River, un grande apuntalado por los más chicos
Franco Mastantuono, de 16 años, y Agustín Ruberto, de 17, brillaron y le dieron soluciones al Millonario para lograr una necesaria victoria.
"EL MÁS GRANDE SIGUE SIENDO RIVER PLATE", dice la marcha y lo suscriben sus hinchas, convencidos hoy de que 2024 parece ser el tiempo de los más chicos. Es que ante la escasez de elementos, la salida de ídolos como Enzo Pérez y otras vicisitudes, el técnico Martín Demichelis hizo salir del cascarón a embriones que se desarrollaron más rápido de lo esperado y maduraron de forma meteórica.
Con apenas 16 años y 5 meses, jugó por primera vez como titular frente a Barracas luego de haber debutado 3 días antes contra Argentinos y mostró un aplomo difícil de encontrar en un joven de su edad. Se hizo cargo del fútbol del Millonario durante el primer tiempo: pidió todas las pelotas, se convirtió en eje, tuvo claridad para asistir, encaró con potencia y claridad y estuvo cerca del gol. En pocas palabras, fue la figura en ese inicio del equipo de Núñez.
En la segunda mitad le dejó su lugar a otro proyecto rápidamente consolidado: Agustín Ruberto, opción en la posición de centrodelantero que a pesar de su prematura puesta en rodaje a los 17 años también dio muestras de ser una promesa que se convierte en realidad lisa y llana.
El chico que dice copiar a Julián Álvarez y a Lucas Beltrán, presionó y generó el error del fondo del Guapo para concluir su obra con un soberbio remate cruzado de derecha que se transformó en su bautismo goleador en primera división y lo convirtió en el quinto elemento más joven de la historia riverplatense en marcar un tanto.
Y como si fuera poco, también tuvo su función inicial en primera Ian Subiabre, otro casi niño en el que Demichelis confió para aportar frescura y vaya que lo hizo sin que fueran impedimento sus adolescentes 17 años.
A ese terceto de pibes cracks falta que se sume otro eslabón, tal vez el más rutilante, aquel que tendrá un año por delante para deslumbrar a los hinchas de River antes de marcharse a su destino europeo de elite: Claudio Echeverri. El Diablito que ya firmó para Manchester City quiere llevar al paraíso a la Banda Roja junto con los otros mocosos descarados que ya dieron muestra de su talentosa precocidad.
"Es muy esperanzador, me emociona poder darle la posibilidad a los chicos y que la sepan aprovechar", expresó después Micho, agradecido con las respuestas que le ofrecen los frescos frutos de la siembra riverplatense.