La jornada está aquí

ROLAND GARROS: PODOROSKA VUELVE AL LUGAR QUE LA VIO DESPEGAR

La rosarina debutará este lunes ante Bencic en el torneo que la impulsó a la elite tras la explosión de la edición pasada. "Voy a ir partido a partido", avisó. Su rival no tiene grandes producciones en polvo de ladrillo.

Por Pablo Amalfitano ·

30 de mayo de 2021

NADIA PODOROSKA percibió la magia. Y aquellos maravillosos días de septiembre y octubre, en París, la tierra del amor, fueron testigos privilegiados de su despegue definitivo a la elite. Ocho victorias consecutivas, una qualy superada con solvencia, varias rivales de fuste apiladas en el camino y tres semanas que quedarán para siempre en su recuerdo porque, de movida, provocaron un giro inédito en su vida.

"Trato de tomármelo sin altas expectativas. Así como lo vengo haciendo en los últimos torneos, buscaré ir partido a partido y ganar confianza confianza en el juego. Sé que es un campeonato largo y mi meta es ir poco a poco", había anticipado Podoroska semanas atrás, después de eliminar nada menos que a Serena Williams en Roma, una victoria que volvió a poner su nombre en las primeras planas. Y se acercaba Roland Garros, un torneo en el que tendría la presión de repetir, de defender y de revalidar. Por ellos, rápida, la rosarina se anticipó para dominar las expectativas.

El mundo de la raqueta, de todos modos, podría esperar algo grande de su parte en Roland Garros. A modo de repaso: la jugadora de 24 años llegó el año pasado a París como la 131ª del mundo, con un reciente título en el bolsillo, en el W60 de Saint Malo. Después de superar la clasificación disputaría apenas su segundo Grand Slam -en 2016 había pasado la qualy del US Open y había perdido en el debut-.

Las rivales fuertes no la conocían, porque solía jugar un circuito de segunda línea, y el resultado sorprendió al mundo. En el camino quedaron cinco rivales de las cuales cuatro estaban mejor ubicadas en el ranking y dos eran top 30: la kazaja Yulia Putintseva (27ª) y la ucraniana Elina Svitolina (5ª).

Después de los primeros cuatro meses de su primera temporada en las grandes ligas, Podoroska vuelve al lugar que la catapultó sin escalas al cielo: la diferencia es que buena cantidad de los ojos del mundo estará posada sobre su desempeño. Sí, hay que ir "partido a partido", pero la perspectiva de su labor estará ubicada bastante más alto que el año pasado. La edición 2020 de Roland Garros la vio venir de abajo; la 2021, ocho meses más tarde, la observará con un prisma distinto.

¿Su rival? Nada menos que Belinda Bencic, la número once del mundo. En la previa, de cualquier forma, resaltan ciertos aspectos que podrían favorecer a Podoroska, En primer lugar hay que dejar en claro que la rosarina será punto y, a juzgar por las producciones que desplegó este año, se siente más cómoda y suelta sin la presión de su lado. Por eso insiste con "el día a día". Y los números la avalan. Ganó los tres choques que tuvo, por caso, con jugadoras ubicadas entre las diez mejores del planeta: Svitolina en París, la checa Petra Kvitova (9ª) en Melbourne y Serena (8ª) en el Foro Itálico. Si bien en lo matemático hoy Bencic no es top 10, sí tiene la calidad de una fuera de serie que llegó a ser 4ª en el ranking WTA. La presión estará del lado suizo.

En la parte deportiva, por otro lado, los registros de Bencic sobre polvo de ladrillo están lejos de corresponder a una jugadora de su talla. Sus resultados más destacados fueron en canchas rápidas: fue semifinalista del US Open y ganadora de cuatro títulos del circuito grande, entre los que relucen los WTA 1000 de Toronto 2015 y Dubai 2019, todos en cemento.

En canchas lentas Bencic, de 24 años, acumula un total de 76 partidos disputados sobre polvo de ladrillo en singles de todas las categorías, entre ITF, WTA y Billie Jean King Cup, con una marca de 40 victorias y 36 derrotas. Su mayor producción en Roland Garros fue la tercera ronda de 2019. El contraste con Podoroska, que tiene la misma edad y se formó en canchas lentas, es asombroso: la rosarina jugó 260 partidos totales, con 170 triunfos y 90 caídas. En el año ambas tienen el mismo registro: cuatro éxitos y cuatro traspiés. La experiencia en la superficie, sin embargo, recaerá del lado argentino. El panorama, a fin de cuentas, permanece abierto.