River aplastó a Independiente del Valle y se clasificó a los octavos de final
El Millonario goleó 6-2 al conjunto ecuatoriano y aseguró su lugar en la fase definitoria de la Copa Libertadores.

RIVER está entre los 16 mejores equipos de América. En el Monumental, demostró toda su jerarquía, aplastó 6-2 a Independiente del Valle y se clasificó a los octavos de final de la Copa Libertadores.
La Banda se floreó. Pese a tener falencias defensivas que lo llevaron a estar abajo en el marcador en un tramo del primer tiempo, los de Marcelo Gallardo dieron un show de cómo atacar los espacios y aprovecharon al máximo las ventajas que dio el Negriazul.
A los siete minutos de partido y tras un cabezazo de Martínez Quarta dentro del área, Sebastián Driussi anticipó al arquero Guido Villar, definió de cara al arco y marcó el 1-0.
En lugar de decaerse ante la adversidad, el cuadro ecuatoriano continuó con su postura ofensiva y en una ráfaga en la que le dio una mano la mala actuación de la Banda en defensa, lo dio vuelta gracias a los gritos de Michael Hoyos y Claudio Spinelli.
Poco le duró la alegría a la visita. Sólo siete minutos después, Fabricio Bustos desbordó sobre el sector derecho, tiró el centro atrás y Luis Zárate la empujó hacia su propia valla.
Ya con el tiempo cumplido, una pelota suelta en tres cuartos de campo le quedó a Franco Mastantuono, quien se fue mano a mano, gambeteó a Villar y fue derribado por Mateo Carabajal en una jugada que terminó con el peor escenario para los de Rabanal: penal, roja para el defensor y gol del juvenil.
En el complemento y tras una gran jugada colectiva, Maximiliano Meza paró la pelota en la medialuna del área y sacó un tiro que se desvió en Richard Schunke, descolocó al arquero y se clavó en el ángulo derecho.
Como en todo partido de River, no podía faltar el de Miguel Borja. Tras dos tantos suyos anulados por manos previas, el colombiano, ingresado en el segundo tiempo, desbordó como un wing clásico, gambeteó dos hombres y definió cruzado para poner el quinto.
Manuel Lanzini también imprimió su sello con una palabra: redención. El número diez cambió los silbidos recibidos el mes pasado a aplausos con buenos rendimientos y, esta noche, con un verdadero golazo.
Desde fuera del área, agarró el balón de sobrepique y fusiló a Villar, que nada pudo hacer ante semejante ejecución del ex West Ham.
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