Bielsa: crisis, respaldo e idea

En agosto del año pasado, nos preguntábamos: ¿Le soltaron la mano a Bielsa? Entonces, el Athetic Bilbao vivía una crisis por contraste inmediato: ni siquiera habían pasado dos meses de la final de Europa League, perdida a manos de Atlético de Madrid, y el comienzo en la Liga del equipo vasco era señalado como el peor de su historia. A Bielsa se lo notaba incómodo, discutidor, como cargando una angustia irreversible. Acumulaba contratiempos: se carajeaba con el jefe de obras del campo de entrenamiento del Bilbao, confrontaba con la prensa, apartaba jugadores. Ese aire de encantamiento que había atrapado a jugadores, hinchas y periodistas al comienzo del ciclo del rosarino, era interferido bruscamente por una catarata de derrotas.

Estoy decepcionado, dice Bielsa, ahora, en este presente que bien podría ser aquel agosto pasado. Su equipo, que acaba de perder el clásico vasco frente a la Real Sociedad, es el mismo que al inicio de temporada, con el agravante de que el transcurso de los meses esparció la malaria en el tiempo. Los diarios españoles coinciden en el diagnóstico complicado, prescriben victorias de urgencia, ciernen sus comentarios sobre la figura del entrenador. Bielsa no va a renunciar en modo alguno a sus planteamientos. Que nadie piense que jugará con cinco defensas para intentar frenar la sangría goleadora que padece su equipo. Tampoco esperen ver un doble pivote en el equipo titular con el fin de ser más consistentes en medio campo. Su idea seguirá siendo la de ir a por los partidos con el mismo espíritu ofensivo de siempre, avisa Rafa Beato, periodista bilbaíno que escribe en diario Marca.

Ese orgullo de credo que pronostica Beato, la huella bielsista, es quizá lo que mantiene parado al entrenador argentino. El sustento de la confianza que sigue inspirando a pesar de los malos resultados. Bielsa no duda, no revé la brújula ni siquiera cuando las tormentas interfieren el camino. Trece derrotas en veinticinco partidos podrían ser la causa de un terremoto en cualquier libreto de cualquier otro entrenador. Pero de boca del rosarino solo se escuchan análisis y lamentos. Estoy decepcionado por los números que ofrece el equipo que conduzco. Lo conduzco con todos los recursos y toda la independencia y el apoyo que necesita un entrenador de todo el entorno que lo rodea. Me refiero a cualquiera de los costados que uno pueda considerar en cuanto a lo que un entrenador necesita. Entonces, imagínese que la responsabilidad es muy seria, porque reitero lo que vengo diciendo hasta ahora, yo cuento con recursos futbolísticos suficientes. Nosotros no jugamos contra equipos que antes de empezar sean mejores que nosotros, es decir que la disponibilidad de futbolistas del nivel para enfrentar la competencia existe, la disposición al trabajo está y el apoyo indispensable que necesita un entrenador desde el interior de un club, para mí es suficiente el que recibo, dijo Bielsa en la conferencia posterior a la derrota con la Real Sociedad, que el cronista Daniel Arribas, del sitio www.martiperarnau.com, se tomó la magistral tarea de transcribirla por completo.

¿Hasta dónde se extenderá el crédito? A principios de temporada la prensa priorizaba un supuesto quiebre en la relación DT-jugadores para explicar el mal momento del equipo. El silencio de los futbolistas avivaba la sospecha. Hoy la situación pareciera ser diferente. “Le veo más fuerte y con más ganas que nunca. Si algo tiene es que cuando la situación es más delicada, más fuerte se hace y más trabajo intenta imprimir al equipo”, dijo el mediocampista Ander Iturraspe, quien se atribuyó las voces del resto de sus compañeros (“Por supuesto que no dudamos de sus capacidades para revertir la situación”).

Otro artículo publicado esta semana en diario Marca no contradice la versión de Iturraspe, a pesar del título: Bielsa deja de ser intocable. El periodista Macu Briones explica cómo cambió la imagen del DT respecto a su primera etapa en el banco del Athletic. La aceptación de Bielsa se mantuvo inalterable en los anteriores momentos de zozobra. Cuando el argentino puso su renuncia “a disposición” por el conflicto con el jefe de obras, los hinchas cargaron contra la Junta Directiva. Cuando los malos resultados se convirtieron en constante, los apuntados fueron los jugadores.

Ahora, el desafío recae exclusivamente sobre las espaldas del rosarino. No, por lo visto, a Bielsa no le soltaron la mano. Está respaldado, bien respaldado. Como él mismo lo dijo en una de sus últimas apariciones, lo que distingue al pueblo vasco es la paciencia. Pero tendrá que acertar una solución inmediata para que su equipo no entre en zona de descenso (está 15°, y le convirtieron 50 goles, una de las vallas más vencidas de la Liga).