El mundo de los representantes

Alejandro Ghirardi: "Hay que prestigiar esta profesión"

En diálogo con elgrafico.com.ar, el ex jugador profesional y actual representante de futbolistas nos narra su historia en el mundo del fútbol.

Por Redacción EG ·

18 de marzo de 2009
¿Por qué decidió ser representante?
Inicialmente, fui jugador de fútbol, jugué en Argentina y en el ascenso español. En un momento determinado, eso hizo que quisiera seguir ligado en alguna manera. Elegí la representación porque me gusta estar cerca de los jugadores.

¿Qué diferencias se dan en la relación futbolista-representante de la actualidad si compara la situación en la época que Ud. jugaba?
Hoy, es mucho más violento, más fuerte, casi por necesidad. El movimiento contractual de los jugadores es mucho más rápido, por lo tanto hay muchos más intereses. Esto hace que el jugador necesite que alguien lleve sus cosas, es lo más recomendable. Después, si acierta o no con quién lo decida hacer, eso ya es otro tema. El jugador, hoy por hoy,  necesita un apoyo.

¿Cómo empezó?
Mi punto de partida en la actividad fue en España y decidí continuar acá, en Argentina,  por el importante movimiento de jugadores que hay. Mi idea es tener una cantidad de jugadores que pueda controlar, dado que la relación que tengo con los jugadores es muy personal y no me gusta delegar. Creo que se necesita tiempo para construir un buen vínculo. Si se tienen muchos jugadores, probablemente se los atiendan peor. Por eso, yo tengo una cantidad de jugadores determinada para poder trabajar y cuidar de ellos de la mejor manera.

¿Cuántos jugadores representa hoy?
Alrededor de diez jugadores están bajo mi responsabilidad directa. Si mi tiempo me permite tener tres más, los tendría; pero si veo que no, porque las necesidades de los jugadores me demandan más tiempo, continúo con los que ya tengo.

¿Cuáles son las necesidades de los jugadores con los que trabaja?
Cada jugador está en distintos momentos de sus vidas y necesitan cosas distintas. Hay jugadores que les gusta contarte todo, otros que son más reservados, también están aquellos que sólo buscan una relación profesional. Yo me adapto a lo que el jugador pide y quiere, trato de darle lo que necesita. Disfruto hablar mucho de fútbol con ellos, acerca de cómo juegan, cómo se sienten, cómo están físicamente…Después, con los más jóvenes, hay que hacer un trabajo de contención, escucharlos, ayudarlos y hacer otro tipo de cosas. El jugador profesional es distinto, está más pendiente de las urgencias del equipo, de lo económico…

¿Cómo sintió la transición de jugador a representante?
No fue inmediata. Cuando dejé de jugar, no comencé automáticamente con esta actividad. Fue un proceso que fue madurando de a poco, también fui aprendiendo mucho sobre la marcha. Con el correr del tiempo, te vas dando cuenta de la capacidad con la que contás para resolver las cosas que te pide cada jugador. No es una elección solamente, sino una cuestión de sentirte capaz de cumplir con lo que te solicita tu cliente.

Muchos de tus colegas dicen que cualquiera con un par de tarjetas, un cliente o sólo un par de conocidos, se lanza como representante. ¿Cuál es tu opinión?
Como en toda profesión, hay personas que están capacitadas y otras que no lo están. Con el tiempo, dentro del medio, se sabe con qué representante podes estar y con quién no.
Los jugadores hablan entre ellos y comentan con cuál le fue bien, con quién le fue mal, si uno lo defiende o no. Como hay más acceso al fútbol, puede ser que nos encontremos con malos profesionales, lo que sucede con todas las profesiones.

¿Qué porcentaje cobra un representante?
Le cobramos el 10% del contrato que le conseguimos; de ahí, para abajo, siempre en función del arreglo personal que hagamos. Personalmente, nunca cobré más del 10.

¿Qué tipos de impuestos debe pagar sobre sus ganancias?
Como yo formo parte de la empresa U1st-Sports, ellos se encargan de hacer sus descargas impositivas como cualquier otra empresa. Nosotros tenemos un cliente al que le cobramos por un servicio. Al ser agentes tenemos que pagar un seguro y una matrícula en AFA, por lo tanto quien no está regulado es porque no quiere o no puede. Los mecanismos están servidos para funcionar normalmente. En la actualidad, hay muchísimas empresas que son muy serias, importantes y trabajan bien. Hay que prestigiar esta profesión, no desprestigiarla. Acá hay mecanismos suficientes para trabajar de manera natural y transparente, por eso hay que hacerlo así.
Imagen GHIRARDI -a la izquierda- junto a Andrés Franzoia, uno de sus representados.
GHIRARDI -a la izquierda- junto a Andrés Franzoia, uno de sus representados.

¿Cómo trabajan la cuestión de los pasaportes?
Nosotros no damos esos servicios. En este momento, tengo un jugador que tiene que tramitarlo. Él está yendo al consulado, acompañado por su padre con la documentación necesaria. Salvo casos puntuales, si alguien tiene que iniciar los trámites, les presento a otros jugadores que ya lo hicieron, para que les comenten acerca del procedimiento. Nunca me metí en esos temas.

¿Se peleó alguna vez con algún familiar de un representado?
Problemas no, detectamos que hay urgencias. Como la profesión de futbolista es tan mediática y parece que a todo el mundo le va bien -cosa que no es verdad-, la familia presiona; exige una transferencia, un buen contrato y, a veces, el mercado no lo da. Con ese tema, hay una presión extra por parte de las familias de los jugadores. Nunca se me planteó como un problema, ni lo sufrí. Nosotros hacemos que los jugadores mantengan el equilibrio y entiendan que los contratos están para ser cumplidos, que pueden darse transferencias o, a veces, no.

¿Qué diferencias hay entre la representación de jugadores en Argentina y en España?
Son mentalidades y velocidades distintas. El jugador argentino sabe que cada seis meses tiene grandes chances de cambiar de equipo. En España, se hacen contratos más largos y hay menos impaciencia. Obviamente, acá hay más posibilidades de hacer negocios porque el mercado se mueve más. Cada uno tiene su particularidad, pero los dos son muy interesantes.

¿A partir de que edad comienzan a representar un jugador?
Yo no quiero tener jugadores menores de 16 años. A veces nos hablan de jugadores mucho más chicos, pero prefiero no meterme en esos temas, aunque tenga el riesgo de perderlo. No me interesa tener un nene fenómeno de 12 años, no es mi objetivo. Buscamos jugadores que realmente necesiten nuestros servicios, porque un nene de esa edad no necesita representantes.

¿Por qué es necesario un empresario para vender un jugador entre dos clubes del mismo país?
La representación es mucho más que firmar contratos o acordar transferencias al exterior. El jugador no tiene por qué saber cosas relacionadas con lo reglamentario, fechas y contratos. Cuando están distraídos con los temas de su carrera, no ven las letras chicas. Nosotros lo ayudamos a leer, a pensar, a demorar, a tranquilizarse y que analice cuáles son sus mejores posibilidades. Después, da igual si la transferencia es al exterior o si sólo terminan renovando un contrato a nivel local. Asesoramos al jugador en algo que no está preparado para hacer. Hay jugadores que, cuando son más grandes, no necesitan de la presencia de un representante. Ya tienen la capacidad y la experiencia para manejarse solos. Aunque, si sos jugador podés generar una distancia o una situación peligrosa al momento de discutir un contrato con un dirigente.

 ¿Qué requisitos pide la FIFA para estar en su lista de agentes?
A través de la Federación a la que pertenezcas, realizas un curso en el que se estudian estatutos y reglamentos. Si se aprueba, la AFA te autoriza a trabajar como agente a nivel local e internacional. Hay que pagar un seguro y matrícula.

¿Cuáles fueron las experiencias positivas y las negativas de su carrera?
No he tenido experiencias desagradables. La satisfacción más linda es que el jugador se sienta contento con lo que le conseguimos. Que un jugador te pida un determinado objetivo, dentro de lo lógico, y que se lo puedas cumplir. La decepción más grande, es lo contrario: que te pidan que lo saques de un club porque se llevan mal con alguien o quieren irse y no puedas dárselo.

Alejandra Altamirano Halle