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DJOKOVIC: "MI ÉXITO ES EL DE TODO UN PAÍS"

Después de romper el récord de Federer con su permanencia en la cima del ranking, el número uno recordó una vez más que juega, entre muchas otras cosas, por amor a Serbia. Cómo fueron sus inicios en plena Guerra de los Balcanes.

Por Pablo Amalfitano ·

15 de marzo de 2021

NOVAK DJOKOVIC lleva varios años instalado como el mejor tenista del mundo. Más allá de haber cedido la cima del ranking en momentos puntuales, no deja dudas en el ambiente sobre su condición de rival a vencer. Sin ir más lejos está invicto en lo que va de 2021: ganó sus dos partidos de singles en la ATP Cup de Melbourne y los siete que le demandó conquistar su 18° título de Grand Slam en el Abierto de Australia.

Días atrás, por caso, el serbio rompió uno de los récords más importantes del tenis: sumó 311 semanas ubicado en la cúspide del ranking ATP, dejó atrás las 310 de Roger Federer y estableció la nueva marca. Con el Abierto de Australia como su último torneo disputado, el número uno vive estas horas históricas en Belgrado, su ciudad natal.

"Estoy en Serbia y cuando me desperté parecía un día normal, pero no era normal por todos los que lo hacían especial. Me di cuenta por primera vez del significado de lo que hago, que mi éxito es también el de la gente que me rodea y el de todo un país. Es el deporte que amo con todo mi corazón, estoy feliz y orgulloso de esta hazaña. Lo comparto con mi familia, mis amigos y las personas más cercanas a mi vida. Y con muchas personas me han dicho que este éxito también es su éxito. Hace diez años, cuando cumplí el sueño de mi infancia de ganar en Wimbledon y convertirme en el número uno del tenis, volví a celebrarlo a Serbia y había mucha gente en las calles de Belgrado y en todo el país. Me sorprendió mucho", contó, emocionado, en una entrevista con Globoesporte.

 

Imagen Djokovic en el frontón donde empezó a jugar
Djokovic en el frontón donde empezó a jugar
 

Djokovic sufrió de chico La Guerra de los Balcanes durante sus inicios en Kopaonik, una de las principales cadenas montañosas de Serbia, que tiene una pequeña zona al norte de Kosovo. En ese lugar sus padres Srdjan y Dijana le inculcaron la pasión por el esquí desde muy temprana edad, lo que explica la flexibilidad que hoy exhibe Djokovic en los tobillos, las rodillas y las articulaciones. Allí, a más de 1700 metros sobre el nivel del mar, también empuñó una raqueta por primera vez, a los 7 años. La velocidad de la pelota en la altura generó que fuera un jugador mucho más rápido, con sus reacciones y reflejos. Ese lugar, donde el número uno del mundo comenzó a forjar su leyenda, fue bombardeado en 1999 durante los ataques de la OTAN a Yugoslavia. El joven Djokovic tenía apenas 12 años. Décadas después, cuando ya era un tenista consagrado a nivel internacional, visitó el lugar donde permanece el frontón en el que aprendió a jugar.

"Me costó entender con seriedad la situación de mi país después de la guerra, sobre todo los problemas económicos y políticos. La gente sufre porque es un país marcado por la guerra. Por eso intento representar a Serbia de la mejor manera posible y demostrar que tiene muchas cosas positivas que ofrecer, no sólo negativas. Lo hago cuando juego la Copa Davis, pero también hablo de los valores reales y buenos que ofrece Serbia. La imagen es negativa desde hace más de 20 años y quiero cambiarla", explicó Djokovic alguna vez. Modificar el concepto que el mundo construyó sobre su país después de la guerra, como el mejor jugador de la historia de Los Balcanes, es uno de los grandes motores de su vida.