¡Habla memoria!

1950. Los motivos de la ausencia Argentina del Mundial de Brasil

Como consecuencia del éxodo de los mejores jugadores por la huelga del 48 y del enfrentamiento con la Federación Brasilera, la AFA, presidida por Valentín Suárez, resuelve no participar del certamen.

Por Redacción EG ·

20 de septiembre de 2019

 

Nos habría sido posible en el número anterior comentar los motivos determinantes de la no concurrencia del fútbol argentino al Campeonato Mundial a realizarse en Brasil, pero faltaba la palabra oficial. Ella fue dada cuando ya la revista estaba en máquina. El señor Valentín Suárez, en su carácter de presidente de la Asociación Argentina de Fútbol, entregó a los periodistas el texto de la resolución y sus considerandos.

 

Imagen Plantel de Argentina, campeón del Sudamericano de 1947
Plantel de Argentina, campeón del Sudamericano de 1947
 

Expresa el mismo que la ausencia de nuestro fútbol al último certamen sudamericano que tuvo por sede el Brasil se debió a causas de fuerza mayor, como lo fue la huelga de jugadores profesionales que abarcó un extenso período. Fue materialmente imposible la concurrencia. El conflicto la determinó. No obstante, nuestra Asociación seleccionó en su oportunidad a los jugadores que integrarían el plantel que disputaría el Mundial y se le sometió a prácticas que son del dominio público. Es decir, que tenía el firme propósito de estar representada en el certamen de referencia. Pero de parte de la Confederación Brasileña de Deportes, organizadora del Campeonato Mundial, emanaron medidas que no fueron cordiales, puesto que impidieron la concertación de partidos entre equipos brasileños y los nuestros y, finalmente, acaba de prohibir al Club Bangú el jugar con los argentinos, ya sea dentro o fuera de nuestro territorio. Esa medida, considerada inamistosa, influyó decisivamente en la resolución que acaba de tomar el organismo que preside el señor Valentín Suárez.

“Es lamentable todo lo acontecido, pero no podemos dejar de aceptar como muy sensata la medida de referencia. Es conveniente dejar que el tiempo transcurra y que ciertos resquemores, que han tenido también su gravitación, se olviden para bien del deporte de estos países. Los últimos partidos, sin ser nada más que con equipos representativos de clubs de uno y otro lugar, no han sido lo cordiales que el deporte exige. En lugar de acercar han separado. ¿A qué insistir en ello? Si las razones expuestas por nuestra Asociación son muy sensatas, si está bien probado que no nos fue posible concurrir al último Campeonato Sudamericano, también inciden otros hechos que desnaturalizan la función social del deporte. Frente a ello toda insistencia sería perjudicial, porque el clima en que se desarrollan los partidos estaría muy distante de ser el que debe imperar en los mismos. No conviene a ninguna de las dos partes el exponer efectos más valederos para que sean desvirtuados en un campo de fútbol. Es criterioso remitirse al tiempo en la lógica esperanza de que él vaya colocando por sí mismo las cosas en su lugar a fin de que cuando se reanuden estas relaciones meramente deportivas encuentren un clima propicio y que la fiesta del deporte lo sea realmente fraternal. Las últimas manifestaciones del popular deporte con equipos de clubs no han sido lo agradables que deseamos, y no es sensato exponer una amistad de más hondura y significación que un partido de fútbol a que ruede por un campo de juego. No todos los espectadores están dotados de la serenidad que se necesita para acordarle la real importancia.

El tiempo ha de transcurrir y gracias a él volveremos a ver en nuestros campos a equipos y jugadores estupendos de Brasil como los que quedaron en nuestro recuerdo, así como también se verán en campos brasileños a los nuestros. Y volverán los días, amables, aquellos en que aplaudíamos aquí a un Domingos con la casaca de Boca y allá se les tributaban palmas a muchos argentinos que gozaron de la mejor y más cordial hospitalidad.