Del Boca triste al Colo Colo alegre en un año: la metamorfosis de Almirón
El entrenador argentino que sufrió un mazazo al perder la Libertadores con Boca y que volvió a sonreír en el fútbol chileno.
4 DE NOVIEMBRE DE 2023: Boca cae casi sin atenuantes ante un Fluminense superior que le arrebata en el Maracaná el sueño obsesivo de la séptima Copa Libertadores, a cuya final llegó -a los tumbos, pero llegó- bajo la conducción técnica de un Jorge Almirón que se quitó del cuello la medalla de subcampeón y que un día después renunció a su cargo de DT tras siete meses y 43 partidos de una campaña olvidable.
10 de noviembre de 2024: apenas un año transcurrió hasta que como conductor de Colo Colo se alzara con el certamen local,con Arturo Vidal como bandera. Fue un logro muy sufrido, que se dio en la última fecha y en el que se impuso al clásico rival, Universidad de Chile, por apenas dos puntos. Pero quién le quita lo bailado al conductor que precisamente se animó a bailar, con lentes oscuros y fumando un habano, en los festejos por la nueva estrella del Cacique.
La Libertadores, esa esquiva dama, le había jugado otra mala pasada hace poco y contra un rival convertido en estigma en sus tiempos Xeneizes: River. El anhelo de superarlo en los cuartos de final se hizo añicos y Almirón se enfocó en la competencia vernácula para cristalizar un éxito después de ocho años sin saborear las mieles que trae un campeonato.
Tras su experiencia en México, donde también fue futbolista, y las horas de vuelo acumuladas en Godoy Cruz e Independiente, el oriundo de la barriada conurbana de San Miguel de 53 años de edad logró un merecido reconocimiento como entrenador con aquel Lanús de la triple corona de 2016: torneo local, Copa Bicentenario y Supercopa Argentina. Ya en aquellos tiempos la Libertadores le propinó su primer cachetazo fuerte cuando no pudo con el Granate superar en la final de 2017 a Gremio.
Después llegaron sucesivos y poco fructíferos pasos por Atlético Nacional (fue finalista del Torneo Apertura 2018), San Lorenzo (duró seis meses que pasaron sin gloria y con pena), Al-Shabab de Arabia Saudita, Lanús y dos procesos olvidables en Elche, antes de la experiencia boquense inmediatamente anterior al auspicioso presente.
"Lo merecíamos por lo que hizo el equipo, estuvimos 15 partidos sin perder. Nosotros hicimos nuestra parte. Queríamos una final, por eso empatamos, pero no les alcanzó y no se dio", se animó a chicanear a la "U" con la vuelta olímpica ya concretada.
Después del baile al ritmo de reggaetón y el puro sin encender entre los labios, sí encendió la mecha con otra frase fuerte por el contexto de un fútbol chileno envuelto en polémicas por la difícil situación de cara al Mundial 2026: "Mañana va el King a la Selección", dijo con Arturo Vidal al lado en plena fiesta de la consagración.
No se privó de nada Almirón, con todo el derecho al desahogo y al disfrute después de ocho años de "comer mierda", como se dice habitualmente, y con ganas de experimentar en el paladar el dulce gusto de la gloria.