1946. Cincuentenario del Belgrano Athletic Club

Don Arturo H. Forrester, actual presidente del Belgrano Athletic Club y toda una vida dedicada a la entidad y el deporte, nos cuenta:

—Los ferrocarriles extendían sus rieles y creaban estaciones.

Sus empleados, británicos o hijos de británicos, fueron formando sus hogares lejos de las grandes ciudades por su tendencia a vivir al aire libre y aprovechando, a la vez, la circunstancia de tener pase libre en los trenes. Así en los suburbios de entonces, descendientes de la Rubia Albion tuvieron tres instituciones que eran algo como sus puntos cardinales: la iglesia, la escuela y el club.

 

 

De ahí que muchos clubs, como el Belgrano Athletic, que el 25 del corriente celebra su cincuentenario, deba su origen a los ferrocarriles, como aconteció con el Sáenz Peña del Pacífico, B.A.G.S., Junín, Migueletes, Pérez, Rosario Central, Campana, etc.

"El Belgrano A. C. no podía ser una excepción a la regla y, al revisar sus archivos, se comprueba que debe su nacimiento a dos entidades: el Ferrocarril Buenos Aires y Rosario y la Iglesia San Salvador. La estación Belgrano R. tiene esa inicial que responde a la palabra Rosario y que recuerda su origen ya mencionado. Dos clubs existían entonces por estos lares: el del Ferrocarril, fundado en 1891 y el de la iglesia, que se denominaba San Lorenzo porque entonces la calle Crámer tenía ese nombre. El primero era exclusivo para los empleados ferrocarrileros; el segundo, fue fundado por el reverendo A. O. Tisdall y unos jovencitos allegados a la iglesia, quienes tenían un salón para oficios religiosos y ejercicios físicos, y, si el tiempo lo permitía, practicaban deportes al aire libre por los baldíos del lugar o en un campo situado en Coghlan. La iglesia, ubicada actualmente en Crámer 1816, no había sido construida y contaba con un salón hecho de chapas de zinc en la esquina de Echeverría y la llamada San Lorenzo, nombre que de hecho se le asignaba al mencionado salón y que sería también el del club por extensión. Al revisar los libros de actas del club y de la iglesia se encuentran nombres de caballeros británicos y emociona el hallar el de Jorge C. Dickinson, benefactor de influencia decisiva en los destinos futuros del Belgrano A. C. y cuyos hijos hemos de ver formando los grandes equipos de la entidad en los comienzos del siglo presente.

 

 

Pero antes de la fundación de la iglesia y el Belgrano existía un club social que tenía algo de pulpería. No nos impresionemos por el término gaucho, pues allí había naipes y billares y, como se comprenderá, el whisky no podía estar ausente.

"Consta en los archivos que en una reunión verificada en ese Club Inglés de Belgrano, el 7 de agosto de 1896 y con la asistencia de unas sesenta personas presididas por el señor G. Wibberly, gerente entonces del Ferrocarril Buenos Aires y Rosario, fue propuesta y aceptada por unanimidad la siguiente resolución: "Formar un Club Atlético en Belgrano para fomentar los juegos de cricket, football, lawn tennis y todo otro deporte que se considere conveniente".

Se nombró una comisión provisoria, la que más tarde informó que era factible hacerse cargo del club del ferrocarril que había entrado es liquidación y unirlo con el Belgrano A. C. Se supone que unte jóvenes ya habían lanzado la idea de fundar un club en el lugar, pero, ante la resolución,  desistieron de sus proyectos para hacer causa común con los demás. Y así ocurrió que en la reunión verificada el 25 de agosto de 1896, uniendo todas esas voluntades nacidas al calor de las instituciones ya mencionadas, se constituyera el Belgrano Athletic Club, que luego de una larga y exitosa trayectoria festeja en estos días su cincuentenario. Citemos, en homenaje a aquellos propulsores, su primera comisión directiva:

 

 

Presidente, Maitland S. Edye; vices, C. Wibberly y W. Goodwin; vocales: G. T. Cripps, P. A. Daly, H. W. Botting, W. H. Harvey, A. M. Barton, R. J. Farran y J. G. Dunn.

Y se nombraron en la misma reunión las subcomisiones que dirigirían el cricket, lawn tennis, atletismo y regirían las canchas.

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Así fue aquel comienzo. Don Arturo H. Forrester, que desde el año 1917 viene alternándose en puestos de la comisión directiva con los únicos descansos obligados por los estatutos, ha tenido la gentileza de reunir los datos históricos consignados más arriba. Pero, digamos algo más:

Fue don Arturo el hombre que hizo el primer gol argentino a un team británico. Aconteció ante el Southampton en 1904.

 

 

Llevaba el visitante team británico cuatro matches realizados sin un solo tanto en contra, cuando en su cotejo contra Belgrano y luego de haber conquistado ya tres goles, su valla cayó vencida ante el remate de Arturo H. Forrester. La cita ya es digna de figurar en la historia del fútbol argentino que la consigna, pero ello sería poca cosa. Don Arturo ha hecho mucho más: ha consagrado su vida al sport y al Belgrano. Jugador de fútbol de los más brillantes en aquellos inciertos primeros días; de cricket, de rugby, de bochas inglesas, de tenis, todavía ahora que tiene dos hijos varones en la primera de rugby de Belgrano y su hija de centre half del equipo de hockey superior se le ve raqueteando por los courts.

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Difícil, más que difícil imposible, se hace anotar la trayectoria del Belgrano en sus cincuenta años de vida. Digamos, para ampliar aquellos sus primeros balbuceos, que su casilla fue la estación ferrocarrilera del Parque Tres de Febrero, manteniendo sus aberturas de "boleterías" y toda la disposición correspondiente. Fundado en los mismos terrenos que posee, aunque un poco más cerca de Superí y Pino, la previsión de los señores G. C. Dickinson y H. W. Roberts fue fundamental en la existencia de la entidad. Cuando el club fue poco menos que conminado a adquirir los terrenos de sus actuales canchas, no tenía fondos pare ello y trasladó su campo de deportes a Pampa y Melián. Al tiempo ese terreno se remató y el club no pudo comprarlo, pero las tierras abandonadas habían sido adquiridas por aquellos señores citados "por si algún día el club las llegaba a necesitar". Vuelta la entidad, ellos la vendieron al Belgrano por el mismo precio pagado años atrás y que había sido, por lo menos, duplicado en el correr del tiempo. Esa previsión ya referida salvó al Belgrano.

 

 

Difícil, decimos, publicar la trayectoria del nombre que aprendimos e mencionar en tiempos de los grandes matches con Alumni. Algunos apellidos han quedado vibrando en aquellos nuestros oídos infantiles y adquirieron caracteres de leyenda, al punto de sernos imposible unir la actual figura de don Arturo a la de aquel Forrester del primer gol argentino. El "pelado" Ratcliff es otro de los nombres que hemos citado con frecuencia a través de los años y hasta con esa mención familiar y respetuosa a su prematura calva. Pero consignemos algunos nombres más, aunque a riesgo de cometer omisiones involuntarias.

 

 

El Belgrano tuvo en cricket a Herbert Dorning, considerado por mucho tiempo el mejor boleador del país y quien a lo largo de 21' años capitaneó el primer team de la entidad. Esa consecuencia suya determinó que se le nombrara miembro vitalicio. En tenis figura en sitio de honor Lionel H. Knight con sus nueve campeonatos del Río de la Plata ganados y tres veces finalista; Ronaldo Boyd y Adriano Zappa. En atletismo tiene el derecho de mencionar a los campeones John A. Anderson y Juan A. Lavenas, que concurrieron a los Juegos Olímpicos de Berlín; en natación, in figura inigualada de Jeannette Campbell, a Roberto Paper y Harry Marples, y se ampliaría mucho la lista de los teams campeones en juegos de conjunto. No obstante, consignemos que en rugby esté discutiendo el primer puesto y que marcha a 1e cabeza en la división superior y en hockey femenino. En futbol, desde 1897 hasta 1914 en que dejó sus actuaciones oficiales, ganó el certamen superior en 1899, la Copa de Honor al año siguiente cuando fuera instituida por primera vez, el torneo de segunda en 1902, la Copa Bullrich al año siguiente, el campeonato superior en 1904, la de Honor en 1907 y nuevamente el campeonato en 1908.

Desde la fundación de Alumni en 1900, es Belgrano el único team que aparece mechando con su nombre la trayectoria de los Browns.

 

 

Don Arturo H. Forrester nos dice algo más que queremos anotar:

"Soy argentino, pero si no fuera descendiente de británicos, por el solo hecho de ser deportista tendría que manifestar mi agradecimiento a aquellos caballeros que nos importaron los deportes con todos sus grandes beneficios pare la juventud, para esa juventud que la vamos prolongando en los distintos sports quienes ya estamos maduritos. En un programa que confeccioné en el año 1938 figura una anécdota interesante que, narrada nuevamente ahora, sirve pare medir distancias. Aconteció en La Plata en 1894. Fueron unos británicos a jugar al futbol, y como desde el lugar donde se cambiaron las ropas hasta el campo en donde habrían de jugar existía un trecho, tuvieron que caminarlo vestidos de jugadores. Pues bien: fueron detenidos y llevados a la comisaria porque, según el policía, estaban vestidos de carnaval... y no era carnaval.

Ahora nos hace reír la anécdota, pero lo cierto es que la voluntad y el afín de hacer deportes de aquellos que fueron llamados "ingleses locos" significaron los cimientos sobre los cuales se asentó el progreso deportivo que hoy expresa todo el país de distintas maneras y en forma siempre creciente.

Han transcurrido 50 años desde aquellos lejanos días en que un grupo de caballeros británicos se reunían para constituir una entidad deportiva. Hoy contamos con grandes y poderosas instituciones cuya principal actividad es el fútbol. Los británicos nos brindaron ese deporte que habría de convertirse en el más popular y fueron los introductores de otros también sumamente interesantes. Agradezcamos siempre ese magnífico aporte, aunque cabe la sincera lamentación de no haber seguido en toda su rectitud la línea por ellos trazada. Acaso en el andar del tiempo volvamos a la senda, pero el desvió no impide que asociemos nuestros corazones a los festejos del Belgrano Athletic Club con afectuoso agradecimiento.”

EL GRÁFICO