(sin categoría)

Bill Russell: único

Se trata del más campeón de la historia en 68 años de NBA. Su relación temporadas/títulos es demoledora: ganó 11 anillos en 13 campeonatos (1956/69). Apenas dos veces no pudo ser campeón. Hizo de la defensa un arte asombroso y edificó la ilustre dinastía de Boston Celtics.

Por O.R.O. ·

12 de junio de 2014
   Nota publicada en la edición de mayo de 2014 de El Gráfico

Imagen CUMPLIO 80 AÑOS y sigue siempre vigente su corazón "Celta".
CUMPLIO 80 AÑOS y sigue siempre vigente su corazón "Celta".
Tremendo. Excepcional. Impresionante. El currículum de Bill Russell en la NBA es apabullante: jugó 13 temporadas y fue campeón en 11 (84,6 %). ¿Alguien puede intentar un comentario frente a estos números? No, está todo dicho.

William Felton Russell, tal su verdadero nombre, fue el arquetipo de la defensa en el básquetbol. Intimidante, descolló en saber parar a un adversario con un gran sentido del timing, ponerle un tapón y quedarse con la pelota. Fue fuente de inspiración para contagiar a otros jugadores en el aspecto más difícil del juego. Su rivalidad con Wilt Chamberlain, que era lo mismo que decir el duelo entre la defensa y el ataque, potenció la atracción de la NBA y se convirtió en leyenda.

CORRIDO POR EL RACISMO
En la década del 30, cuando nació Bill (12/2/1934), la sociedad norteamericana estaba partida en dos. Blancos por un lado y negros por el otro, que todavía no podían jugar en la NBA. El “Yo tengo un sueño” de Martin Luther King Jr. estaba lejos, lejísimo, de sembrar su mensaje de integración. Entre las familias que sufrían el racismo se encontraba la de su padre Charles. Cierta vez pretendió cargar combustible en una estación de servicio, pero lo humillaron diciéndole que recién sería atendido cuando todos los clientes blancos hubieran llenado sus tanques. Al intentar marcharse, el encargado le pegó con un arma en la cara amenazándolo de muerte para que esperara su turno. Otra vez, su madre Kathy caminaba por la calle luciendo un vestido elegante, pero un policía la obligó a regresar a su casa para cambiarse de ropa. “No puede vestir ropa de blanca”, le advirtió. El mal clima social que se respiraba en su Monroe natal, en el estado de Luisiana, los obligó a buscar mejor vida en Oakland (California).

Imagen DUELO. La NBA le debe su escalada moderna a las batallas que brindaron en el poste bajo Bill Russell (6) y Wilt Chamberlain (13).
DUELO. La NBA le debe su escalada moderna a las batallas que brindaron en el poste bajo Bill Russell (6) y Wilt Chamberlain (13).
La escuela secundaria la hizo en el Instituto Mc Clymonds, donde ganó tres campeonatos estatales. Fue allí que afloró su aptitud para el básquetbol, pero curiosamente una sola universidad le ofreció la beca deportiva: la de San Francisco. Con la dirección técnica de Phil Woolpert, impuso un doblete de títulos en la NCAA, el campeonato que es la meca del mundo amateur norteamericano, siendo campeón en 1955 y 1956. Promedió 20,7 puntos y 20,3 rebotes en sus 79 encuentros universitarios en tres temporadas, incluyendo una racha invicta de 55 partidos sin perder. El juego de Russell fue una revolución. Dominó tanto que obligó a la NCAA a modificar las reglas, lo que dio origen a lo que se conoció como las Reglas de Russell. Se ensanchó la línea de tiros libres de seis a doce pies, lo que obligaba a los pivotes a jugar más lejos del cesto. También se adoptó como ilegal tocar la pelota cuando se encuentra en trayectoria descendente hacia el aro.

El broche de oro de su carrera amateur fue como capitán de Estados Unidos para ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956. Los norteamericanos aplastaron en la competencia. Ganaron sus ocho partidos por una diferencia promedio de 53,5 puntos y en la final masacraron a la Unión Soviética al vencerla por 89-55 (52-27). Russell, con 14,1 puntos de media, lideró en anotación a su equipo.

BILL EN BUENOS AIRES
Cuatro meses antes de su consagración olímpica, despidiéndose de su carrera amateur, Buenos Aires pudo ver en vivo y en directo en el Luna Park a Bill Russell. Lo hizo en julio de 1956 como integrante de la Universidad de San Francisco, los “Dons” (Catedráticos). Enfrentó a dos Combinados argentinos, el viernes 20 por la noche al Celeste (integrado por jugadores de mayor trayectoria) y el sábado 21 por la tarde al Blanco (compuesto por los valores jóvenes que prometían entonces). Los norteamericanos ganaron los dos partidos: 63-51 al primer equipo y 64-48 al segundo. No cobraron ningún cachet por ambas presentaciones. Russel convirtió 20 y 15 puntos respectivamente.

En la formación experimentada estuvieron Horacio Colombo, Juan Carlos Danel, Horacio Gestoso, Ricardo González, Alberto López, Adolfo Lubniki, Ignacio Poletti y Jorge Trimarco. Entre las promesas jugaron Miguel Ballícora, Elio Biagini, Enrique Borda, Jorge Curi, Juan Carlos Gago, Norberto Giorgio, José Luis Iacheri, Alfredo Murillas, Juan Ruggia, Hugo San Miguel y Carlos Vasino.

Tito Ballícora, dos décadas destacadas en River Plate, tiene este recuerdo de aquella experiencia: “Ninguna habilidad mía podía tener éxito en el enfrentamiento frente a semejante jugador de físico, capacidad de salto y calidad técnica excepcionales. Fue el primero que vimos haciendo una demostración de tapas...”.

Imagen JULIO DE 1956. En el Luna Park con la Universidad de San Francisco, doble campeón de la NCAA.
JULIO DE 1956. En el Luna Park con la Universidad de San Francisco, doble campeón de la NCAA.
En el comienzo de su nota de El Gráfico, el especialista Carlos Fontanarrosa dijo todo: “Es la primera vez que vemos a un gran centro divertirse más en la defensa que en el goleo”. A continuación explicó: “A Russel lo entusiasma el quite, la intercepción, la exclamación o el aplauso que nace del doble milagrosamente evitado. Nunca se ha visto semejante habilidad en tamaña altura, físico tan armónico y apropiado para el básquetbol (2,06 m y 95 kilos) con un golpe de vista, una reacción tan rápida y justa. No es (como muchos que no lo han visto así creen) que sirve solamente para sacar de su camino a las pelotas que van derechas al aro. Russell quita, intercepta y saca a todo jugador que se aventura a probar desde los alrededores del cesto debido a su extraordinaria capacidad de ver el tiro en el momento justo y de poder llegar ayudado por su físico de excepción. No es un goleador, aunque da la impresión de que no bien se lo propone llega cuando quiere. Cuando salta, ‘queda’ en el aire un lapso que pareciera ser extrahumano. Su timing no tiene competencia y el lo aprovecha en la cachetada, el quite y el rebote “.

En septiembre de 2009 se cruzaron con el argentino Ricardo González, el gran capitán de nuestros campeones mundiales de 1950, en la ceremonia del Salón de la Fama de la FIBA realizada en Katowice (Polonia). Bill, elegido en 2007, fue como invitado y el Negro era una de las ocho personalidades nuevas que ingresaban. Intercambiaron chanzas. Con el recuerdo de aquella visita que los “Dons” nos hicieron, González bromeó: “Yo te marqué a vos…”. “Sí, y me diste unos buenos codazos”, le retrucó Russell.

CONCEPTOS
Frases de su sapiencia:

“Desde muy joven comprendí que los premios individuales en su mayor parte eran políticos. Pero en el ganar y el perder no hay política, sólo números. Decidí entonces que lo único importante era intentar vencer en cada partido. Y para hacerlo regularmente debía subordinar mis objetivos individuales, de modo que mi equipo pudiese ganar. Como consecuencia de ello, me convertí en el tipo de líder consciente de que hacer lo máximo para mi equipo era la mejor manera para garantizar el éxito”.

“La idea no es taponar todos los lanzamientos, sino hacerle creer a tu oponente que puedes hacerlo”.

“Luego de que jugué contra Wilt Chamberlain por primera vez, me dije: ‘Vamos a ver… Es 8 o 10 centímetros más alto que yo, 15 o 20 kilos más pesado. Su salto vertical es como mínimo tan bueno como el mío. Puede subir y bajar la cancha tan bien como yo, y es inteligente. El verdadero problema es que tengo que salir y jugar”.

Dijeron de el:
“Es el mejor defensor que jamás he visto” (John Wooden, entrenador de UCLA).

“Russell es el jugador que nos hunde psicológicamente” (John Kundla, entrenador de Minneapolis/Los Angeles Lakers).

“Bill Russell por sí solo revolucionó este juego porque hizo de la defensa lo más importante” (Red Aurebach, director técnico de Boston Celtics).

“Bill Russell ayudó a que mi sueño se hiciera aún mayor, porque cuando juegas contra el mejor tú tienes que dar lo mejor” (Wilt Chamberlain).

"Hay dos tipos de superestrellas. Una se ve siempre reluciente en la pista a expensas del resto de sus compañeros. Pero hay otra que hace relucir más a quienes tiene a su alrededor que a ella misma. La segunda clase pertenecía Bill Russell” (Don Nelson, ex jugador de Boston Celtics y entrenador, comparando a Russell con Chamberlain).

“Si tuviera que elegir a un jugador de la NBA, mi primera opción sería Bill Russell. Nunca deja de asombrarme” (Jerry West, rival en Los Angeles Lakers, vencido en cinco finales consecutivas).

Imagen AUTOGRAFOS. Nos visitó en 1956, se mostró Condescendiente.
AUTOGRAFOS. Nos visitó en 1956, se mostró Condescendiente.
LA MAYOR DINASTIA
La NBA se creó el 6 de junio de 1946. El primer equipo que impuso su hegemonía fueron los Lakers, impulsados por el centro George Mikan, ganaron cinco títulos entre 1948 y 1954. Desde 1956 arrasaron los Celtics con once anillos en trece campeonatos y el récord de 8 consecutivos. Brillaban estrellas como Bob Cousy y Bill Sharman, y desde 1958 se agregó la pequeña sociedad Bill Russell-K. C.Jones, que sobresalió con los Dons de San Francisco, y se mudaron a Boston para matar también en el profesionalismo.

Fue un ciclo incomparable. Una sola vez se ganó con barrida: en 1959 a Minneapolis Lakers. En cinco oportunidades las finales llegaron al total de siete partidos para resolverse: 1957, 1960, 1962, 1966 y 1969. Siete definiciones fueron contra los Lakers. Dos veces Boston no ganó la temporada regular: 1967/68 y 1968/69. La mejor campaña fue en 1959/60 con 59 triunfos y 16 derrotas (78,7%). Los dos equipos, intrusos en la serie, que cortaron la seguidilla fueron Saint Louis Hawks con Bob Pettit y Philadelphia 76ers. con Wilt Chamberlain.

En sus últimas tres temporadas, Russell fue jugador y entrenador a la vez al dejar Red Auerbach la dirección técnica. Lo sugirió su compañero Tom Heinsohn. “No me dieron el puesto por ser negro, me lo dieron porque Red sabía que podía hacerlo”, confesó. Cuando su retiro, a los 35 años, la definición llegó al séptimo partido en Los Angeles, cuyos Lakers eran favoritos por el poderío ofensivo del trío Jerry West-Elgin Baylor-Wilt Chamberlain. Pero Russell tenía una condición sagrada: no darse por vencido ni aún vencido. El final fue abrupto y no se esperaba. Cuando Boston se preparaba para recibir a sus legendarios campeones, no todos tomaron el avión de vuelta. Russell no regresó a Massachusetts porque entendió que no debía nada a los aficionados de los Celtics. Vendió la exclusividad de su retiro en 100.000 dólares (un mes de sueldo), aunque en Boston consideraron que lo que vendía era el futuro de la franquicia. Al año siguiente, sin Bill, no entraron a los playoffs por primera vez desde 1950.

Por: O.R.O. / Fotos: Archivo El Gráfico.