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Messi: la perfección

Las intentó todas y le salieron todas. Dos goles inolvidables, ningún pase errado, y magia para aplaudir y abrumar. El triunfo ante Uruguay, en Mendoza, quedará grabado en la historia como el partido que diplomó a Lionel Messi como referente, capitán e ídolo inoxidable de la Selección

Por Redacción EG ·

10 de noviembre de 2012
   Nota publicada en la edición de noviembre de 2012 de El Gráfico

Imagen EL GENIO en acción. Esperaban la comba por arriba y la mandó por abajo: 3-0 a Uruguay.
EL GENIO en acción. Esperaban la comba por arriba y la mandó por abajo: 3-0 a Uruguay.
Cuando la pelota carreteó por el césped, le guiñó un ojo a los tapones de Cavani y se metió bien ajustada contra el palo, casi como encastraría la pieza de un rompecabezas, el público que reventaba las tribunas del estadio de Mendoza reaccionó en tres tiempos: gritó el gol, se agarró la cabeza en señal de incredulidad y soltó una carcajada de goce. Esa pincelada de picardía rioplatense, ejecutada nada menos que ante Uruguay en un cruce oficial de Eliminatorias, era la rúbrica del partido perfecto de Lionel Messi en la Selección. El sello indeleble de la noche en que aniquiló, definitivamente, los últimos tentáculos de quienes sembraban incertidumbres sobre su prestación con la camiseta nacional. Fue la noche en que no equivocó ninguno de sus pases, así fuera una inofensiva cesión lateral o un estiletazo punzante. La noche en que abrió el resultado arrastrándose por el área chica como una víbora sedienta de gol. La noche en que ningún adversario encontró un antídoto para su slalom profundo y furioso. La noche en que selló el 3-0 con ese tiro libre boutique. La noche que cerró su año ideal de competencia oficial barnizado por la ovación más cálida que sus oídos habían escuchado en una cancha argentina.

Pasarán los días, los meses y los años. Pasarán los torneos y los amistosos. Pasarán los rivales, los países y los estadios. Pero siempre regresaremos a la noche del 12 de octubre de 2012, en Mendoza. La noche en que Lionel Messi jugó su partido perfecto y se recibió de referente, capitán e ídolo imperecedero de la Selección.

Por Elías Perugino. Foto: Photogamma 

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