¡Habla memoria!

1993. Higuita en un arco de rejas

El ex arquero de la Selección Colombia atravesaba un duro momento, estaba en la Cárcel Nacional Modelo “Patio Quinto¨, acusado de haber participado en el rescate de un secuestro. Esto lo llevó a perderse el Mundial del 94.

Por Redacción EG ·

17 de febrero de 2020

El 14 de junio de 1993, los habituales televidentes de los noticieros nocturnos se asombraron al ver en la pantalla las imágenes de un hombre muy conocido, muy querido, con características de ídolo nacional, que esposado y fuertemente custodiado descendía de un helicóptero y era luego introducido en un vehículo policial. Todo hacía pensar que había sido capturado uno de los capos del narcotráfico y que se lo quería someter al escarnio público. Tal el dispositivo de seguridad y también el llamado a las radios, diarios y televisión para que fueran testigos del acto. Pero no, no era un miembro del Cartel de Medellín, ni tampoco del Cartel de Cali. Realmente se trataba de uno de los más queridos personajes del fútbol colombiano, actor principal de las más recientes hazañas de la Selección Nacional, un revolucionario del puesto de arquero, famoso en todo el mundo por su manera de jugar, osada, atrevida e intrépida: era René Higuita, el loco, el guardavallas del Atlético Nacional, el héroe de aquella conquista de la Copa Libertadores de América, en 1989, en Bogotá, el ídolo de los niños colombianos que no se cansan de ver por televisión un anuncio de una bebida en la que René vuela de palo a palo.

René Higuita en la cárcel. ¿Y por qué? En un comienzo la noticia fue mal presentada. Se dijo, simplemente, que estaba implicado en un caso de secuestro. En noticieros internacionales se deformó más: "Hi-guita participó en un caso de secuestro". Así se dijo. Pero en verdad, René sólo supo que había cometido un delito cuando la policía lo detuvo. Él estaba convencido de que había hecho una obra buena. No conocía la Ley, recién creada, la N° 40 de 1993.

¿Cuál fue su pecado? La historia es ésta.

Imagen Higuita alojado en la Cárcel Nacional Modelo ¨Patio Quinto¨ en Bogotá.
Higuita alojado en la Cárcel Nacional Modelo ¨Patio Quinto¨ en Bogotá.

 

LA LEY ANTISECUESTRO

Un amigo suyo, Luis Carlos Molina, le pidió que sirviera de intermediario para pagar el rescate de su hija Claudia, quien había sido secuestrada el 29 de abril de este mismo año. El aceptó y se reunió con los secuestradores: entregó el dinero (se dice que fueron 300.000 dólares) y recibió a la muchacha. Molina, en señal de gratitud, le regaló 50 mil dólares a Higuita. No fue una suma pactada. Fue un regalo de Molina. Higuita no quería aceptar el dinero, pero Molina insistió.

En verdad, René violó la Ley Antisecuestro creada para tratar de frenar lo que es una auténtica industria en Colombia. Ley defendida y promocionada por personajes del país que fueron secuestrados, como Francisco Santos, jefe de redacción del periódico "El Tiempo"; Andrés Pastrana, candidato entonces a la Alcaldía de Bogotá, hoy candidato a la presidencia de la República, e hijo del ex presidente Misael Pastrana; y Álvaro Gómez, varias veces jefe del Partido Conservador y candidato a la presidencia.

La nueva Ley ha sido calificada de muy severa y como violatoria de los derechos humanos, pues, por ejemplo, es injusto que se le niegue a un padre la posibilidad de recuperar a un hijo pagando una suma por su rescate. Explicado de otra forma, si un padre paga por rescatar a su hijo, va a la cárcel. Por estos días, precisamente, la Corte Constitucional falló en torno de esta Ley, determinando que, en efecto, no se le podía prohibir a una persona que utilizara su dinero para rescatar a un familiar. Eso violaba los derechos humanos. La gran prensa ha puesto el grito en el cielo: "Fue derrumbada la columna vertebral de la Ley Antisecuestro", se tituló. Esa columna vertebral eran cinco artículos de la Ley, relacionados con la congelación de bienes a personas secuestradas y el severo control que se había dispuesto para impedir el pago a los delincuentes; son los que fueron declarados inconstitucionales por la Corte. La gran esperanza de Higuita era que toda la Ley fuera declarada en ese sentido, pero no fue así. Ninguno de los artículos que tenían que ver con el presunto delito cometido por Higuita fueron tocados.

"Yo estuve ocho meses secuestrado, encadenado a una cama, esperando la muerte cada día, y confieso que no existe nada más terrible que esto. Es más, juro que, Dios no lo quiera, si otra vez sufro un secuestro, primero me hago matar. Nunca más pasaré por un sufrimiento semejante". Son palabras de Francisco Santos, pronunciadas a este periodista, en un avión cargado de felicidad, en el regreso de la Selección a Bogotá, procedente de Buenos Aires, el 6 de septiembre de este año.

Las acusaciones iniciales a Higuita fueron: a) omisión de información sobre un secuestro, tipificado en el artículo 12 del Estatuto Antisecuestro; b) encubrimiento de un supuesto delincuente, prófugo de la justicia, Luis Carlos Molina, implicado en la muerte del periodista Guillermo Cano y en el delito de lavado de dólares; y c) enriquecimiento ilícito, derivado de un secuestro (artículo 69, Ley 40), pues recibió 50 mil dólares al participar en la liberación de una persona secuestrada.

Durante todos esos días, desde su detención el 4 de junio y su traslado a Bogotá, hasta el 9 de junio, cuando la Fiscalía le dictó medida de aseguramiento y ordenó su reclusión en la cárcel Modelo de la Capital de la República, se hicieron muchos comentarios. Higuita era la noticia de todos los periódicos cada día. La gran prensa, o sea, los diarios "El Tiempo" y "El Espectador", prácticamente lo condenaron. Estos periódicos habían sufrido sendos golpes de la violencia que impera en Colombia, con el asesinato de Guillermo Cano y el secuestro de Francisco Santos; el primero, alto director de "El Espectador", y el segundo, miembro importante del clan Santos, propietario de "El Tiempo".

Imagen Higuita frente a Camerún en el Mundial 90, es el momento en el cual comete uno de los errores más recordados de su carrera.
Higuita frente a Camerún en el Mundial 90, es el momento en el cual comete uno de los errores más recordados de su carrera.

Se dijo que Higuita había hecho méritos como para sufrir una pena de 16 años, por lo menos, y se recordó su amistad con el llamado enemigo público número uno, el jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, quien fuera abatido por la policía el último 3 de diciembre en Medellín. Esa amistad quedó manifiesta cuando Higuita, en junio de 1991, antes de la Copa América de Chile, fue a la cárcel a visitar al capo, hecho que dio pie para que rodara la cabeza del coronel Augusto Bahamón, comandante de la Cuarta Brigada, quien autorizó el ingreso del guardavallas a la cárcel, llamada de máxima seguridad, pero de donde Escobar pudo escapar cuando quiso y como quiso, luego de vivir allí a cuerpo de rey.

 

A LA CAZA DEL IDOLO

En declaraciones a la televisión, por aquellos días, Higuita dijo que "lo volvería a hacer", explicando que si tuviera que repetir la acción de ayudar a salvar la vida de un ser humano, lo haría, así violara de nuevo la Ley. Pero no fue sólo Hi-guita quien afirmó eso. Todos los integrantes de la Selección de Colombia, incluyendo a su cuerpo técnico, dijeron a la prensa que si un amigo les pidiera su ayuda para rescatar a un hijo, lo ayudarían sin pensarlo dos veces.

En ello radica, precisamente, el argumento de los abogados de Higuita: en que la Ley viola los derechos humanos. Fabio Lizcano Rodríguez, uno de los abogados, cita el artículo 95 de la Carta Magna, el Principio de Solidaridad Social. Y dice que la Ley entra en contradicción con los derechos fundamentales del ser humano.

Lo importante fue que Higuita no tuvo intención de violar la Ley. Pero eso de nada vale: la violó y puede ser castigado por ello. En realidad ya lo ha sido, pues su situación es muy triste. Su esposa, Magnolia, estuvo por varios días de un lado para otro, tratando de verlo en la cárcel, cosa que logró al cabo de muchos días y muchas súplicas. Además, el tratamiento que se le dio a René fue infame.

Higuita, un ídolo nacional, fue conducido esposado y se llamó a la televisión para que fil-mara la triste escena. Muchos niños lloraron al ver a su ídolo en esa condición, como si fuera un criminal peligroso. En cambio, cuando se entregó Pablo Escobar no se permitió la presencia de la prensa. Jamás pudo un periodista llegar a la cárcel para tomar fotografías del famoso narcotraficante. El gobierno protegió a Escobar en ese sentido. Y funcionarios del mismo Estado le permitieron convertir a la llamada Catedral (la cárcel) en un cómodo hotel cinco estrellas.

 

Imagen Su famoso ¨Escorpión¨.
Su famoso ¨Escorpión¨.
 

Los antecedentes de René Higuita con Pablo Escobar, sus encuentros, son razones que se tienen ahora para condenarlo. Sin embargo, se supo que Escobar desayunaba o almorzaba en La Catedral con alcaldes o funcionarios del gobierno. Por lo menos, a la cárcel podía entrar el famoso sacerdote Rafael García Herreros, ya fallecido, quien fue el puente que permitió la entrega de Escobar a las autoridades, y quien llegó a calificar al capo de "hombre bueno". Por esa acción, el padre fue candidateado al Premio Nobel de la Paz. Se supo también que recibió dinero de Escobar para adelantar su obra "El minuto de Dios", que consiste en dotar de vivienda a la clase pobre de Bogotá. En ese caso, el dinero de Escobar, proveniente del narcotráfico, se convirtió en dinero bendito.

 

UNA VIDA DE NOVELA

René Higuita nació en Medellín el 27 de agosto de 1966, en un barrio pobre, fuerte, de gente de bajos recursos, el barrio de la Castilla. Su madre, María Dioselina Higuita, no tuvo más hijos. Por eso, todo su amor se lo entregó a ese muchacho loco que era como un ventarrón, pues parecía ir de prisa siempre, de un lado para el otro. Hasta los 16 años, René no conoció a su padre. A esa edad, en un encuentro casual en una calle de Medellín, su madre se lo presentó: "Este es tu padre", le dijo. Y René le dio su mano fría, sin calor de hijo. No-sintió nada, ni nervios, ni cariño, ni nada. "Fue como si le hubiera dado la mano a un extraño", confesaría después.

Pero la madre, que amaba a ese hombre, a pesar de su ausencia, y que quería también a su hijo, deseaba que su pequeño llevara el apellido de su padre. Sin embargo, Jorge Zapata, que así se llamaba el hombre, nunca quiso reconocer en una notaría a René como hijo suyo.

La madre murió poco tiempo después sin lograr su propósito. Y René se quedó solo con su abuela, Ana Felisa, quien lo ayudo a convertirse en hombre. En medio de muchas privaciones, René fue creciendo como figura del fútbol, deporte que lo salvo de la delincuencia. Aparecieron las Selecciones de Antioquia, primero, y luego la Selección Nacional Juvenil que comenzó a decirle al mundo que en Colombia se iniciaba un fútbol nuevo, alegre, claro, pero con más responsabilidades. Ese aviso se produjo en el Campeonato Sudamericano Juvenil que se jugó en Asunción en 1985. Era el equipo de Luis Alfonso Maroquín.

Imagen Su estadía en la cárcel le privó la posibilidad de ser convocado por Maturana para el Mundial de Estados Unidos de 1994.
Su estadía en la cárcel le privó la posibilidad de ser convocado por Maturana para el Mundial de Estados Unidos de 1994.

Por esa época un hombre tocó la puerta de la abuela Ana Felisa, y preguntó por René. Era Jorge Zapata, el padre, que llegaba a hacerle un ofrecimiento: quería darle su apellido. "Gracias, ya no lo necesito", respondió René. "Ahora llevo con orgullo el apellido de mi madre", agregó, y le dio la espalda a aquel extraño.

En el momento de la detención, René estaba recuperándose de una fractura en la pierna derecha. No podía jugar en la Copa América de Ecuador, pero se esperaba que estuviera en las eliminatorias.

En el propio vestuario de River Plate, después del glorioso 5-0, sus compañeros de Selección corearon su nombre y le dedicaron la clasificación. Y al día siguiente, en el estadio El Campín, cuando los condecoró el presidente Gaviria, volvieron a gritar "¡René, René!" Y las cincuenta mil personas que estaban allí hicieron lo mismo.

Al fiscal de hierro, Gustavo De Greiff, ese hecho no lo con movió. Por el contrario, lo irritó. Es que la ley no le hace caso a los mandatos del corazón.

 

LO QUE VENDRA

La Fiscalía dio por terminada la investigación, pero no le ha definido la situación a Higuita. ¿De cuántos años será la condena? Algunos esperan que sea absuelto. Pero esto quizás no sea posible. Los abogados tratan todavía de que a René lo juzgue la justicia ordinaria, y no mediante un juez sin rostro, la Fiscalía General de la República.

Imagen Con la Selección Colombia solamente disputó el Mundial de Italia 1990.
Con la Selección Colombia solamente disputó el Mundial de Italia 1990.

En las dos últimas semanas Higuita ha sido noticia todos los días, especialmente por su huelga de hambre, que fue una manera de presión para que se le definiera su situación judicial. Han sido seis meses en la cárcel. Seis meses separado de sus hijos y de su mujer. Seis meses separado de su otro gran amor: el fútbol. Los fanáticos esperan que la ley no sea tan dura con su ídolo, éste sí un hombre bueno, y que se le pueda ver defendido el arco d la Selección Nacional en el Mundial de Estados Unidos, lo que sí existe certeza es que René Higuita está en la cárcel por un acto que él consideró bueno. No es un criminal. No es un delincuente. Sólo es un hombre famoso y por ello presenta como un espléndido chivo expiatorio.

 

 

Por  FABIO POVEDA MÁRQUEZ (1993).

Fotos: gentileza "DIARIO DEPORTIVO" (Bogotá).