La jornada está aquí

SANTAS VERDADES

Ignacio Piatti, ya desvinculado de San Lorenzo, rompió el silencio en ESPN F90, dejando en claro el rol negativo de los hermanos Romero en el vestuario de San Lorenzo. Boedo arde al calor de sus internas.

Por Pablo Bomarito ·

12 de enero de 2021

Ignacio Piatti jugó poco y nada desde su vuelta a San Lorenzo, nada de lo que había soñado o charlado con Marcelo Tinelli se había cumplido.
Desde su regreso el club de Boedo navegó en la intrascendencia: planteles efímeros, técnicos que duraban un suspiro y dirigentes que no pegaron nunca en la tecla.
La llegada de los "Hermanos Romero" eran la inyección anímica / futbolística que el club necesitaba para su resurgir, más teniendo en cuenta las aspiraciones de Tinelli en la estructura del fútbol argentino. Pero a vista de los resultados, a veces las apuestas pueden perderse.

"Estos pibes hicieron echar a tres técnicos, no tienen amigos dentro del vestuario. Ángel decía que Herrera era su amigo y lo quebró en un táctico". Piatti no habla desde el despecho por no pertenecer o el olvido de aquellos que lo buscaron, lo hace desde la pertenencia al club, donde fue parte del plantel que ganó la primera tan ansiada copa libertadores.

"El grupo está unido menos los Romero. Les dieron las llaves del club. Dijeron que iban a cambiar, pero no cambiaron, Ángel Romero quebró a Herrera en un táctico. Soso no lo podía creer. Yo llamé a Marcelo (Tinelli) para decirle que estaba pasando algo grave y me dijo que le iban a pedir disculpas, pero lo quebraron, ¿qué iban a decirle? Ahí nos enojamos todos con los dos"

Además, Piatti dejó en claro que los "Beneficios" que tenían los hermanos no eran lo mejor: Kinesiólogo, chofer propio, visitas familiares... la implosión del plantel tomaba forma lentamente.

"Los Romero repartían premios en el vestuario. Nos decían: 'Si ganamos les damos plata'. Los fui a felicitar porque habían jugado bien, y me dijeron: 'Tomá, Nacho, quince mil pesos'. No quería nada yo".

La interna creció a la sombra del secreto: el plantel masticaba su bronca por un lado y los Romero disfrutaban de las prebendas y cuidados otorgados sin chistar.

Todo explotó en el último partido frente a Banfield, ese vestuario no soportó más las diferencias: Insultos, golpes, manotazos y los Romero en fuga a bordo del auto de un dirigente que los salvó de un mal momento.

Con Soso "renunciado" y Gorosito con todo encaminado para su vuelta, el futuro de los hermanos no está claro, lo cierto es que no va a haber más secretos de confesión que los proteja o les de garantías que deben ganarse en el campo de juego.