El mundo de los representantes

José Cosentino: "Los dirigentes son más fríos que nosotros"

Nos cuenta cómo empezó, en qué deben ayudar a los jugadores y por qué es necesario un intermediario en las transacciones entre clubes.

Por Redacción EG ·

06 de febrero de 2009
-¿Por qué decidiste ser representante?
Porque de chico jugaba y después me dedique a otra actividad, pero seguía en contacto por un equipo donde habían ex profesionales como (Jorge) Carrascosa, el Bambino Veira, (Oscar) Pianetti, y bueno, un día fui a ver un partido en Mar del Plata entre Boca y Racing, y ahí, charlando con la gente, con el Pato Fillol y dos o tres más, decidí tomar esa actividad.
-¿Cómo comenzaste?
Mi comienzo fue trayendo a un chico de Banfield de Mar del Plata a San Lorenzo, para las inferiores. Después, al poco tiempo, tuve la suerte de que el Bambino me dio la oportunidad y ahí comencé a trabajar en el fútbol de Primera División. Él era muy importante por su nombre, estaba en San Lorenzo y al poco tiempo toma Boca.
-¿Cuántas personas representas? ¿Quiénes?
Alrededor de 10, como Ariel Rosada, Juan Quiroga de Newell’s, Gustavo Pinto. Igual, representar jugadores no es mi mayor interés, fundamentalmente prefiero ser intermediario en transacciones, es lo que mas me gusta. La negociación y esas actividades. Porque a los jugadores hay que estarles cerca para representarlos, pero la base es hacer incorporaciones. Al principio tenía a un chico, Manuel García de Racing,  Esteban Herrera de Boca. Después fui tomando más. Anibal Matellán y Oscar Córdoba, que yo lo traje a Boca. Fue mi primera transacción internacional.
-¿Qué porcentaje cobra un representante?
Habitualmente un 10%, pero eso depende de la negociación. En general, al jugador no se le cobra porque si uno puede hacer una operación donde pueda tener un beneficio económico como intermediario, es más beneficioso para uno y el jugador está más tranquilo.
-¿Por qué es necesario un empresario para vender un jugador entre clubes argentinos?
Lo han demostrado las situaciones. A veces hay arreglos comerciales que el intermediario está convencido y lo lleva adelante. Lo  estamos viendo con casos como el de Fabbiani o con Salcedo. Hay transacciones que se complican y sin embargo el representante las saca adelante por la vocación que tiene. El dirigente es más cortante y mas frío. Por ahí dice “hasta acá llegamos” y listo. El empresario dobla la apuesta, intenta convencer, y busca formas mejores para llevarla a cabo sin que el club se desangre económicamente.
- ¿Tenés alguna anécdota de un jugador que no hayas podido convencer para ir a un club?
No, nunca me paso. Ese tipo de cosas las hablo antes con él. El jugador tiene que estar al tanto de lo que uno trabaja. Sí tengo una anécdota muy linda de cómo convencí un jugador: (Ariel) Rosada jugaba en Boca y hacía cuatro meses que no entrenaba porque no tenía medios para hacerlo. Él vivía en Campana y en su momento le pregunté si quería ser jugador y llegar a vivir de esto. Me dijo que sí, y yo le dije estaba dispuesto a ayudarlo y así lo hice. Obviamente mi beneficio lo iba a tener en otro momento, pero yo creía en él y no me equivoqué.
-¿Cómo trabajas la cuestión de los pasaportes?
Yo soy concreto y preciso con eso. Si tienen la documentación me preocupo por hacerlo, si se que es difícil no porque es un tema delicado y tiene que haber posibilidades concretas. A lo sumo si hay alguna se lo doy a un profesional del medio para ver si puede conseguirlo, pero la gran mayoría sabe si el abuelo nació en tal o cual lado. Es difícil equivocarse ahí. Pueden faltar papeles pero por eso se habla con un profesional que los trata de localizar, para saber donde nació, murió, la partida de nacimiento y esas cosas.
-¿A partir de que edad comienzas a representar un jugador? ¿Quién es el más joven que tenés?
Todo depende de las condiciones que tenga el futbolista. Ahora tenemos a un chico de 17, Navarro, que lo llevamos a Boca. Cuando lo vimos nos gusto mucho, por eso lo llevamos y lo atendemos. Queremos que los chicos no pierdan tiempo y nosotros tampoco. Tratamos de guiarlos, para que estudien y que tengan una vida sana, que es lo fundamental para un deportista.
-¿Te peleaste alguna vez con el padre de un representado?
No, a veces uno tiene conversaciones con ellos porque los padres son los padres y quieren lo mejor para ellos.  Esta bien que los ayuden, pero deben ocupar su lugar, cuidarlo en la casa, alimentarlo bien, que no salgan de noche, que sean hombres de bien fundamentalmente. Después, que le den la confianza al representante, y si tienen algún tipo de duda que nos pregunten, para eso estamos también.
-¿Qué diferencias hay entre la relación jugador-representante que se da hoy y la del tiempo en el que empezaste?
Va cambiando lentamente, porque el mundo va cambiando. El fútbol es muy mediático, se habla mucho de dinero. Se habla más de lo que entra, pero no te olvides que la mayoría son de clase media baja y juegan en el potrero. Les gusta y quieren solucionar su vida económica. Los representantes no tienen que meter presión. Hay que decirles que no es lo único que van a tener. Deben estudiar porque en el fútbol el tiempo se termina y hay que estar preparado para otra cosa. El jugador pasa mas tiempo de su fuera del fútbol que dentro, por eso tienen que tener alternativas.

Iván Sandler