¡Habla memoria!

Anatomía de ... una película de culto

La película de México 86 fue la canonización de Maradona en el celuloide. Increíblemente, los encargados de endiosar artísticamente a Diego fueron dos de sus enemigos preferidos: la FIFA y los ingleses.

Por Redacción EG ·

26 de enero de 2015
   

Imagen EL CINE AMERICA, uno de los elegidos para el estreno nacional de Héroes, la película oficial de México 86.
EL CINE AMERICA, uno de los elegidos para el estreno nacional de Héroes, la película oficial de México 86.
La escena, extraña, ocurrió una noche de Navidad, el 25 de diciembre de 1986. El lugar también resulta insospechado, al menos en relación con el fútbol: el cine Gran Rex, en Corrientes al 800 (muchos años después reconvertido en teatro). Y sin embargo, hasta allí fueron Julio Grondona y Carlos Bilardo, dos hombres a los que era más fácil imaginar en cualquier otra geografía antes que en la de una avant premiere: el presidente de la AFA solía exagerar (o no) que la última película que había visto era Lo que el viento se llevó (estrenada en 1940), mientras que al técnico de la Selección todavía le gusta repetir que no vuelve al cine desde Los caballeros de la cama redonda, una de Alberto Olmedo y Jorge Porcel de 1973.

Pero Grondona y Bilardo no estaban en el Gran Rex bajo una excusa cualquiera. Para romper su habitual desconexión cinéfila tenía que tratarse de una historia deportiva, y así sucedió: ese jueves se estrenó en Buenos Aires el documental que, aunque en ese momento nadie lo sabía ni lo imaginaba, marcaría una relación de culto con decenas de miles de futboleros argentinos. Era la presentación en Argentina (y en el mundo) de Héroes, la versión cinematográfica de México 86, o sea la canonización de Diego Maradona en celuloide.

Pasaron 28 años y, aunque cada experiencia es personal, Héroes se convertiría en garantía de emoción. Volver a verla por internet o por televisión para quienes tenemos entre 35 y 50 años supone un regreso a nuestra infancia. Para los mayores de esa edad, Héroes actúa –al menos en muchos casos- como un flashback hacia el apogeo que el fútbol puede generar en un hincha. Y para los más chicos, es la mejor manera de descubrir a Maradona a través de su obra y no de su personaje. Héroes produce endorfinas.

El Gran Rex parecía el Monumental esa noche de Navidad. Las crónicas hablan de cantos de tribuna. Las butacas se reciclaron en paravalanchas. La liturgia de un partido se repitió hasta en las declaraciones coyunturales de los protagonistas, pocos minutos antes de la primera función de Héroes. “Es un motivo lindo, hay una posibilidad de disfrutar después de que ha pasado un tiempo prudencial (desde el Mundial). El lunes se cumplen seis meses (del título del mundo) y está bueno reverdecer algo que salió mejor de lo que esperábamos”, sintetizó Grondona, mientras Bilardo le agregaba una pátina dramática al estreno. “Uno solo ve los siete partidos, pero si tuviera que contar en un libro todo lo que pasó antes del Mundial, creo que no alcanzarían las hojas”, sostuvo el entrenador, a la vez que José Luis Brown acudía en representación del plantel: “Llegué hoy al mediodía al país desde Europa, estoy muy cansado, y sin embargo quiero revivir ese momento”, dijo el entonces defensor del Brest de Francia.

Lo que estaba a punto de suceder sería excepcional: el cine argentino lo había intentado con muchas películas y documentales sobre nuestro fútbol, algunas tan emblemáticas como Pelota de trapo (con Armando Bo, en 1948), El hincha (Enrique Santos Discépolo, 1951) o Fútbol Argentino (con guion de Osvaldo Bayer, ya en la era de imágenes a color, en 1990), pero muy pocas generarían la adhesión popular de Héroes, un filme oficial de la FIFA y realizado por director (Tony Maylam), productor (Drummond Challis) y musicalizador (Rick Wakeman) británicos.

No deja de ser una paradoja: al Maradona de la Mano de Dios y del mejor gol de los Mundiales lo retrataron artistas ingleses contratados por la FIFA, y lo hicieron con tal sensibilidad (en laboratorios de Londres) que muchos argentinos todavía hoy, en 2014, se creen que Héroes es un documental tan autóctono como Villa Fiorito. Incluso el nombre original de la película fue “Hero”, en singular y en obvia a referencia a Maradona. Héroes, la transcripción al español, supone una referencia colectiva, más grupal, incluso levemente menos maradoniana, mientras que en otros países, acaso para no acentuar la mira en un solo jugador (y encima extranjero), fue traducida como “Desafío México” (en alemán, Herausforderung Mexiko, estrenada en Berlín en julio de 1987) y Mundial 86 (en Grecia). En Italia se mantuvo el nombre original, Hero, pero recién sería exhibida en 1990 bajo la excusa de que el Mundial que estaba a punto de comenzar en ese país. En definitiva, los ingleses y la FIFA (que en todos los Mundiales filma y produce una película oficial), dos blancos habituales en el juego de dardos de Maradona, fueron quienes lo trataron de héroe.

Tal vez la frase más recordada del documental sea la última: “Hoy, 29 de junio de 1986, Diego Armando Maradona ha alcanzado su culminación y ha conseguido la inmortalidad”, mientras el nuevo rey levantaba los brazos en simultáneo al último silbatazo del brasileño Romualdo Arphi Filho, el árbitro de la final ante Alemania. En la versión original de Héroes, en idioma inglés, la narración estaba a cargo de Michael Caine, a quien acaso por sus papeles en la saga de Batman como Alfred (el mayordomo de la familia Wayne) resulta difícil relacionar con el fútbol, pero que ya había sido el locutor de la película de la FIFA en el Mundial anterior, la de España 1982, llamada G`ole (y que en aquel 1986, mientras narraba las aventuras de Maradona en México, ganaría un Oscar por su papel de reparto en Hannah y sus Hermanas).

Sin embargo, la voz que recordamos los argentinos es la de Ernesto Frith, una de las más icónicas de la radio y la televisión en la década de los años 80: era el presentador de El Show de Benny Hill y el narrador de La aventura del hombre. Había razones para que Frith fuera el Homero maradoniano: su timbre era magnífico y cultivaba un dominio poco frecuente, el de un excelente manejo del castellano neutro. El doblaje en España, basta con verlo en YouTube, estuvo a cargo de un locutor de ese país, un relato aséptico que no conmueve. Frith, en cambio, dejó su importa personal en Héroes (“para batir a Argentina, primero habrá que batir a Maradona”, era una de sus primeras frases), y lo hizo en noviembre de 1986 en los estudios Alex de Dragones y Mendoza, en el Bajo Belgrano, un edificio –compartido con los laboratorios Phonalex– en el que se realizaban los doblajes de los cortos publicitarios y los largometrajes en Buenos Aires, y que sería demolido en los años 90.
Frith, que murió en 1995 a los 55 años, no es la única presencia argentina en Héroes, independientemente de Maradona y sus cortesanos: la cantante Valeria Lynch forma parte de la versión original del documental, una presencia que no deja de ser una peculiaridad si se tiene en cuenta que la musicalización estaba a cargo de una gloria del rock sinfónico, el inglés Rick Wakeman, histórico tecladista de Yes. La inclusión de Lynch (cuyo nombre real es María Cristina Lancelotti) se entiende por su magnífica relación con Maradona, en especial durante aquellos años: dos días antes del partido ante Uruguay, por los octavos de final, la cantante visitó la concentración del Seleccionado en el Distrito Federal para saludar a su amigo y a cambio recibió una camiseta de regalo: “Para la número uno del mundo, Valeria Lynch, con todo afecto, Diego Maradona”, se la firmó el futbolista. “No sabés lo que significa tener a Valeria. Para mí es una number one total y absoluta”, declaró Diego a la revista Gente, testigo del encuentro.

Ambos se admiraban desde hacía rato. Maradona solía concurrir a los recitales de Lynch en la avenida Corrientes de Buenos Aires y, ya en el Mundial de México, colgó un poster de la cantante en la habitación que compartía junto a Pedro Pasculli. En aquella época, además, Diego siguió tan de cerca el embarazo de Valeria que su amiga lo eligió como padrino de su hijo, Santiago. Cuando a fines de 1986, la cantante recibió un inesperado llamado para que autorizara a que una de sus canciones fuera incluida en la película oficial de México 1986, su respuesta fue inmediata: “¡Sí!”. Incluso le preguntaron cuánto quería cobrar: “Nada, para mí es un honor”, se desentendió.

Esa canción era: “Me das cada día más” y es la que arranca con “En las buenas y en las malas, a mi lado siempre tú, de una forma sobrehumana, a mi lado siempre tú, no es tan fácil convivir conmigo, sin embargo siempre al lado mío, mi buen amor, mi gran amor, siempre conmigo”. En el documental aparece tres veces: primero durante la presentación de Maradona junto al resto de las estrellas del Mundial (junto a Michel Platini, Preben Elkjaer Larsen, Gary Lineker, Enzo Francescoli, Karl Heinz Rummenigge, Emilio Butragueño, Sócrates, Michael Laudrup y Hugo Sánchez); después en la antesala de la final, mientras Diego estira los músculos en los segundos previos al partido ante Alemania y llega con las manos al césped del estadio Azteca; y por tercera vez después de la consagración, ya con Maradona como campeón del mundo, en sintonía con Lynch gimiendo “Aleluya por el modo que tienes de amar”.

Ese tema maradoniano, en realidad, es interpretado por Lynch, pero fue escrito y musicalizado por el tucumano Paz Martínez (tampoco es conocido por su nombre real, Norberto Gurvich) y el catamarqueño Víctor Yunes. Era una canción relativamente nueva: había sido compuesta dos años atrás, en 1984, pero Paz Martínez fue enseguida hasta la oficina de la cantante, en Hipólito Yrigoyen y Riobamba, a ofrecérsela para que la interpretara. A Lynch le gustó y arrancó una historia que terminaría asociado a la cúspide de Maradona y México 86. El tema oficial de Héroes, de todas maneras, es cantado (también) por una inglesa, Stephanie Lawrence (murió en 2000), y se refiere tan directamente a Maradona y al título de la película que se llama Una clase especial de héroe (“Special kind of hero”).
Las voces de Lawrence y de Lynch, entre muchas otras (y la de Frith, en la versión argentina), se intercalan durante 86 minutos con el audio de las hinchadas (canciones poco imaginativas, pero emblemáticas como el duelo entre Francia y Brasil, o sea el “Viva, viva, les Bleus” contra el “oooh oooh Brasil”) y, sobre todo, con los teclados de Wakeman. La perdurabilidad de Héroes no se explica sólo en las proezas de Maradona, sino también en la obra de Wakeman. En una de las tantas visitas del ex tecladista de Yes a Buenos Aires (en las que, por ejemplo, vio un River-Boca en la cancha), le preguntaron qué había sentido al tener que musicalizar Héroes, o sea los goles de Maradona contra su selección.

“La gente de Inglaterra adora a Maradona. Durante semanas me la pasé viendo en la filmación sólo los pies de Maradona y fue increíble. Ese iba a ser un documental oficial del Mundial 86 y terminó siendo una película sobre Maradona porque no había otra cosa más interesante que mostrar”, respondió Wakeman.

Imagen LA MANO de Dios y el recuerdo de la avivada de Diego frente a Inglaterra.
LA MANO de Dios y el recuerdo de la avivada de Diego frente a Inglaterra.
La otra voz argentina que aparece en la versión original del largometraje es la de uno de los tantos periodistas deportivos que participan en Héroes, José María Muñoz (fallecido en 1992). Maylam, director y guionista del documental, recurrió al audio de los relatos radiales y televisivos en diferentes idiomas. Lo interesante es que muchas veces los ubicó de manera alternada, por ejemplo a un narrador brasileño sufriendo con el penal errado por Zico ante Francia y, por supuesto, al relator de la BBC de Londres maldiciendo y admirando, en partes iguales, al segundo gol de Maradona: “El primero no debería haber sido convalidado, pero por esto es el mejor jugador del mundo. Inglaterra 0-Maradona 2”. Lo curioso en la participación de Muñoz ocurre durante el primer gol, el convertido con la mano, infracción que el relator advierte en el momento. Sin embargo, y casi como si sintiera culpa de una acción contraria al reglamento, Muñoz dice: “Ay ay, ay, qué lindo que has hecho esto, Enrique, esteee, eeeh, Diego. Qué felicidad le has dado a toda América”. Enrique, claro, era Macaya Márquez, el comentarista de radio Rivadavia que estaba a su lado, y con el que seguramente Muñoz habrá tenido un contacto visual para confirmar que el gol había sido con la mano. En la confusión de una jugada atípica, Muñoz cambió Enrique por Diego.

Los críticos de cine le dieron de inmediato la bienvenida a Héroes, estrenada en Argentina en simultáneo a Por fin me la quité de encima, de Danny DeVito (en Buenos Aires también se proyectó en el cine América -de Callao al 1000, ya demolido– y en el Atlas de Belgrano –en Cabildo y Juramento, también desaparecido–, mientras que en el Interior llegó al San Martín de La Plata, el Ambassador de Mar del Plata, el Plaza de Tucumán, el Avenida de Tandil, el Alberdi de Salta y el Ocean de Bahía
Blanca, entre otras ciudades).

El 26 de diciembre de 1986, Clarín Espectáculos tituló “La victoria, como una gloriosa sinfonía”, en un texto de Carlos Morelli que realza “los compases sonoros maravillosamente urdidos por Wakeman. Cada partido, cada gol, cada penal, cada alegría, cada esperanza, cada decepción tendrán su tiempo y su temperatura y su melodía en un resumen enajenante. Hasta los muertos se levantan. Ni que hablar de los vivos”. También La Nación se rindió ante una película que, gracias al talento de sus ocho camarógrafos (cuatro de los cuales seguían exclusivamente a Maradona en los últimos partidos de Argentina), consiguió “imágenes muy diferentes a las que mostró la televisión durante el Mundial. La aproximación extrema, el `ralentí` de los movimientos (una cámara lenta más rápida que la acostumbrada) y repeticiones sucesivas permiten ver aquello que normalmente está oculto. El film tiene notables méritos cinematográficos y una tremenda capacidad de reproducir con gran intensidad la emoción de un momento, de captar ese instante efímero. Héroes no es exclusivamente un film sobre el futbol”.

Y 28 años después, Héroes sigue siendo mucho más que una película de fútbol: también lo es sobre nuestra infancia.

Por Andrés Burgo. Fotos: Archivo El Gráfico 

     Nota publicada en la edición de diciembre de 2014 de El Gráfico