorprender a un rival confiado en la apariencia frágil de quien es pilar fundamental en el armado de Español. Uno de los más regulares en el balance del campeonato. Claro panorama de cancha que se traduce en un sentido de ubicuidad que lo hace estar siempre en el partido. Un temperamento fogoso que a veces lo traiciona y termina por desdibujar su figura para halago del adversario. Importante para respaldar los movimientos lentos de Bagnera, asegurando así la fortaleza del medio campo, y habilidoso para explotar la entrada de Saporitti en su exclusiva misión de gol. ¿Qué sería de Español sin Bilardo? Un interrogante de difícil respuesta positiva. Un hombre insinuado en San Lorenzo que ha llegado a la madurez futbolística en el áspero escenario de la lucha por el ascenso. Hincha de Rendo y defensor de los "fuertes" en el momento de la verdad: los blandos no pueden jugar.
Por EL VECO (1964).