Ricardo Centurión y un mensaje de Gustavo Quinteros que renueva su esperanza

RICARDO CENTURIÓN, tan talentoso como polémico, vivió el pasado 1 de diciembre un nuevo capítulo en su larga lista de incidentes extrafutbolísticos. En un control policial en la ciudad de Buenos Aires, primero intentó escapar y luego dio positivo de estupefacientes.

Desde el 16 de abril pasado que no juega. Su último destino fue Barracas Central, donde el entrenador de ese momento, Sergio Rondina, lo separó del plantel. Allí completó apenas 10 partidos.

"Me cansé de la vida. Había agotado todo. Me sentía agobiado. Estuve con ataques de pánico, estuve desparecido varios días. Necesitaba irme de todo. No me soportaba ni a mí mismo, era difícil", había asegurado casi un año antes, al final de su período en Vélez, club que actualmente es dueño del 50% de su pase y con el que tiene contrato vigente hasta diciembre de 2024. La otra mitad de su ficha le corresponde a Racing.

Este miércoles, el ex futbolista de la Academia, Boca y San Lorenzo entre otros clubes se presentó a la revisión médica en la sede del Fortín, tras la citación del nuevo director deportivo del club, Ricardo Álvarez.

Este jueves se sumaría a la pretemporada que el plantel iniciará en la Villa Olímpica de Ituzaingó para comenzar un nuevo ciclo al mando del flamante entrenador, Gustavo Quinteros,  quien hizo declaraciones periodísticas en Chile que pueden encender la esperanza del virtuoso futbolista.

"Yo fui educado de una manera -dijo-. Ya tuve problemas en Bolivia por un chico adicto, que se recuperó y soy el tipo más feliz del mundo porque yo lo ayudé a pesar de la condena social. Tuve problemas en Ecuador por un chico con temas de alcoholismo, que hoy está jugando a alto nivel, que estuvo internado y se recuperó, que al principio lo querían echar o mandar a préstamo". 

 

 

Las reflexiones del entrenador tienen que ver con Jordy Thompson, de Colo Colo, pero son perfectamente aplicables a Centurión. Sobre el delantero del Cacique, afirmó que "tiene un problema de formación, de crianza, un trauma de chico, lo que habrá vivido es algo horrible y hay que ayudarlo. No entiendo a los que dicen que no hay que ayudarlo. Hay que ayudarlo a recuperar la persona. Más allá del futbolista, está la persona. En un momento dije que no me importaban las opiniones, que yo lo iba a ayudar e iba a exigir que el jugador siga en el club. Y lo cumplí, más allá de que hubo gente que se sintió tocada por no pensar de la misma manera. Estoy muy tranquilo, hice lo que hice siempre y lo volvería a hacer. Por más que me cueste lo que me cueste. Siempre me manejé así".

A la luz de esa experiencia, el argentino de 30 años puede renovar su esperanza de cara a otra oportunidad que le permita barajar y dar de nuevoen su dura lucha personal y en la que el fútbol puede ser su carta salvadora.