Las Crónicas de El Gráfico

Jorge Griffa y Ernesto Duchini: “Maestros”

Cerrando la semana de los maestros, compartimos esta nota realizada en 1993 sobre dos hombres fundamentales en la tarea de buscar y formar jugadores en las inferiores del fútbol argentino.

Por Redacción EG ·

14 de septiembre de 2018
¡MAESTROS!

Los dos tienen una historia rica detrás. Ernesto Duchini mantiene la apostura de un auténtico porteño de Villa Crespo -de los de antes, por supuesto- que hacían de la pinta y de las pilchas un orgullo natural. Jorge Bernardo Griffa tiene el porte de un número dos, un zaguero central en actividad. Caminan por edades distintas. Don Ernesto va en procura de alcanzar los 83 años. Griffa transita el andarivel de los 57. Ayer fueron cracks. Hoy son maestros. Duchini se resiste a vivir de los recuerdos. No quiere que lo miren como a un adorno, como a un trofeo de vitrina. Por eso va a las oficinas de la AFA todas las tardes y cuando Mostaza Merlo entrena a los juveniles se corre hasta Ezeiza para aportar el consejo oportuno. Griffa es, desde hace veinte años, el director del Departamento de Fútbol de Divisiones Inferiores de Newell's Old Boys. Duchini está en la AFA desde 1954. Los dos nacieron para enseñar. El encuentro fue en Rosario, a invitación de Griffa. La primera pregunta, inevitable:

Imagen Detrás de Griffa y Duchini están los chicos, como siempre. Las camisetas de todos los equipos simbolizan el aporte que estos maestros hicieron al gran fútbol argentino.
Detrás de Griffa y Duchini están los chicos, como siempre. Las camisetas de todos los equipos simbolizan el aporte que estos maestros hicieron al gran fútbol argentino.


-¿Cómo se hace para descubrir a un crack, para elegir a un chico entre cientos?

DUCHINI: -No hay una fórmula que permita descifrar éste sí, éste no. Yo salía a recorrer los potreros y cuando veía a un chico con condiciones hablaba con el padre y me lo llevaba al club donde estaba trabajando, porque nunca tuve contrato en exclusividad con la AFA. Como en muchas cosas de la vida todo es cuestión de oficio y experiencia, por eso eran más las veces que acertaba que las que me equivocaba. Pero claro, el futuro del chico dependía de muchas cosas más, porque a veces el talento, la habilidad natural, no alcanza. Para llegar a crack se necesitan otras cositas más.

-¿Cuáles?

DUCHINI: -El tesón, la perseverancia, la ambición, las ganas, el hambre de triunfos. Sin estos atributos no se llega a ninguna parte. Les voy a dar un ejemplo. Yo los tuve a Bertolotti y a Perfumo. Bertolotti era un fenómeno, tenía unas condiciones técnicas bárbaras, pero jugaba sólo para divertirse. Roberto en cambio se mataba en cada partido, en cada entrenamiento. Quería llegar y llegó.

RIFFA: -Don Ernesto habla de los tiempos heroicos cuando había que salir a buscar a los chicos. Hoy son muchos más los chicos que se acercan a los clubes. En Newell's tenemos una organización que nos permite ver a 4.000 chicos por año. Algunos vienen a probarse en el complejo que el club tiene en el barrio Bella Vista, pero a muchos vamos nosotros a verlos jugar a su lugar de origen. Duchini habla de oficio y experiencia, yo le agregaría el buen olfato para ver un poco más allá de lo que el chico muestra en una prueba, Hay que ver, por ejemplo, que tenga buena técnica, evaluar su temperamento y observar su físico. Un buen antecedente lo obtenemos observando al padre, porque es muy probable que el chico se le parezca cuando complete el crecimiento. En cuanto a la ambición, a la perseverancia, en eso tiene mucho que ver la familia...
Imagen 19.9.56. Griffa con la de Newell´s, antes de un partido frente a Boca.
19.9.56. Griffa con la de Newell´s, antes de un partido frente a Boca.


DUCHINI: -iAh, eso sí! Si el chico no viene de una familia como Dios manda...

GRIFFA: -Aquí en Rosario todo se hace más fácil porque tanto la familia como nosotros estamos mucho más cerca del chico. Aquí nos enteramos con mucha facilidad de las cosas que hacen y los tenemos más controlados. Diría que auto controlados, porque tampoco los chicos de hoy son como los de antes. Antes el líder era el más pícaro...

DUCHINI: -El más pillo.

GRIFFA: -Exacto. Eso ahora no ocurre más. Ahora el que va al frente, el que más empuja se convierte en líder. A los otros, a los pícaros, a los vagos, ellos mismos los van apartando.

-¿A qué atribuye ese cambio?

GRIFFA: -A que la competencia se hizo mucho más exigente, eso hace que los que realmente quieren llegar vayan separando de su lado a los vagos y a los ventajeros.

-De los chicos que se inician en las inferiores, ¿cuántos llegan a la primera división?

GRIFFA: -De los que alcanzan la cuarta división sólo llega un diez por ciento, o un poquito menos...

-Seguramente ese es el momento más traumático, no sólo para el chico sino para quienes fueron sus maestros...

DUCHINI: -Lo es. En mi caso era doloroso porque siempre me sentí más padre que técnico. Creo que Griffa acierta en el porcentaje: sólo un diez por ciento llega a primera. En el camino queda la mayoría y a ese noventa por ciento hay que hablarle en el momento oportuno. Hay que decirle: "Mirá, pibe, lo tuyo no va más". No es fácil. Yo siempre tuve mucho cuidado al hacerlo porque trataba de no lastimar a la persona que está adentro del jugador.

GRIFFA: -Nosotros se lo prevenimos desde el comienzo. Apenas llegan aquí les explicamos que todos están en igualdad de condiciones, pero que de cien sólo ocho o diez van a llegar a primera. También les aclaramos que eso depende de ellos. A los que se van quedando no los dejamos solos. Tratamos de darles una nueva oportunidad y si eso no es posible en Newell's procuramos ubicarlos en otra institución para que tenga posibilidades de mostrar sus condiciones o, de lo contrario, para que él mismo vaya desilusionándose de a poco. Es un momento duro pero inevitable. Y a nosotros nos queda la tranquilidad de conciencia de saber que durante todo el tiempo que el chico estuvo en nuestras manos recibió una preparación física y psíquica que le va a servir para defenderse en la vida.

MAESTROS DE VOCACIÓN

Los dos tienen un rasgo común. Hace mucho le dijeron nunca más al fútbol de Primera División. Y cumplieron. Cada uno cuenta su experiencia.

Imagen Duchini y una foto de su época de jugador, a fines de la década del 20. Es el sexto desde la izquierda, con los colores de Chacarita.
Duchini y una foto de su época de jugador, a fines de la década del 20. Es el sexto desde la izquierda, con los colores de Chacarita.


• "Los dirigentes de Chacarita Juniors -cuenta Duchini- me designaron director técnico de la primera división en 1939. Todavía la cancha estaba en la calle Humboldt, en Villa Crespo. Me bastaron unos pocos años para darme cuenta que eso no era lo mío, que los jugadores se me iban de la mano. Lo hablé con los dirigentes y como yo era del club desde siempre, desde pibe, pedí hacerme cargo de las divisiones inferiores, y aceptaron. Me fue bien y quedé un montón de años. Congenié enseguida con los chicos, tal vez porque ellos eran para mí los hijos que no pude tener con mi señora. Yo lo sentía así y me parece que ellos se daban cuenta. En aquel entonces la gran mayoría de los chicos que llegaban al fútbol venían de la pobreza, de hogares muy humildes y a veces había que darles el afecto que nunca habían tenido".

• "Cuando volví de España en 1972 -afirma Griffa-, dirigí la primera de Newell's OId Boys y no me gustó. Como le pasó a Don Ernesto, yo también entendí que no era para mí. Venía lleno de proyectos, pensaba que si al jugador argentino, con las condiciones naturales que tiene, se le agregaban algunas de las cosas positivas que había vivido en Europa, su rendimiento sería muy superior. Enseguida me di cuenta de que eso no era posible y preferí meterme en las inferiores. Con los chicos que recién empiezan era más fácil y además comprendí de inmediato que ese trabajo, si tenía continuidad, podía ser muy importante para el club. Pasaron veinte años y creo que no me equivoqué".

SELECCIONADOR DE LUJO

Carlitos Picerni, uno de los ayudantes de Griffa -acaso el número uno- es testigo de la charla. El también colabora a terminar con las achuras. El almuerzo se prolonga. Griffa le pregunta a Ernesto Duchini cuándo fue que empezó a trabajar con las Selecciones Juveniles de la AFA y así abre la puerta a cuarenta años de historia. "La gente de la AFA me llamó en 1954 para que seleccionara un equipo que debía participar en un Mundial Juvenil que se iba a jugar en Alemania. Ese fue el principio. Se pudo formar un cuadrazo, fuimos, ganamos la serie y caímos 1-0 con España en las semifinales. Terminamos terceros. La delantera de ese equipo la integraban Puppo, Molina -un chico de Estudiantes de La Plata- Loiácono, el Beto Menéndez y Yudica. iMamma mía, cómo jugaban esos chicos! Al año siguiente fuimos campeones invictos en los Juegos Panamericanos de México. Esa vez llevé en la delantera a Scialino, Maschio, Menéndez, Sanfilippo y Yudica. ¡Todos cracks! Más tarde, también ganamos los Juegos Panamericanos que en 1959 se hicieron en Chicago y el Preolímpico que se jugó en Lima y nos clasificó para los Juegos de Roma, en 1960. Ahí tuvimos mucha suerte pero la delantera también era muy buena, jugaban Bilardo, de siete, Rendo, Oleniak, Desiderio y el "Canario" Pérez". Duchini continúa contando su historia. Otra vez el éxito en el Preolímpico de 1964, que se jugaría en Lima, con un equipo donde había muchos rosarinos, pero de Central (Sesana, Malteo, Bulla, Manfredi). En ese mismo campeonato vivió la tristeza más grande que le dejó el fútbol: -Fue la tragedia que se desató en el estadio mientras jugábamos el partido final contra Perú. El incidente entre la policía y los espectadores fue tremendo, cuando la gente quiso salir del estadio se encontró con las puertas cerradas y murieron 311 personas. Una cosa es contarla y otra es vivirla, estar ahí. Nos fuimos para el hotel y estuvimos tres días sin salir a la calle. Eso me afectó mucho y decidí no viajar más. Desde entonces sólo hice el trabajo de seleccionador, es decir, elijo los chicos y se los paso a otro técnico". Como seleccionador sumó otros éxitos. Entre ellos uno con Menotti en 1975. Armó el equipo que fue a Toulón, Allí estaban Gallego, Bertoni, Valencia, Tarantini, Passarella y Valdano, entre otros. Cuatro años después, al mismo Menotti le entregó el que ganó el Mundial Juvenil de Japón, el que integraban Sergio García; Carabelli, Simón, Rossi, Hugo Álvez; Barbas, Osvaldo Rinaldi, Maradona; Escudero, Ramón Díaz, Calderón. El último equipo que formó y fue campeón se lo dio a Carlos Pachamé en 1985. Ganaron el Sudamericano sub 16 y allí estaban Miguel, Kuyumchoglu, Redondo, Huguito Maradona, Salaberry y Frutos, entre otros. Duchini trabajó con tres directores técnicos que están en el inventario del fútbol argentino: Guillermo Stábile, César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo.

-La gente se asombra cuando yo elogio a los dos -dice-, pero Menotti y Bilardo, cada uno con su estilo hicieron mucho por el fútbol nacional. Seguro que si me exigen que me defina yo estoy más cerca de Menotti pero con Bilardo y Pachamé también pasé grandes momentos.

NEWELL'S, UN EJEMPLO

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Don Ernesto se interesa por' el presente de Newell's. Nosotros también. Le preguntamos a Griffa por qué no salieron de las inferiores los hombres de recambio que acaso necesitaba el equipo en los malos momentos por los que atraviesa este año.

-Los teníamos -reconoce Griffa- pero no pudieron ser utilizados porque tuvieron lesiones de las que no se recuperaron durante mucho tiempo. Y no hablo de uno o dos, hablo de seis: Cristian Roldán, Soria, Raggio, Ruffini, Marcelo Escudero y Priotti. Son esas cosas raras que a veces se dan en el fútbol. Ahora, por ejemplo, tenemos un gran equipo en la categoría '74.

Todavía les falta un poco pero el mes que viene ya van a aparecer en la reserva. A esos chicos les tengo una fe tremenda. Pienso que en 1995 Newell's tendrá un equipazo. Y detrás de ellos ya se está formando el que lo sucederá. Griffa habla con orgullo de la última Copa América, que la Argentina ganó con cuatro jugadores que salieron de las inferiores de Newell's: Basualdo, Franco, Batistuta y Gamboa. También de un hecho que no sabe si tiene precedentes: el triunfo a nivel mundial de tantos jugadores surgidos en el mismo club: Franco, en España; Balbo, Batistuta, Dezotti y Sensini, en Italia. La pregunta que viene llega sola, por obvia:

-¿Las divisiones inferiores son un buen negocio para los clubes?

GRIFFA: -Si las cosas se hacen bien, sin exigencias desmedidas y sin presiones, las instituciones argentinas se manejarían perfectamente sin ningún tipo de problemas económicos si atendieran como se debe a las divisiones inferiores. El mejor ejemplo es Newell's. En los veinte años que llevamos trabajando, desde Valdano para acá, el club transfirió a 32 jugadores. Esas ventas le produjeron un ingreso de alrededor de 15 millones de dólares contra 3 millones que ha sido todo el costo operativo de las inferiores en ese lapso. Eso sí, es muy importante que los dirigentes sepan vender en el momento oportuno.

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DUCHINI: -Y el momento oportuno se produce cuando el titular tiene abajo a quien lo puede reemplazar.

GRIFFA: -A otros hay que reemplazarlos porque llevan muchos años en el club y siempre se produce un desgaste.

LA FABRICA DE CRACKS

El almuerzo terminó. El postre desapareció. Un café rapidito y a la cancha. Griffa y Picerni nos llevan a Bella Vista, el barrio donde Newel's instaló un complejo de diez canchas de fútbol: dos son utilizadas en las competencias del campeonato rosarino; una para los torneos de divisiones inferiores de la AFA y las restantes para que trabajen todo el grupo que comanda Griffa y que integran Carlos Alberto Picerni, Roberto Jesús Puppo, Raúl Héctor Donsanti, Tito Rebottaro, Claudio Vivas, Rodolfo Ingaramo, Omar Nazca, José Luis Pavoni y Roque Raúl Alfaro. Con ellos colaboran los preparadores físicos Carlos Vignale, Ricardo Trusendi, Ariel Palena, Adrián Buzzo, Luis Zarantonello y Ramón Boarelli. Junto a ellos está, desde siempre, el masajista Indalecio Aguilar, un correntino de Esquina que parece una réplica de Atahualpa Yupanqui. Aguilar se emociona al saludar a Ernesto Duchini.

-Siempre lo admiré pero nunca había tenido oportunidad de conocerlo -le dice. Y agrega: usted se deja ver poco pero es como las raíces, que tampoco se ven y sin embargo el árbol sigue dando frutos. En el complejo de Bella Vista entrenan 400 chicos fichados en las categorías infantiles, juveniles y de primera división (rosarina), más de 1.200 pibes del fútbol recreativo que luego abastecen a las categorías fichadas.

Griffa informa: "Nosotros vemos un promedio de 4.000 chicos por año. La mayoría vienen a someterse aquí a las pruebas pero en algunos casos viaja alguno de mi equipo para observarlos en su propia provincia. Tenemos gente en varias ciudades que nos avisan cuando creen que aparece alguno con condiciones no comunes".

Los tiempos cambian. Duchini sonríe. Piensa en los 4.000 chicos que aparecen por esas canchitas de Newell's y en los potreros que él caminó para "pescarlos" de a uno. Le pedimos algunos ejemplos. -A Roberto Perfumo lo vi jugar en una canchita de Sarandí y enseguida lo fiché para River, porque yo estaba trabajando allí. Tenía pasta y ganas. Llegó hasta la cuarta división y estaba para dar el gran salto, pero los dirigentes del club trajeron al "Gordo" Díaz, que también decían que era un descubridor de cracks. Díaz vino con un montón de pibes y para ficharlos hubo que darles el pase en blanco a otros. En la volteada cayó Perfumo. Yo renuncié, me contrató Racing y enseguida lo llevé a Roberto.

Otros de los preferidos de don Ernesto fue Oscar "Pinino" Más. -Lo vi un sábado por la mañana que había salido con mi señora a dar una vuelta por ahí... Tomé por la avenida General Paz y en la canchita de Siam vi a un chiquito que tenía una potencia bárbara. Hablé con el padre y lo fiché para River. De un potrero de San Andrés saqué a Carlitos García Cambón; de otro de Villa Marteni a Mario Rodríguez; de uno de Grand Bourg al "Tanque" Neumann, todos esos fueron para Chacarita. Siempre me acuerdo también de Carlos Ischia. Había estado en Boca y no había pasado nada. Tenía un físico chiquito, muy chiquito. Yo le veía unas condiciones bárbaras, hablé con el padre y me lo dejó. Enseguida se lo llevé al doctor Pittaluga y mire lo que hizo: ilschia fue un jugadorazo! Griffa no quiere hablar de preferencias, pero aparece el Gringo Ricardo Giusti, como un símbolo, como un modelo por su sacrificio y perseverancia. Y el mismo Griffa le pide a Duchini un nombre de los muchos que él tuvo y se asombra cuando don Ernesto elige a Ricardo Pegnotti. No lo recordaba.
Imagen La foto lo comprueba: Griffa y Duchini tienen un camino común.
La foto lo comprueba: Griffa y Duchini tienen un camino común.


-iHuy!, ese era un fenómeno, pero no tuvo suerte. Siempre se lesionaba en el mejor momento. Fue un seis de lujo que tuvo Chacarita en los años '50. La tarde se va y hay que volver con Duchini a Buenos Aires. Quedan algunas preguntas.

-¿No sería bueno que se les exigiera a los técnicos dirigir las divisiones inferiores antes de llegar a primera?

DUCHINI: - ¡A todos se les debería exigir eso!

GRIFFA: -El primer título tendría que ser el de director técnico de divisiones inferiores. Esa debería ser la obligación de la escuela de técnicos. Después, el entrenador recibido tendría que dirigir por lo menos dos años las inferiores antes de llegar a primera.

DUCHINI: -Aunque parezca mentira, todos los días se aprende algo de los chicos.

GRIFFA: -Es un ida y vuelta: los chicos aprenden de nosotros y nosotros de ellos.

-¿Es bueno que el técnico de las inferiores antes haya sido jugador?

GRIFFA: -El que pisó un vestuario como jugador tiene una ventaja notable con relación al que nunca lo hizo. Esa es la diferencia entre los técnicos de la actualidad y los delegados de antes.

-¿Son buenas o malas las escuelitas de fútbol?

DUCHINI: -De alguna forma reemplazan a los potreros que ya no existen. Además sacan a los chicos de la calle. Son positivas si el que enseña, y no importa el nombre que tenga, ama a los pibes y les sabe transmitir todo lo positivo que tiene el fútbol. Ahora, si los agarra un bandolero que sólo quiere llenarse de plata... iPobres chicos!

GRIFFA: -Yo las veo en primer lugar como un negocio. Creo que las encaran como eso, pero no niego que cumplen una función social en la actualidad. Lo importante es que los que enseñan, sepan. Un abrazo sella la despedida de Griffa y Duchini. Un abrazo que encierra una misma pasión por el fútbol, por la docencia, por los chicos. La última frase también los une. La dice Griffa y la comparte Duchini:

-A los chicos todo se les puede perdonar: menos la deshonestidad y la deslealtad.

 

JORGE BERNARDO GRIFFA

Nació el 7 de julio de 1936 en la ciudad santafecina de Casilda. Jugó en las inferiores del club Alumni desde donde, cuando tenía 16 años, pasó a la cuarta división de Newell's. A los 17 debutó en primera contra Independiente jugando de lateral izquierdo. Ya como zaguero central llegó a la Selección que ganó el Sudamericano de 1959 que se jugó en Buenos Aires. Fue titular, marcó a Pelé en el partido final del que se retiró por una lesión cuando faltaban quince minutos. Enseguida Newell's lo transfirió al Atlético de Madrid donde fue figura durante diez años consecutivos. Dejado libre tras una hepatitis firmó para el Español de Barcelona y jugó tres temporadas más. Dejó el fútbol cuando tenía 36 años. En 1972 se hizo cargo de la primera de Newell's, a los pocos meses pasó a dirigir las inferiores.

ERNESTO DUCHINI

Nació el 15 de noviembre de 1910 en el barrio Norte (Charcas y Pueyrredón) pero a los pocos años se trasladó a "su" barrio: Villa Crespo, del que no salió nunca más. Se inició en las inferiores de su único club, Chacarita Juniors, y llegó a la primera división con apenas 16 años, bajo la protección de Renato Cesarini, a quien admiró primero como compañero y después en toda su trayectoria. Jugó de lateral derecho, en los tiempos en que ese jugador marcaba a la pareja izquierda del ataque rival "aunque cuando tenía que enfrentar al Chueco García le hacía marca individual y al diez que lo agarre otro". Se retiró en 1938 y enseguida se hizo cargo de la dirección técnica del equipo que en 1942 dejó para dedicarse, exclusivamente, a las divisiones inferiores. Desde 1954 fue seleccionador de la Asociación del Fútbol Argentino.

 

EDUARDO RAFAEL y LEONARDO BURGUEÑO

Fotos: GERARDO HOROVITZ 

1993