Copa América 2011

La mística uruguaya pasó por Santa Fe: la Celeste eliminó a Argentina en los penales

Fue 1-1 en los 120 minutos. Uruguay jugó casi una hora con un jugador menos, por expulsión de Pérez, quien había abierto el marcador. El empate fue de Higuain. También fue expulsado Mascherano. Luis Suárez y Muslera, las grandes figuras.

Por Redacción EG ·

16 de julio de 2011
Imagen HAZAÑA. El festejo uruguayo tras eliminar a Argentina por penales (AFP)
HAZAÑA. El festejo uruguayo tras eliminar a Argentina por penales (AFP)
SANTA FE (Enviado especial). El GPS de la mística uruguaya ya tiene un nuevo lugar favorito. Río de Janeiro, Amsterdam, Colombes, Sudáfrica, Buenos Aires. Ahora también Santa Fe. Uruguay paseó su garra y su mística, soportó un partido tremendo, jugó una hora en inferioridad numérica y terminó imponiéndose en los penales.

@ContRelD@Salvo por la expulsión de Pérez, la Celeste nunca falló. Sostenido por dos figuras gigantes: Muslera en el arco y Luis Suárez arriba. Ambos jugaron partidos memorables. Ambos, también, fueron protagonistas en la tanda desde los doce pasos. Suárez convirtió el suyo, como todos sus compañeros. Muslera atajó el disparo de Tevez, para que Argentina siempre estuviera abajo en el resultado. El grito tras la definición de Cáceres no fue sólo el de los jugadores, los miles de hinchas que ocuparon –sobre todo- la tribuna norte superior. También fue el grito de la historia. De la garra bien entendida, del corazón por sobre los pases cortos. Fue el grito de Uruguay, semifinalista de la Copa América. Hizo marchar a Argentina, como en el 87. Y se medirá ante Perú el martes, en La Plata. 

EL CLASICO. Hubo un partido para ver una y mil veces. Inabarcable desde la intensidad, las acciones y el juego. La victoria de cualquiera tenía sabor a justicia. Quizás en cantidad de situaciones haya merecido más la Selección. Pero si hasta el primer tiempo había dejado una imagen positiva, en el segundo perdió la brújula y se fue desdibujando ante las actuaciones de los jugadores uruguayos, que como suele pasar, crecieron en la adversidad. 

Empezó mal la Selección. Fue una postal de lo que se sucedería toda la noche: Burdisso le cometió una falta innecesaria a Luis Suárez. Forlán agarró la bola, bombeó un centro al área, Cáceres apareció sin marca y la cruzó ante la estirada inútil de Romero. Por el segundo palo apareció el Ruso Pérez, para empujar por sobre la línea. El despeje de Burdisso fue con la pelota adentro del arco. Pérez podría haber sido expulsado a los dos minutos por una fuerte entrada a Mascherano. Amarilla prefirió amonestarlo.

Argentina pasó unos minutos de confusión ante el golpe, pero se fue recuperando gracias a Gago. El del Real Madrid era el único que intentaba parar la pelota dentro del caos. Di María se excedía en la gambeta, Agüero no aparecía. Mascherano no acompañaba. Gago solo levantó el partido, con buenos cambios de frente. Comenzó a hacer jugar. A Zabaleta, a Zanetti. Y, especialmente, a Messi. Así llegó la jugada del empate. De Milito (uno de los pocos anticipos de la noche) para Gago, de Gago para Messi. Y con un pase descomunal por detrás de Lugano, Leo lo dejó solo a Higuain, que logró desbloquearse con un cabezazo demoledor. 1-1 y todo como era entonces.

Allí apareció el mejor Messi. En sociedad con Zabaleta y con Gago como vértice, Argentina presionó sobre ese costado y empezó a dominar el partido a piacere. Pero no podía vulnerar a la defensa uruguaya. Y Uruguay siguió haciendo su juego. Con Forlán flotando detrás de Mascherano. Con Suárez peleando contra los centrales. Y con tiros libres que caían como puñaladas en el área argentina. De uno de esos envíos, llegó la contra que iniciaba Gago y que obstruyó infantilmente Pérez. Doble amarilla. Parecía que el partido empezaba a cambiar. Sin embargo, la Selección no pudo rematarlo antes del entretiempo.

Imagen LUIS SUAREZ fue un león. Peleó, corrió, encaró y jugó. (AFP)
LUIS SUAREZ fue un león. Peleó, corrió, encaró y jugó. (AFP)
¡Cómo cambió todo en el segundo tiempo! Argentina jamás logró hacer pie. Uruguay, en cambio, sí. El hombre de más nunca se notó. Gago ya no fue tan dominante. Messi no mantuvo su grado máximo de influencia: si en el primer tiempo terminó haciendo una jugada por minuto, con el cansancio del segundo fue apareciendo con más intermitencias. Crecieron los volantes uruguayos. Y Luis Suárez siguió jugando el partido de su vida. Hizo amonestar a los centrales, jugó al filo del offside (y dos veces le anularon jugadas muy finitas), retó a varios de sus compañeros, encaró, se asoció con Forlán. Fue una actuación de manual. 

@ContRelI@El ingreso de Pastore por Di María le dio un nuevo socio a Messi para jugar la corta. Pero Agüero seguía sin aparecer. No sorprendió que lo reemplazara Tevez. Sí sorprendió el nivel con el que entró Carlitos a la cancha. Flojísimo. El que sí apareció fue Muslera, cada vez con más grado de incidencia. Su doble atajada tras el tiro libre de Carlitos fue sensacional. Más aún, por la inmediatez de una jugada imposible, la que le tapó a Higuain tras una media vuelta invertida que sorprendió a todos menos al uno. Hubo también intervenciones correctas ante Pastore y Messi. Uruguay tuvo la última de los 90: se lo perdió Forlán tras una acción impresionante de Luis Suárez.

La expulsión de Mascherano por falta al propio Suárez terminó de desbalancear un partido que Argentina estaba perdiendo en el medio, incluso con un jugador más. El alargue se hizo cuesta arriba. El tercer cambio argentino fue el de Biglia por Gago, cansado. Los uruguayos aún seguían corriendo. Tabárez recién decidió los ingresos de Eguren y Gargano cuando promediaba el segundo tiempo del alargue.

Un alargue que mantuvo los parámetros del segundo tiempo: intensidad, jugadas en los dos arcos, Muslera, Messi y Suárez como pratogonistas. Estuvo cerca Alvaro Pereira. Respondió Higuain, con un tiro bajo que superó a Muslera pero rebotó en el palo. La última fue la de Messi, en una acción electrizante en diagonal, terminaba en gol pero rebotó en un defensor uruguayo y logró caerle en las manos a Muslera. Leo quedó tirado en el piso, rendido ante las circunstancias: parecía que la pelota no iba a entrar de ninguna forma. 

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En los penales, Muslera volvió a marcar la diferencia: le atajó a Tevez, volando a su derecha. Y por poco le ataja a Higuain y a Pastore. Romero sólo acertó las puntas un par de veces, pero no tuvo posibilidades de atajar.

Con el quinto penal de Cáceres, Uruguay terminó de clavar la banderita. Santa Fe, el Cementerio de los Elefantes, será otro lugar obligado de su liturgia mística. Cuanto más grande son, más fuerte caen. Un lema que los jugadores uruguayos ya conocen de memoria. Un lema al que los argentinos se están acostumbrando con una pasmosa tranquilidad, sin lograr torcer el rumbo. Ahora llegará el tiempo del análisis y los replanteos. Argentina se va de su Copa América habiendo ganado un solo partido, contra Costa Rica. Una actuación que bajo ningún punto de vista puede conformar a nadie.

Martín Mazur