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Diego Schwartzman dejó escapar un partido increíble ante Tsitsipas

El Peque quedó eliminado en cuartos de final de Montecarlo: estuvo contra las cuerdas, lo tuvo después para ganarlo y, al cabo, se despidió tras perder 6-2, 6-7 (3) y 6-4.

Por Pablo Amalfitano ·

15 de abril de 2022

DIEGO SCHWARTZMAN tendrá problemas para dormir esta noche, aunque luego rescatará los ascpectos positivos del partido increíble que pudo ganar para meterse en semifinales de Montecarlo pero que se le escapó.

Enfrente estaba el griego Stefanos Tsitsipas, el número cuatro del mundo y campeón defensor en el Masters 1000 del Principado. El Peque tuvo en sus manos el batacazo después de caminar por el borde del abismo pero no pudo cerrarlo: se despidió del torneo tras caer 6-2, 6-7 (3) y 6-4, después de casi tres horas de batalla física, mental y emocional.

La primera mitad del partido encontró a un jugador dos escalones por encima del otro en cuestiones de velocidad, piernas y profundidad. Schwartzman no encontraba respuestas, no conseguía hacer daño con su primer saque y corría por detrás sin opciones de dominar la situación.

Con el correr del tiempo Tsitsipas se puso 6-2 y 5-2, a un game de la victoria, y de repente se cruzó con una versión descarada de Schwartzman, aquella que acostumbra a exhibir en partidos de largo plazo sobre el pesado polvo de ladrillo.

En un santiamén el Peque, que no por nada es el 16º del mundo y uno de los mejores ladrilleros del circuito, halló agujeros para lastimar a Tsitsipas y para tomar el dominio emocional del partido.

La montaña rusa, ahora, giraba en sentido contrario: el devenir de los puntos colocaban a Schwartzman en una posición favorable para concretar el cuarto triunfo de su carrera ante un jugador ubicado entre los cinco primeros puestos.

El Court Rainier III del Montecarlo Country Club estaba repleto de personas atónitas por la espectacular recuperación de Schwartzman, quien supo inclinar el sentido del juego para su lado y llegó a colocarse 4-0 y 40-30 con su servicio para encarrilar el pase a las semifinales.

Su tenis y su ánimo, sin embargo, comenzaron a diluirse y, junto con ellos, empezaron a alejarse los puntos. El desarrollo del partido ya no respondía a la iniciativa de Schwartzman, que poco a poco vio cómo se le escurrió entre los dedos uno de los triunfos de su vida. Habrá revancha, sin espacio para dudas, en el resto de la gira para el Peque, que volvió a demostrar que puede ganarle a cualquiera.