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Una cuestión de actitud

El sábado pasado, Lucas Matthysse perdió ante Zab Judah. El próximo 20, Maravilla Martínez volverá a enfrentar a Paul Williams. ¿Casos similares?

Por Carlos Irusta ·

09 de noviembre de 2010
Una vieja ley del boxeo dice que no hay que tomar prisioneros. Ningún rival, por pequeño que parezca, merece que se le tenga compasión. Nunca se sabe lo que puede ocurrir con la vuelta de los asaltos, y como solían hacer los Carlos Monzón, Jack Dempsey o Mike Tyson, la discusión debía terminar cuanto antes.

El sábado pasado, Lucas Matthysse logró salir de su respeto hacia Zab Judah allá por el noveno asalto, cuando la pelea era a 12 y el norteamericano iba arriba en las tarjetas. El argentino, tras tenerlo por el suelo al rival, apretó el acelerador y, aunque terminó a toda orquesta, poniendo el combate al rojo vivo, perdió. Al menos en las tarjetas: dos jurados le dieron un punto a Judah y el tercero uno para Matthysse. Pelear de visitante, se sabe, siempre obliga a un esfuerzo más y a estar expuesto a situaciones como ésta.

El año pasado, Sergio Gabriel “Maravilla” Martínez hizo una gran pelea ante Paul Williams. Estuvo en el suelo, se levantó y logró derribar a su rival. Gran pelea, de ida y vuelta. Solamente que Williams, terminó ganando por puntos en un fallo polémico. Para nosotros había ganado el norteamericano y sentimos que, como ha ocurrido otras veces, con otros boxeadores, al argentino le faltó el golpe de gracia cuando tuvo sentido a su rival.

Esto de la actitud es importante, aunque no único, claro. Sucede que a través de los años y los años, sumamos en el boxeo argentino “ganadores morales” que sin embargo, se fueron con la derrota rumbo a sus casas. Los ejemplos son muchos. Ya se sabe que pelear de visitante –incluyendo de visitante en la Argentina, que conste y quede en claro, porque aquí también se “regaló” más de una victoria-, tiene sus riesgos. Es, entonces, cuando el boxeador tiene que decir “aquí estoy yo” y tratar, en lo posible, de no necesitar los jurados.

Nadie puede negar que Maravilla Martínez es un estupendo estilista y uno de los mejores boxeadores de la actualidad, un orgullo para el boxeo argentino, aún cuando hace más de diez años que vive en España. Y, por supuesto, estamos seguros de que tiene todo para ganarle a Paul Williams. Pero, por las dudas, sería bueno que tenga en claro que a veces, en esta actividad brutal como es el boxeo, con boxear bien no basta y que, para ganar, no hay que dejar ninguna duda.

Es lo que pretendemos de él, como lo que le pedimos a Lucas; de la misma manera en que cuando llegó el turno de ganar o ganar, El Chino Maidana renació de sus cenizas para noquear a Víctor Ortiz, como Castro cuando, bañado en sangre noqueó a Jackson o la noche en que Monzón, luego de mirar el reloj del Luna para saber cuánto faltaba para que terminara el asalto, terminó dándole una paliza a Bennie Briscoe.