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Zanetti es argentino

Javier Zanetti es un símbolo del Inter que pisa fuerte en Italia y en Europa. Ejemplo de suficiencia para Mourinho. Jugador récord del fútbol italiano. Increíblemente, corre el riesgo de ver otro Mundial por televisión.

Por Martín Mazur ·

24 de abril de 2010
Javier Zanetti tiene 36 años. Muchas veces valdría pedirle el documento para comprobarlo. Desde que llegó al Inter en 1995, nunca jugó menos de 37 partidos por temporada. Es el extranjero con más presencias en la historia de a Serie A (superó los 500) y desde la 2006-2007 hasta abril de este año que no faltaba a un partido de liga (138 consecutivos). Quien haya estado en las tribunas del Giuseppe Meazza sabe que los hinchas casi no pronuncian su nombre. Con un respeto mayúsculo, al hablar de él lo llaman Capitano.

Es el jugador que más veces visitó la camiseta argentina. Heredó la capitanía de Roberto Ayala luego de que éste se retirara tras la Copa América de 2007. Jugó de titular en dos Mundiales, Francia 98 y Corea-Japón 2002. En el primero le hizo un gol a Inglaterra en el 2-2 de Octavos. Su último gol con la camiseta argentina fue ante Uruguay, en el partido debut de José Pekerman (4-2 en Buenos Aires, Eliminatorias 2006), el mismo técnico que luego lo dejó sin ir a Alemania 2006 porque prefirió a Lionel Scaloni. Su último gol con la camiseta del Inter fue en febrero de 2008, un tiro de afuera del área ante la Roma que salvó la derrota sobre hora y significó el título.

La última fecha, ante el Atalanta, el Pupi recibió lo que el locutor de la RAI rápidamente denominó como una standing ovation. La cancha se puso de pie para aplaudirlo cuando hizo un giro sobre la raya, dejó a un jugador en el camino y pasó a otro en velocidad, tirando la pelota por un costado y yéndola a buscar por el otro. La pelota se fue al lateral. Por eso la ovación vale más. Una ovación parecida a la que recibió en la cancha de River, cuando retornó a la Selección de Basile: sólo a él, a Tevez y a Riquelme les cantaron su nombre por jugadas durante los partidos.

Se sabe que Zanetti, cerca del final de su carrera (por más que se retire a los 40), no va a estar presente en ninguna polémica. No dijo ni mú cuando Pekerman lo dejó sin ir a Alemania 2006 (la única controversia recordable fue la no convocatoria de Lux como tercer arquero, puesto que ocupó Ustari). Tampoco hubo una condena popular sobre el técnico por haberlo dejado afuera. El Pupi tampoco se quejó cuando Maradona le sacó la capitanía para dársela a Mascherano. Y no dijo nada cuando, sin Mascherano, la cinta ante Ecuador la recibió Gabriel Heinze. O cuando le tocó ir al banco para ver jugar a Gago de falso lateral derecho ante Colombia, error que fue subsanado por Maradona en el entretiempo. Mucho menos osó despotricar cuando fue uno de los borrados tras el partido con Brasil en Rosario. No intentó meter presión luego de que no fuera convocado ante Alemania en Munich. Tiene perfil demasiado bajo para sacar a relucir sus pergaminos frente a los micrófonos, pero eso no implica que los pergaminos no estén. Y que muchas veces haya sido víctima de situaciones que un jugador con un cuarto de su trayectoria podría haber llamado manoseo o falta de respeto.

Zanetti no es un jugador que sea capaz de marcar una diferencia por sí solo. Pero es una pieza muy necesaria para que un motor funcione correctamente. En condiciones normales, un jugador de su trayectoria y de su nivel actual debería estar entre los primeros cinco elegidos por un técnico para jugar un Mundial. Que ni siquiera esté confirmada su presencia en la lista de 23 -y con firmes rumores que lo indican fuera de la convocatoria- es difícil de entender. "Está teniendo una de las mejores temporadas de su carrera en el club", me contaba hace poco Mirko Graziano, especialista del Inter para La Gazzetta dello Sport. Si siempre se caracterizó por su regularidad de 6 puntos, esta temporada subió al menos un punto su promedio. "El problema de Argentina no es donde poner a Messi, es que a Messi la pelota le llegue bien jugada. El mejor jugador argentino de la actualidad es Zanetti. Juega siempre, no se lesiona nunca, donde lo pongan rinde sin desentonar y entrega casi todas las pelotas bien", reflexionaba Ruud Gullit en un hotel céntrico en una visita reciente a Buenos Aires.

Esa condición de comodín le permitió a Mourinho ubicarlo como lateral izquierdo, volante central (doble cinco) o volante por derecha. Esa misma condición le facilitaría llenar los huecos de una convocatoria mundialista que de por sí se plantea desbalanceada: superposición de centrales (5 o 6), falta de laterales clásicos (iría sólo 1), exceso de delanteros (6 para un 4-4-2) y falta de volantes. Y sólo hablamos de su perfil futbolístico, sin contar su experiencia o su aporte en el vestuario.

Quienes lo bautizaron el Maldini argentino deberían saber que, al contrario del gran defensor italiano, Zanetti nunca se retiró de la Selección. Zanetti es argentino. Vale recordarlo a tiempo.