TMA: Todo menos Argentina

Esta vez, la alegría fue holandesa y la tristeza, brasileña

Holanda arrancó dormido y Brasil lo aprovechó con el gol de Robinho. Pero en el complemento, la Naranja reaccionó, lo dio vuelta y con el 2 a 1 eliminó al pentacampeón y se metió entre los cuatro mejores del Mundial.

Por Redacción EG ·

02 de julio de 2010
Imagen LAS DOS CARAS. La tristeza brasileña y el festejo de los holandeses. (AFP)
LAS DOS CARAS. La tristeza brasileña y el festejo de los holandeses. (AFP)
En esta oportunidad, la alegría no fue brasileña. El carnaval y los festejos, esta vez, están en el noroeste de Europa. Esta versión de Holanda dista bastante de la histórica Naranja Mecánica, pero con un estilo de juego netamente ofensivo, interesantes individualidades y gran capacidad anímica para no desesperarse y recuperarse a tiempo, le alcanzó para superar a Brasil por 2 a 1 y así clasificarse a las semifinales del Mundial 2010.

Por lo ocurrido en el primer tiempo, todo hacía pensar que la historia presentaría un capítulo similar al de Francia 1998, cuando la verdeamarelha eliminó por penales en las semifinales a la Holanda de Bergkamp, Davids y Kluivert, entre otros. El gol tempranero de Robinho, a 10 minutos de iniciado el encuentro, tras un preciso pase de Felipe Melo desde su propio campo, le daba la ventaja a la pentacampeona y cambiaba los planes de los europeos.

Era todo de Brasil. Holanda sintió el golpe y los sudamericanos comenzaron a controlar el partido como querían. El equipo de Dunga mostró su mejor versión en los primeros 45 minutos. Lentamente estaba exprimiendo a la Naranja y, con su temible contragolpe como arma más peligrosa, anduvo cerca de irse al descanso con más de un tanto de diferencia.

No obstante, en el complemento se vio un encuentro distinto. Holanda seguía imprecisa y no encontraba la manera de entrarle a una de las defensas más sólidas del torneo. Hasta que a los 54 minutos, Sneijder metió un centro de zurda desde el sector derecho del campo, Julio César -el mejor arquero del Mundo- pifió en la salida, la pelota tocó en Felipe Melo y terminó adentro del arco.

Imagen PIFIA Julio César, la pelota que roza en Felipe Melo y se termina convirtiendo en el empate parcial. (AFP)
PIFIA Julio César, la pelota que roza en Felipe Melo y se termina convirtiendo en el empate parcial. (AFP)
El 1 a 1 fue bisagra. Aunque se tratara de un regalito de la defensa brasileña, a la Naranja el gol le sirvió para volver a creer en su juego. En el sube y baja de los rendimientos, Kaká –de buena primera parte- y compañía desaparecieron, mientras los holandeses se activaron e hicieron que el seleccionado de Brasil, por primera vez en el Mundial, se sienta incómodo dentro de la cancha.

Holanda aprovechó su momento y un rato después, a los 68, Sneijder se filtró entre los grandotes centrales brasileños para anotar de cabeza el 2 a 1. Si el primer gol había afectado al Scratch, el segundo lo dejó al borde del colapso. En los últimos minutos de partido, todo fue desesperación para Brasil –expulsión de Melo incluida-, que como pudo buscó la igualdad que nunca llegaría.

Final de la historia. Holanda se metió entre los mejores cuatro del mundo y espera en semifinales al ganador de Uruguay - Ghana. Esta vez, la alegría no fue brasileña. Fue holandesa. Tristeza nao tem fin.

Ignacio Arias