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Guardiana de la pelota

El fútbol femenino tiene su libro. La socióloga Adolfina Janson investigó durante años este deporte que siempre amaga a pegar el estirón y publicó Se acabó este juego que te hacía feliz. Ahora, comparte sus vivencias con elgrafico.com.ar.

Por Redacción EG ·

15 de diciembre de 2008
Olímpico desde los Juegos de Atlanta 1996 y con Mundial de FIFA desde 1991, el fútbol femenino en la Argentina siempre está por asentarse. O por lo menos así lo anotician los esporádicos informes periodísticos. "Yo no integro el movimiento feminista, pero puedo decir que con el tiempo las mujeres crecerán sabiendo jugar al fútbol y algún día podrán hacerlo tan bien o quizá mejor que los hombres", anunció, polémica y precursora, la española Juana María García Pozo, primera futbolista afiliada a FIFA, en 1979. Sin embargo, la Asociación Argentina de Fútbol Femenino recién se creó en 1986, con Doña Tota, la madre de Diego Maradona, como madrina de honor.
La explosión mediática del fútbol femenino se dio con el título mundial de Estados Unidos en 1999, cuando llegó hasta las tapas de las revistas Newsweek y Time. En Argentina, el fútbol femenino está bajo la órbita de AFA desde 1991 y participó sólo en el Mundial de Estados Unidos 2003, donde perdió todos sus partidos. Ahora, la socióloga María Adolfina Janson presentó "Se acabó este juego que te hacía feliz. Nuestro fútbol femenino", primer libro de la especialidad en Argentina. En diálogo con elgrafico.com.ar, revela conclusiones de su ardua tarea y aquellas experiencias de una práctica poco conocida en profundidad y mal abordada en cantidad.
-¿Cómo nació su deseo de investigar el fútbol femenino?
-A partir de una nota que encontré en una revista de deportes que ya no sale más. Se titulaba La intimidad del fútbol femenino, y estaba realizada en vestuarios donde presentaban a las chicas no de la mejor manera. Muy amarilla la nota, pero me sirvió porque mencionaba nombres de clubes donde se practicaba. Hablaba de un DT que preparaba a las chicas de Boca y hacía referencia a una supuesta Asociación Argentina de Fútbol Femenino bajo la dirección de una mujer. Había direcciones de todo y la curiosidad me llevó hacia todos estos referentes.
-A lo largo de tantos años de investigación, ¿qué fue lo que más le sorprendió?
-La constancia y el empeño que las chicas ponían en todo momento. En los comienzos, en la etapa que los ingleses llaman del play for fun -o sea, jugar por divertirse-, pese a las dificultades de no contar con apoyo, de tener que trabajar, de la falta de una dieta adecuada, de no contar con dinero para viajar o ir a entrenar. Y, en ese sentido, pocos clubes colaboraban.
-Se suele anunciar el afianzamiento del fútbol femenino, ¿cuándo realmente se asentó en Argentina?
-Oficialmente a partir de 1991, que es cuando ingresa a AFA, por una resolución de FIFA. Allí, todas las jugadoras hablan del futuro del fútbol femenino con poco entusiasmo, en cuanto a que la dirección o el control en la AFA sigue a cargo de (Salvador) Stumbo.
-¿Pueden competir mujeres y hombres juntos? La FIFA, en 2004, le dijo que no a la mexicana Maribel Domínguez, cuando iba a fichar con Celaya, por ejemplo.
-Es un tema el fútbol mixto entre las jugadoras. Las opiniones están divididas. En una entrevista que le hicieron en 2003 a Marisa Gerez, la capitana de la Selección, dijo que a nivel internacional hay jugadoras que están en condiciones de integrar equipos de hombres. Fue la respuesta que le dio a la prensa cuando fue consultada sobre la decisión que tomó el presidente del Perugia de incorporar a una mujer a la Liga italiana. La búsqueda se realizó en equipos de Alemania, Noruega y en la ex Yugoslavia, donde existen futbolistas con una preparación de excelencia y un físico apto para esta experiencia. Marisa apunta que esto le haría muy bien al fútbol femenino, por la trascendencia que podría llegar a tener. Pero también marca que las jugadoras argentinas no están capacitadas para esto y que el machismo imperante en nuestro país jamás lo permitiría.
Y el machismo, enfermedad de las sociedades, no reconoce épocas. La uruguaya Claudina Vidal jugó en un equipo de hombres de Paysandú, Uruguay, en 1971. “Hicimos gestiones para que jugara oficialmente, pero la Liga nos dijo que no. La reglamentación no impedía que las mujeres participaran en un equipo de hombres, pero el criterio machista pudo más. Entonces nos limitamos a ubicarla en partidos no oficiales”, contó en una entrevista Aníbal Vidal, secretario general de Sud América, el club donde peloteó Claudina.
-¿Cuáles son los típicos prejuicios y discriminaciones sobre el fútbol femenino?
-Que hacen un fútbol poco atrayente y light; qué no saben jugar, en una palabra. Y sufren la discriminación dentro de la propia AFA. La única que recibe atención es la Selección mayor, y sólo cuando viaja a competir. Los clubes no cuentan con gran apoyo. Muchos no tienen ni para un viático.
-¿Cuál es el esteriotipo dominante en la sociedad de lo que es una futbolista?
-En resumen, el estereotipo dominante sobre las futbolistas es que se trata de machonas, del Tomboy de la literatura inglesa o norteamericana de las feministas. Comenzando por el cuerpo, que va sufriendo cambios; después, el desarrollo de la musculatura de las piernas -no dan para la minifalda-, la mayoría usa jogging, no se pintan. Lo que lleva a que puedan exclamar durante un partido reñido "andá a jugar a las muñecas".
-¿Qué efecto tuvo en la práctica del fútbol femenino la liberación sexual de la década del ´70?
-Los ´70 marcan el arranque explícito de los estudios de las sociólogas del deporte feministas (Ann Hall, Jeannette Hargreaves, Gertrud Pfister, etc.) volcado a investigar sobre el papel de la mujer en el deporte, en el marco de una sociedad heredera de patrones culturales que favorecían escasamente su inserción. El fútbol femenino, como deporte colectivo, ya venía creciendo en Inglaterra y en Francia desde finales del siglo XIX, como lo testimonia Alfred Wahl en su libro "La historia del fútbol, del juego al deporte".
-¿Puede ser que la inserción de la mujer en el fútbol reaccione el dominio masculino como si fuese una invasión?
-Eso merece ser estudiado. De acuerdo a los datos, el fútbol femenino siempre careció del registro de su participación. Por eso, ahora, dado a su enorme crecimiento en todo el mundo como el deporte femenino más difundido, se registran los arranques machistas de los que siempre tuvieron de su lado los datos históricos, las estadísticas, los medios, etc.
-¿Cómo aborda el periodismo, en general, al fútbol femenino?
-Fuera de algunos, no conozco periodistas que aborden el tema con conocimiento, con respeto y dándole a las jugadoras el trato que se merecen como deportistas capaces de afrontar una entrevista donde se les pregunte por su oficio, su performance, y no si se pintan los labios antes de salir a la cancha.
-¿Qué trabajos desarrollan las futbolistas? Ya que los ingresos por el deporte son sólo viáticos.
-En el libro cuento que en el fútbol femenino que conocí en los comienzos abundaban las empleadas de servicio doméstico u operarias de fábrica, con bajo nivel educacional. Hoy, te encontrás con chicas que estudian en la Universidad, que trabajan como entrenadoras personales o que atienden un local o son estudiantes de periodismo. Eso, ha cambiado.
Ha cambiado, claro. Por eso, el fútbol femenino presentó vivencias de transformación social para destacar. Por ejemplo, Mónica Santino, ex jugadora, entrenadora y luchadora incansable, comparte prácticas de fútbol con niñas y adolescentes de Villa Martelli, donde no se quedan en la pelota y conversan sobre discriminación, sexualidad, salud reproductiva y violencia de género. "Lo que pasa es que el fútbol está manejado por varones. A la mujer se le reserva el lugar de espectadoras", comenta Santino. O, también, como aquellas mujeres que sobrevivían con la prostitución en La Línea, un barrio marginal de Guatemala, y, a través de la conformación de un equipo de fútbol, compitieron para reclamar sus derechos y hasta el cine las encumbró en la película Estrellas de La Línea. Los ejemplos están. El cambio, se puede, claro.

Roberto Parrottino