¡Habla memoria!
Héctor Guidi, “hoy juega el Nene”
Idolo del Lanús de los Globetrotters, la gente llenaba el estadio solo para verlo jugar a él. Con la Selección Argentina fue campeón del Sudamericano de 1957, el de Los Carasucias de Lima. También fue jugador de Independiente, el club del cual era hincha.
Producción especial para El Gráfico, en octubre de 1953.
Guidi, nacido en Avellaneda en 1930, tenía 19 años y empezaba a recoger el testigo de León Strembel. La temporada de 1949 se venía pareciendo demasiado a un vía crucis para Lanús, que peleaba la permanencia con Tigre, Huracán, Atlanta y Boca. Eran varios candidatos para un solo descenso y el Granate llegaba a las jornadas finales como uno de los más enteros para quedarse en Primera, pero en la última fecha cayó 5-1 contra el Xeneize, que así logró conservar la categoría, y Lanús quedó condenado a jugar un desempate ante el Globo, que había evitado el descenso derrotando 1-0 a Banfield.
La estampa de Guidi en un Independiente-Lanús de 1954, con la tribuna colmada como telón de fondo.
Los reglamentos de la época determinaban que ante abandono del juego o negativa a proseguir el partido, el equipo debía ser sancionado con la pérdida de los puntos, por lo que Huracán, al dejar la cancha, debía perder los puntos y, por ende, decretar su descenso. Sin embargo, la AFA resolvió que el partido se reprogramase, sosteniendo que el árbitro dio por finalizado el encuentro en lugar de incluir en su informe que el partido había sido suspendido. La polémica estalló porque había quedado establecido que en caso de empate se disputase una prórroga, por lo que de una manera u otra debía considerarse que los jugadores del Globo habían abandonado el partido. Los dirigentes protestaron, pero fueron desoídos.
La principal virtud del Nene era la capacidad técnica, pero también tenía recursos para imponerse en el roce, como en este Ferro-Lanús.
La camiseta 5 y los brazos en alto para saludar a una popular que siempre lo ovacionó.
Para 1956 Guidi ya era capitán y figura indiscutida de Lanús. Jugaba asiduamente en la Selección Argentina y formaba, junto a José Nazionale y Nicolás Daponte, un mediocampo de depurada técnica. El Granate, aquella temporada, sorprendió a todos y gracias a un comienzo fulgurante luchó hasta el final el título con River. Arrancó con resonantes triunfos ante Argentinos (4-0), Gimnasia de La Plata (5-3), San Lorenzo (4-0) y Huracán (4-2), y venció, ya en la segunda rueda, 2-0 a Boca en La Bombonera. Lanús sufrió algunas lesiones, pero la base del equipo era siempre la misma: Vega; Prato y Beltrán; Daponte, Guidi y Nazionale; Carranza, Lugo, Rojas, Reynoso y Moyano.
Con dos compañeros en la previa de un Almagro-Lanús de 1964.
Guidi pudo olvidar rápido la amargura por el título perdido ante River cuando fue convocado a la Selección para disputar el Sudamericano de Lima de 1957. Argentina, dirigida por Guillermo Stábile, llevó a Perú un equipo compuesto por los mejores jugadores del fútbol local. Rogelio Domínguez era el arquero; Pedro Dellacha y Federico Vairo, los defensores; Juan Carlos Giménez, Pipo Rossi y Angel Schandlein, los volantes; y Oreste Omar Corbatta, Humberto Maschio, Antonio Valentín Angelillo, Enrique Omar Sívori y Osvaldo Cruz, los cinco delanteros que le dieron forma al apodo de Los Carasucias. El periodismo peruano les puso ese nombre haciendo alusión a la película Angeles con caras sucias, filmada en 1938 en Estados Unidos, que seguía el derrotero de dos desfachatados estafadores juveniles. Guidi fue suplente de Rossi, pero alternó la titularidad en algunos partidos e incluso llegó a jugar de mediocampista por la derecha. Argentina fue campeón goleando 8-2 a Colombia, 3-0 a Ecuador, 4-0 a Uruguay, 6-2 a Chile y 3-0 a Brasil, que un año más tarde ganaría el Mundial en Suecia. Solo perdió un partido, 2-1 contra Perú, cuando ya se había consagrado.
Guidi también brilló en la Selección. Aquí posa con Jiménez y Benegras, en 1956.
En 1958 participó de la gira previa de la Selección por Europa, pero se quedó afuera del Mundial por una lesión en la rodilla derecha. Se salvó del ostracismo, porque la actuación de aquel equipo se saldó con el Desastre de Suecia y una eliminación escandalosa a manos de Checoslovaquia, que le endosó un 6-1 que obligó al fútbol argentino a hacer un replanteo de sus bases. En 1959 volvió a la Selección, y fue subcampeón del Sudamericano de Ecuador. Siguió jugando para la Argentina, intercaladamente, hasta 1961. En total, disputó 37 partidos.
Ese año coincidió con una nueva debacle de Lanús, que luego de un puñado de campañas irregulares descendió a la Primera B. Guidi se marchó a Independiente, saldando un viejo anhelo de jugar en el equipo del que era hincha, no obstante, no tuvo un buen paso y apenas disputó doce partidos. El Rojo no logró el objetivo del título (apenas terminó cuarto), y el Nene regresó a Lanús.
Junto al cantante de tangos Alberto Castillo en un vestuario de la Selección.
Esa fue la última gran gesta de Guidi como jugador de Lanús, aunque su retiro llegaría recién en 1966. En total jugó 332 partidos y convirtió 10 goles. Luego hizo el curso de entrenador (a pesar de que ya había dirigido en el ascenso) y fue técnico del Granate en varias oportunidades. La más resonante de ellas fue la etapa de 1971, en la que volvió a conducir al equipo en Primera B y obtuvo nuevamente el título para regresar a Primera.
Terminada su etapa de jugador, fue DT de Lanús en varias oportunidades.
Volante excepcional, hizo escuela desde la mitad de la cancha en un equipo chico y logró transcender en una época en la que el dominio exclusivo pertenecía a los cinco grandes. Cada vez son menos, pero todavía queda gente que se acerca al estadio y que extraña ese mensaje que corría de boca en boca y que anunciaba que jugaba el Nene. Era una razón más que suficiente para llenar las tribunas.
Por Matías Rodríguez / Fotos: Archivo El Gráfico
Nota publicada en la edición de octubre de 2016 de El Gráfico