Primero hay que saber sufrir
Argentina se clasificó a cuartos de final con lo justo. Pasó de la exhibición al padecimiento y necesitó de una atajada fenomenal de Dibu Martínez para logar el objetivo.
Por Panqui Molina ·
03 de diciembre de 2022
LA IMAGEN DE OTAMENDI Y ENZO FERNÁNDEZ desplomados y rendidos a los pies de Dibu Martínez quedará para la posteridad.
Los 45 millones de argentinos hubieran querido tirarse de palomita después de semejante atajada. El arquero se hizo inmenso ante Garang Kuol y en el 7° minuto de adición le ahogó el grito de un gol que llevaba el partido a tiempo extra.
El fútbol tiene estas cosas inexplicables que lo convierten en un deporte único. En cuestión de minutos, Argentina pasó de florearse a sufrir en un partido que parecía tener controlado.
Por si lo que sucedió en fase de grupos no fue suficiente, el Mundial volvió a avisar que no perdona y que descuidarse está prohibido.
Argentina está en cuartos de final y ya pasó por todos los estadíos. De la ilusión a la decepción, del susto al desahogo y del reencuentro a la convicción hasta llegar a este 2-1 contra Australia, con alma y vida.
Antes hubo un partido, en el que Argentina volvió a ser un equipo lento y previsible, sin pases entrelíneas ni nadie que rompa la monotonía.
Después de 20 minutos de estudio tediosos hasta Australia se permitió lucirse, con posesión lejos de su área aunque sin inquietar el arco de Dibu Martínez.
No pasaba nada hasta que pasó Messi, con un gol típico de él, con el pie bien abierto para sacar un remate rasante entre piernas rivales y conseguir en su 5° Mundial lo que se le negó en los cuatro anteriores: su primer tanto en un mata-mata.
En el segundo tiempo se vio lo mejor del equipo de Scaloni en el partido. La entrada de Lisandro Martínez mejoró a todos. Argentina se afianzó con tres centrales, pudo liberar las bandas y se mostró intenso para presionar sabiendo que atrás había respaldo.
Así llego el segundo, gracias a la intensidad de De Paul, que se destaca más en el despliegue que en la generación de juego, y con un Julián Álvarez que no necesita situaciones para fabricar un gol.
Quedaban 30 minutos y el partido parecía cosa juzgada, pero un remate de Craig Goodwin se desvió en Enzo Fernández y terminó adentro del arco de Dibu Martínez.
Los 13 minutos que quedaron fueron una sucesión de nervios, un Messi que sacó a relucir su condición de líder y manejó los tiempos a la perfección y situaciones de gol desperdiciadas por un Lautaro Martínez apesadumbrado. Así hasta llegar a la salvada del final para conseguir la clasificación.
Cuando los hermanos Expósito compusieron "Naranjo en flor", allá por los años 40, nunca imaginaron que uno de sus versos se iba a adaptar a la Selección Argentina.
"Primero hay que saber sufrir", dice el tango. Y vaya si el equipo de Lionel Scaloni sabe hacerlo.
FOTO DE PORTADA: Glyn KIRK / AFP
