A la carga, Barracas: la alegría de River más allá de los puntos
Los motivos de Gallardo para estar feliz y que trascienden la pelea de la que todavía no se baja.
"RIVER VOLVIÓ A SER RIVER", dijo alguna vez Rodolfo D'Onofrio, el presidente emblema de la primera e histórica gestión de Marcelo Gallardo como entrenador del equipo. En otro contexto y por otras razones, la versión de la última parte de 2024 también transita un proceso de volver a ser, inoculado por la pócima a la que el Muñeco recurrió otra vez en su segundo ciclo.
Es cierto que el shock llegó tarde y no alcanzó para alimentar el sueño de la quinta Libertadores, esa con la que se ilusionaron todos con el DT a la cabeza, que parecía al alcance de la mano y que le arrebataron de un cachetazo.
Poco o nada quedaba después de ese cimbronazo, pero Gallardo se calzó el overol y el casco para reconstruir en medio de escombros a un River con su impronta. Desde que había llegado y a largo de tres meses no habían aparecido ni el fútbol ni los resultados, la mayoría de ellos empates desabridos que nada tenían que ver con el ADN voraz que caracterizó los años dorados entre 2014 y 2022.
Poco a poco, el Muñeco logra curar las heridas y extinguir los síntomas de la enfermedad. La falta de fluidez era uno de ellos y de a poco el antibiótico hace efecto y reaparecen las sociedades, los circuitos de juego y la presión que ahoga y avasalla.
La carencia de efectividad, rara en los elencos de Gallardo a los que suelen caérsele los goles del placard, comienza a ser un problema del pasado: convirtió 9 en 3 partidos, a razón de 3 por compromiso.
Al DT no le tembló la mano para sacar cuando hubo que sacar al Miguel Borja implacable de los días de Martín Demichelis que se había extinguido en los últimos tiempos. El colombiano fue al banco en sus dos últimas presentaciones y herido en su orgullo logró como elemento de recambio recuperar la memoria y hacer lo que mejor hace: reforzar su romance con la red.
Y como una cosa trae la otra, de repente River se encuentra en la discusión de un campeonato que parece un mano a mano entre Vélez y Huracán y al que no piensa renunciar mientras la matemática lo permita.
"Debíamos encontrar una continuidad en el juego para tener más chances de ganar. Y fue importante que ganemos 3 seguidos después del golpe de la Copa. Ahora también dependemos de lo que hagan los de arriba", dijo satisfecho Gallardo por la mejoría del Millonario en los últimos encuentros.
Ahora están todos advertidos: River fue "a la carga, Barracas"y vapuleó al Guapo en el último tramo para firmar la chapa del 3-0. Será importante conservar la esperanza de pelear por el título e intimidar con su presencia cada vez que los líderes ojean el espejo retrovisor. Pero la ostensible mejora va más allá de eso y tranquiliza al autor de la obra de cara al futuro. Porque "River volvió a ser River", como dijo aquella vez D'Onofrio y lo reafirmó esta vez el Muñeco con la recuperación de la memoria y la actitud.