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Ilusionados por los Juegos Olímpicos 2012

Reunimos a atletas argentinos de tres disciplinas diversas, que transformaron su sueño en realidad al clasificarse a la cita de excelencia del deporte. El objetivo no es ir a participar, sino a competir. Historias de deportistas que buscarán alcanzar el pico de rendimiento en sus estrenos olímpicos.

Por Redacción EG ·

28 de abril de 2012
Nota publicada en la edición de abril 2012 de El Gráfico

Imagen CAROLA López Rodríguez y Sebastiàn Crismanich, cartas en taekwondo.
CAROLA López Rodríguez y Sebastiàn Crismanich, cartas en taekwondo.
La sonrisa les surge como si fuese un reflejo. Les cuesta disimularla. Cristian Rosso y Ariel Suárez lo consiguen al momento de la producción fotográfica. Luego, exhibirán su mejor cara producto de la felicidad. Los remeros, al igual que los gimnastas -Federico Molinari y Valeria Pereyra- y los taekwondistas -Carola López Rodríguez y Sebastián Crismanich-, toman consciencia del certamen que afrontarán y le otorgan la real dimensión. Experimentarán por primera vez las mieles de competir en la cita más importante del deporte. Deberán no solo brillar, sino también realizar un curso acelerado para manejar las emociones. Si bien cada uno lleva un lastre de historias variadas, con contextos y edades diferentes, aplican la lógica de Marcelo Bielsa en sus disciplinas y, en consecuencia, no negocian el esfuerzo.

Las expectativas ganan terreno. Las ilusiones se multiplican. Los Juegos se proyectan en sus mentes. “Estamos dos escalones debajo de los botes de medallas y solo uno de los de la final. La idea es terminar entre los de arriba”, argumenta la dupla Suárez-Rosso. “Nos destacamos por el rendimiento. Nunca perdemos dando lastima; dejamos el corazón”, fogonea la taekwondista López Rodríguez. Mientras que su par, Crismanich, apunta: “Me siento capaz de acercarme a una medalla”. Los gimnastas tampoco se guardan. “Estuve diez años persiguiendo la clasificación olímpica. El sueño es meterme en la final de anillas”, se entusiasma Molinari. “Al regreso, me tatuaré los anillos olímpicos en el cuello. Me marcarán de por vida”, revela Pereyra.

Productos del talento y de la perseverancia, intentarán quebrarles la muñeca a los poderosos. Sus espíritus desconocen de imposibles. Saben que también se vive de la esperanza.

CAROLA Y SEBASTIAN EN TAEKWONDO
“Iba a piano, pero era una loca que tiraba patadas”, confiesa Carola López Rodríguez. Cordobesa, próxima a cumplir 30 años, comenzó con karate tang soo do. Como ese deporte no es olímpico, se pasó a taekwondo a los nueve años. Se retiró y volvió a la actividad en dos ocasiones. El primer parate se originó por conflictos con la Confederación Argentina de Taekwondo y duró tres años (2007-2010). Mientras que el segundo surgió porque se enojó con el deporte a raíz de que se quebró un dedo de la mano. Esa bronca se extendió seis meses. La historia de Sebastián Crismanich es distinta. El correntino, de 25 años, pintaba para ser un buen futbolista, pero se inclinó por el taekwondo a causa de la influencia familiar. Cambió su estilo con los años. De chico, tenía miedo a atacar y se mostraba como contragolpeador. De grande, se convirtió en agresivo y encarador. La transición resultó compleja. Pegó el estirón a los 15/16 años, no compitió durante dos al no encadenar dos técnicas por no adaptarse a su físico, y se fue a entrenar a Córdoba junto a Jeovanni Baeza, coach de López Rodríguez y planificador de la Selección.

“Si estoy con todas las luces, como cuando gané los Panamericanos el año pasado en Guadalajara, puedo conseguir una medalla. Tengo que sacar al tigre que llevo adentro. Busco formar parte de la historia”, afirma Crismanich (categoría hasta 80 kilos). López Rodríguez -categoría hasta 49 kilos- completa: “Busqué esto toda mi vida. Tenía la sangre en el ojo porque me quedé en las puertas de Atenas 2004. Seguí pese a las lesiones que sufrí en 2011 y tuve mi recompensa”.

Imagen CRISTIAN Rosso y Ariel Suàrez mejoraron su técnica para remar en Francia.
CRISTIAN Rosso y Ariel Suàrez mejoraron su técnica para remar en Francia.
CRISTIAN Y ARIEL EN REMO
Guillermo Pfaab, entrenador anterior de la Selección de remo, aportó su ojo al fomentar la unión de dos singlistas. Ariel Suárez y Cristian Rosso eran los apuntados. Ambos son de palos distintos. Suárez, de 32 años y oriundo de San Fernando, trabajó hasta de patovica, llegó al remo gracias a un físico moldeado en el gimnasio y se convirtió en el líder argentino en single scull en los últimos cinco años. Rosso, marplatense de 28 años, abogado que jamás ejerció, conoció la actividad de chico por su padre. Suárez, entonces, no estaba convencido de la idea. Pero Pfaab vislumbraba que tenían potencial para transformarse en el bote nacional más fuerte al competir en el doble par. Tras encontrar sensaciones positivas al entrenarse varias veces y cambiar de posición, culminaron 10° en el Mundial de Nueva Zelanda de hace dos años. Ya en 2011, les fue mal en la Copa del Mundo de Munich. Si bien se subieron a un bote modelo 97, quedaron 14°. Aunque dieron un vuelco semanas después, en pleno junio: modificaron el estilo sin perder la esencia en Francia, potencia en el rubro. “Nos hicieron ver otro deporte. Remamos bajo los principios de ellos, pero sin salirnos de lo nuestro. Mantenemos la entrada de la pala al agua y el fuerte empuje inicial. Aprendimos a disfrutar de la remada, a realizarla más relajados; mejoramos en la amplitud y ganamos en confianza”, explican. El amor francés surtió efecto rápido. La dupla sorprendió al salir segunda en la Copa del Mundo de Hamburgo y terminó 9° en el Mundial de Bled, lo que le valió la clasificación olímpica. “Nuestros rivales ya nos ven de otra manera. No estamos lejos de meternos en la final A, entre los seis, pero ni hablamos de arañar una medalla”, admiten.

Imagen FEDERICO Molinari y Valeria Pereyra, sueños argentinos en gimnasia artìstica.
FEDERICO Molinari y Valeria Pereyra, sueños argentinos en gimnasia artìstica.
FEDERICO Y VALERIA EN GIMNASIA ARTISTICA
Federico Molinari  y Valeria Pereyra coinciden en tres aspectos: el amor por su disciplina, la devoción por expresarse en Twitter y la representatividad de la gimnasia artística argentina en los Juegos. Sus pasados, sin embargo, cuadran de modo distinto. El rosarino, de 28 años, viene de una familia ligada a la actividad. Arrancó a los 4 en el Club Atlético San Jorge, bajo la supervisión de su padre -Fernando-, quien había competido para la Argentina. Se mudó a Buenos Aires en 2002, año que cerró con su ingreso a la Selección mayor. Tyson, apodo que acuña por su impronta de luchador, se destacó a nivel panamericano, superó la rotura de ligamentos cruzados que le impidió clasificarse a Beijing 2008, se transformó en el primer gimnasta nacional en meterse en la final del all around en un Mundial (Londres, justamente, 2009) y colocó en el código de puntuación de la Federación Internacional un ejercicio con su nombre. A 196 días del comienzo de los Juegos, celebró la clasificación olímpica y su cumpleaños en la capital inglesa. “No soy de emocionarme, pero me quebré en lágrimas. En los Juegos, competiré en el all around, pero el objetivo es meterme entre los 15 en anillas. Si ingreso luego entre los ocho, mejor porque estaré en la final”, afirma.

La porteña, en cambio, tiene poco y nada de experiencia con las grandes. Se clasificó también en el Preolímpico de Londres en enero de este año, en su debut con las mayores. Los Juegos serán el segundo torneo en este escalafón para esta chica de 16 años, que surge como la más joven de la delegación argentina. “Competimos 98 chicas y mi deseo es estar en la final del all around, dentro de las 24. Me va bien en suelo y paralelas, pero me cuesta viga porque me da miedo”, cuenta.

Por Darío Gurevich. Fotos: Emiliano Lasalvia