Memoria emotiva

El detrás de escena del Topo Gigio de Riquelme en Boca

La historia del provocador festejo del máximo ídolo en el Superclásico ante River en 2001.

Por Redacción EG ·

08 de abril de 2025

DESAFIANTE. Provocador. Disruptivo. Definiciones que se ajustan a la perfección a lo que fue, a lo que se recuerda, del mítico festejo de Juan Román Riquelme: el Topo Gigio con la camiseta de Boca.

Aquella celebración, que tuvo lugar el 8 de abril de 2001 en la Bombonera durante un Superclásico ante River, nació y se narró como una marca registrada del Diez xeneize que incluso trascendió las fronteras de la Argentina.

Aquel festejo, también, resquebrajó el vínculo del propio Riquelme con la dirigencia del club, entonces encabezada por el ex presidente Mauricio Macri.

El marco resultó ideal: Boca goleó 3-0 a River, la cancha era una fiesta, pero los flashes se posaron sobre el portador de la camiseta número 10, en una imagen petrificada que quedaría grabada a fuego: las manos en las orejas, los ojos fijos con la mira al palco presidencial.

Riquelme logró confluir, con aquel gesto, sus cualidades más intrínsecas: el talento y la rebeldía, ambos intactos a lo largo de su vida.

Minuto 70 del partido. Boca gana 1-0. Penal tras un golazo de Hugo Ibarra. Riquelme levanta la pelota. Se prepara para ejecutar el disparo. Potencia. Tiro cruzado. Nada imposible para Franco Costanzo. El rebote, en cambio, resulta inatajable. Boca gana 2-0. Todo es jolgorio. Pero el mundo se frena ante las manos y la mirada de un hombre: Riquelme.

El Diez corrió hacia la mitad de la cancha. Se detuvo, de repente. Se quedó inmóvil, paralizado, frente al palco, en posición de "escuchar" el grito sagrado de los hinchas. Macri a la cabeza, la comisión directiva xeneize fue la receptora del mensaje.

La mítica celebración de Riquelme.
 

El detrás de escena

El enojo de Riquelme tenía un origen claro. Boca había ganado todo: venía de ganar tres torneos locales y de ser, sobre todo, campeón de América y campeón intercontinental ante Real Madrid, con el Diez como figura excluyente del recordado equipo de Carlos Bianchi.

El mediocampista pretendía un reconocimiento monetario tras las grandes conquistas: una cifra que oscilaba los dos millones de pesos/dólares -todavía estaba vigente la Ley de Convertibilidad-, mientras que el entorno del jugador sostenía que el salario ascendía a los 250 mil pesos que percibía, por caso, un juvenil del club.

Ante los rumores Macri lanzó su defensa: la justificación dirigencial fue que el contrato vigente había sido acordado por las dos partes involucradas.

Otro foco de conflicto emergió cuando, desde el entorno del presidente, se alimentó la versión de un presunto adelanto de 500 mil pesos/dólares para que Riquelme pudiera comprarse una casa, una cifra que aparecía como "pérdida" en el balance anual del club.

Qué dijo Riquelme

El tema había trascendido del ecosistema futbolístico del Superclásico. Ya no interesaba en los medios que Boca le había ganado a River, sino los coletazos del Topo Gigio de Riquelme.

Con el vínculo entre el Diez y la dirigencia ya inexistente, el mediocampista explicaba la celebración con ironía y talento discursivo: "El festejo fue para mi hija porque le encanta el Topo Gigio".