Las Entrevistas de El Gráfico

1988. ¨Soy hombre de Bilardo, pero respeto a Menotti¨

Para un referente de la Selección de Bilardo pudo haber sido un problema el arribo de Menotti al club donde él estaba jugando, pero el mismo Cabezón desactivó la polémica y remarcó el respeto que le tenía al Flaco.

Por Redacción EG ·

27 de junio de 2019

El destino tiene estos juegos. El país es el mismo, Australia, y el personaje no cambió, es Oscar Alfredo Ruggeri. Pero hay dos historias y un hilo comunicante que reaparece en estas horas, obligando el recuerdo de otras lecturas.

Una historia tiene sabor amargo. Aquí en Australia, en 1981, se jugó un Mundial Juvenil, y Ruggeri se quedó en Buenos Aires con las ilusiones golpeadas. La otra dibuja con un trazo muy grueso la parábola del destino: en 1988 es el capitán de la Selección Nacional que juega la Copa de Oro del Bicentenario de Australia. Y el hilo comunicante es muy importante en estas horas, ni siquiera hay que enunciarlo, aparecerá en el diálogo...

—Ese Mundial no me lo puedo olvidar, porque nunca me dijeron la verdad de frente. Yo siento que quedé afuera, pero mal, no hubo una cosa lógica, coherente. Me mintieron, y me dolió.

—Parece una actitud rencorosa, pasaron muchos años.

—Rencorosa no... Yo gané todos los títulos que puede tener un jugador de fútbol, todos. Pero aquello dejó una raíz, fue un momento muy feo a una edad donde todo se mira con otra pureza.

—Hace poco hablaste este tema en EL GRAFICO y tengo una sensación: Menotti cree que vos lo culpas a él.

—No. Cuando yo digo me mintieron me refiero a Roberto Saporiti, y no a otro. El técnico de esa Selección Juvenil era Saporiti.

—Menotti ya está en River. ¿Este tema puede producir algún cortocircuito entre ustedes? Menotti y Saporiti son muy amigos.

—Pienso que no. Yo imagino un respeto mutuo, de ida y vuelta, como debe existir entre el técnico y el jugador.

Imagen Oscar Alfredo Ruggeri nació el 26 de enero de 1962 en Córdoba. Debutó en Boca en 1980, luego pasó directamente a River en 1985.
Oscar Alfredo Ruggeri nació el 26 de enero de 1962 en Córdoba. Debutó en Boca en 1980, luego pasó directamente a River en 1985.

—¿Qué expectativas tenés? ¿Cómo imaginás esa relación?

—En este momento mi prioridad es la Selección. Quiero ganar esta Copa en Australia, por dos motivos fundamentales. Primero, para que todos sepan que este equipo es el campeón del mundo, a pesar de los cambios. Y segundo, tenemos que demostrarle al técnico que estamos para jugar el Mundial del '90. Hay que hacer las cosas bien porque nadie tiene la titularidad asegurada.

—¿Vos tampoco?

—Es malo quedarse tranquilos. Yo conozco todo de memoria, sé qué quiere Bilardo para esto o para lo otro, pero no me va a llevar a Italia porque me llamo Ruggeri. Le tengo que demostrar que ando bien. Somos varios los que buscamos lo mismo, hay un par de pibes...

—¿En quiénes estás pensando?

—Bueno, no son tan pibes, a veces usamos mal las palabras. Hoy todo el mundo mete igual, grandes o chicos. Decían que Racing había puesto un equipo de pibes para jugar la Liguilla, y casi nos pasan por arriba. Yo me refería a Fabbri, a Lorenzo, andan bien. Los nombro a ellos porque juegan en mi puesto, pero no son los únicos, también está Cuciuffo. Competimos todos.

Voy a volver al tema Menotti. Te conozco desde hace muchos años y pienso que la cosa te preocupa. ¿Me equivoco?

—No, pensás bien, pero todo lo que te dije de la Selección y de Australia es así, es una prioridad.

—Sí, no tengo dudas. Pero también estás muy jugado como hombre de Bilardo, y son tus palabras, no las mías.

—Sí, lo dije en EL GRAFICO, en la última nota.

—¿ Y no quedaste muy comprometido? Vos sabías que llegaba Menotti.

—No, porque lo siento así. Y no voy a cambiar las palabras para quedar mejor o peor con Menotti. Yo me siento muy identificado con la Selección que dirige Bilardo. Mucha gente debe pensar: "Qué problema Ruggeri, lo tiene a Bilardo en la Selección y a Menotti en River. Es cierto, a veces pienso lo mismo. Voy a entrenar tres veces por semana en Ezeiza y voy a aparecer los viernes a River. Se cae de maduro que tácticamente tienen diferencias, que es una situación difícil para cualquier jugador, pero el verdadero profesional tiene que superar estas cosas.

—Estás marcando una preocupación. Tengo que reconocer que muy pocos jugadores son capaces de decir lo mismo en voz alta.

—Y no sé si lo voy a hablar en el futuro, porque no quiero crear un enfrentamiento. Yo digo: soy hombre de Bilardo. Es cierto, lo pienso hoy y lo voy a pensar mañana. Pero no estoy eligiendo, a Menotti todavía no lo conozco. Lo único que me puedo imaginar por el momento es lo que dije antes: mucho respeto de ida y vuelta.

Es así, tiene pasta de caudillo, a veces  con un halo de soberbia, propia de los que mandan (en un plantel de fútbol o en lo que sea), pero también transmite sinceridad. Ruggeri no especula. Siente, dice, es así...

—Vas a volver a River y habrá caras extrañas...

—Eso de caras extrañas es un poco duro...

—Tampoco fue mi intención. Lejos del país todos somos un poco tangueros, por lo menos asociando palabras.

—Sí, voy a encontrar gente nueva. Se me fueron amigos, un grupo que me hacía sentir como en mi casa: Pumpido, Gutiérrez, Gorosito, Goycochea, antes Funes, Francescoli, Dalla Libera. No digo que la amistad era igual con todos, pero existía el compañerismo. Y bueno, hay que acostumbrarse. El día que nos separamos con el Flaco Gareca tuve la misma sensación. Lo lindo es que voy a Cali y el Flaco me abre su casa, y cuando vaya a Sevilla va a pasar lo mismo con Nery, o con Funes en Grecia o el Tano Gutiérrez en Italia. Nos separamos pero sigue la amistad.

Imagen Superclásico frente a Boca. Oscar jugó en River desde 1985 hasta 1988. En el Millonario disputó 112 partidos y marcó 5 goles.
Superclásico frente a Boca. Oscar jugó en River desde 1985 hasta 1988. En el Millonario disputó 112 partidos y marcó 5 goles.

—¿Está bien lo que hizo River? Digo, armar un equipo nuevo...

—Yo no manejo el patrimonio del club. Tampoco digo que esto no me interesa, si no parecería que lo único que me importa es sacar de River una buena prima y un buen sueldo, nada más. Pero hay cosas que escapan a las decisiones de un jugador.

—¿Santilli quiso cortar cabezas?

—Cortarle la cabeza a un jugador es dejarlo en una situación difícil. Y no es el caso. Los que se fueron de River están en Italia, España o Colombia. Nadie fue a Chile o Bolivia.

—¿Cuál es tu opinión de Santilli?

—Es el mejor empresario que tiene el fútbol argentino, por lejos.

Cuando veníamos volando hacia Australia, me dijiste que no te había gustado una nota de EL GRAFICO: ¨El día que llovieron huevos¨.

—Me parece que algunas cosas no son correctas, no ocurrieron exactamente así. Pero lo que más me molestó es el sentido de la nota. El que sale mal parado es Griguol, ustedes lo criticaron mucho, y allí queda como que no sabía manejar al grupo.

—No es el sentido de la nota. Allí se cuenta un incidente. Y te pregunto: ¿existió o no?

—Cualquier cosa que pasa en River es nota, hasta cuando se rompe una silla. Mejor sería hablar de injusticias...

—¿Por ejemplo?

—De que Griguol no es culpable de lo que pasó en River. Los que perdimos los partidos y los campeonatos fuimos los jugadores. El día que le ganamos al América en Cali, hubo dirigentes que se tiraron a la pileta con los jugadores. Las fotos están en EL GRAFICO. Pero cuando se pierde hay un drama por un par de huevos...

—¿Tu crítica alcanza también a Santilli?

—No, y no lo separo porque sea el presidente o para quedar bien. Santilli nunca habló públicamente de falta de disciplina, fueron otros...

—El plantel de River, el que prácticamente quedó desmembrado, tenía fama de indisciplinado...

—Creo que no es justo. Era un grupo joven que festejaba algunas cosas con un poco de ruido, nada más.

—¿Con Carlos Griguol también?

—El grupo le respondió siempre. Yo quiero decir que el cuerpo técnico que se fue es buena gente, que en las charlas nos dejaron muchas enseñanzas. Los resultados del trabajo de Griguol se iban a ver en la segunda temporada, pero River es así. En otro lado salir segundo o clasificar para la Liguilla es un éxito, en River sólo sirve el título.

—¿No falló en nada Griguol?

—Primero voy a aclarar que yo podría ser el hijo de Griguol, y que cualquier cosa que diga no va con aire de crítica. Es una impresión, nada más. Ya dije que los culpables fuimos los jugadores y no el técnico. A mí me parece que tardamos en conocernos, que Griguol se hizo más comunicativo en los últimos meses.

—Vos sabés que exactamente estas mismas palabras me las dijo un día Rocchia. En Ferro pasó lo mismo. Los primeros tiempos Griguol no hablaba...

—Claro, pero en Ferro había tiempo para todo, y ojo que lo digo con todo respeto, porque me parece una gran institución. En River los resultados tienen que ser inmediatos. Yo digo que no debe ser fácil llegar a River, donde hay 30 jugadores y todos quieren ser titulares. Cuando hay once que juegan y cinco en el banco todo es más sencillo.

—Tenés alguna relación con los jugadores que están llegando a River?

—Al único que conozco bien es a Siviski. También viene Higuaín, ¿no? Con él nos cruzamos un par de veces, charlamos, quedó una buena onda. A los demás muchachos, Chilavert, Zamora, Bevilacqua, sólo los tuve de rivales en una cancha de fútbol.

Imagen Su palmares en River es destacable. Ganó el Campeonato 85/86, la Copa Libertadores de 1986, la Intercontinental del mismo año y la Interamericana de 1987.
Su palmares en River es destacable. Ganó el Campeonato 85/86, la Copa Libertadores de 1986, la Intercontinental del mismo año y la Interamericana de 1987.

—¿Y de Menotti no hablaste con nadie?

—Bueno, llevo varios años cerca del Tolo Gallego. En una charla de concentración o de amigos siempre se dicen cosas de los técnicos. El Tolo habló muchas veces de Menotti. Ahora tengo que hacer la experiencia personal.

—¿Te sorprendió la capitanía de la Selección?

—Sí, yo pensé que le tocaba a Giusti, pero Carlos tiene estas cosas. Lo dijo en la conferencia de prensa, cuando llegamos a Melbourne. Lo supieron primero los periodistas. Yo asumo que es una cosa provisoria, el capitán de este equipo es Diego Maradona, pero no deja de ser un honor, porque Argentina es el Campeón del Mundo, juegue quien juegue...

—Desde afuera existe una impresión muy clara, el liderazgo que ejercen Giusti, Batista, vos. Los demás acompañan.

—Yo no me siento líder, ni nadie me dijo en una reunión "vos mandás". Pero creo que Bilardo se siente respaldado por nosotros, digo, los que llevamos más tiempo en la Selección. El Gringo, el Checho o yo no necesitamos hablar con Bilardo, lo miramos y ya sabemos qué piensa. Eso es todo, después lo trasladamos al grupo.

Copa de Oro del Bicentenario de Australia. El deseo de un festejo a todo fútbol, en un país de escasa tradición y afición por este deporte, apuntó enseguida a los campeones mundiales como invitados de honor para tratar de sacudir el ambiente. Para verlos en acción, para conocerlos de cerca... Y aquí está él.

Oscar Alfredo Ruggeri, a los 26 años, una tarde en Adelaide, en esta Australia que alguna vez le dolió a la distancia, y que ahora lo ve capitán del equipo de Bilardo. Es un juego del destino.

 

 

Por NATALIO GORIN

Fotos: ARCHIVO "EL GRAFICO".